Foto oficial de la reunión de Primeras Damas / gtres

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La revolución sonriente de un caballero entre Primeras Damas

La presencia de Gauthier Destenay, marido del Primer Ministro de Luxemburgo, entre lo más comentado

De esta última cumbre de la OTAN se recordarán varias cosas: el rol de cobrador del frac de Donald Trump, decidido a exigir más dinero a los países europeos; el desplante de Emmanuel Macron al dejarlo para el final en su saludo y el letal apretón de manos que el Presidente estadounidense le aplicó en venganza; pero, sobre todo, la presencia de Gauthier Destenay, marido del primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, en la foto oficial que inmortaliza la tradicional reunión de Primeras Damas. Esta incursión de lo masculino en territorio monopolizado por mujeres tiene su miga, política, feminista y LGTBI.

Lo cierto es que otros hombres pudieron romper hace años el monopolio femenino de esta foto, ya que son y han sido muchas las mujeres heterocasadas que han ostentado la máxima responsabilidad gubernamental, de Margaret Thatcher a Angela Merkel y Theresa May, sin ir más lejos de la OTAN. Sin embargo, ninguno de ellos se ha sumado a este grupo de Primeras Damas, que durante la cumbre son entretenidas con un interesante programa de visitas culturales y paseos de compras. ¿Por qué?

Esta ausencia de las parejas de las mujeres con poder de las reuniones de consortes pone directamente en cuestión el llamado “ Programa de Esposas de los Presidentes de Estado y Gobierno de la OTAN”, cuyo papel no va mucho más allá de acompañar a sus esposos en las cenas y recepciones oficiales. ¿Por qué unos prefieren y pueden seguir con sus ocupaciones y profesiones, mientras ellas parecen abocadas al papel de adorno sin contenido? ¿Por qué no pueden ellas continuar con sus tareas mientras sus esposos se dedican a dirigir el mundo?

Otra cuestión interesante tiene que ver con cierto sentimiento de incomodidad que pueden sentir las representantes de países en los que, a pesar de la altura de siglo a las que estamos, no aceptan las relaciones homosexuales ni el matrimonio entre gays. Vestida de azul de pies a cabeza está Emine Erdogan, esposa del presidente de Turquía, donde los homosexuales no pueden casarse. La Primera Dama búlgara Desislava Radeva, con el 'clutch' rosa, quizá tampoco entiende que un gay pueda posar a escasos metros de ella para una foto oficial. En este contexto, la presencia de Destenay es mucho más que una anécdota. Es una pequeña gran revolución.

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