La influencer Aimee Song suma más de 4,5 millones de seguidores en su cuenta de Instagram / adobe stock

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Hacienda no se fía un pelo de las influencers

La inspección puede comprobar si los contenidos publicitarios han sido cobrados de la manera adecuada: dadas de alta en el Impuesto de Actividades Económicas y generando facturas

Era cuestión de tiempo que la Hacienda española comenzara a vigilar la actividad social de las denominadas “ influencers”, prescriptoras de productos a miles de fans desde su canales sociales. En Estados Unidos, el gobierno federal lleva un año siguiendo las transacciones de las bloggers y vbloggers más célebres de la red social y alertando de que regalos, comidas y viajes deben ser declarados. Y, por supuesto, facturar legalmente cada recomendación de productos que lleven a cabo en sus plataformas.

Esa es precisamente la zona gris sobre la que Hacienda quiere hacer luz: la de la publicidad encubierta. Las prescriptoras deben advertir a sus seguidoras que cuando cantan las alabanzas de una prenda, una crema o cualquier otro objeto, están haciendo publicidad. Así, la inspección puede comprobar si dichos contenidos publicitarios han sido cobrados de la manera adecuada, esto es, desde el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, dadas de alta en el Impuesto de Actividades Económicas y generando facturas.

Muchas “influencers” con poco tráfico o pocos clientes prefieren (siete de cada 10), de hecho, el pago en especie: los regalos que las marcas puedan hacerles no tienen porqué se declarados (de momento). Otra opción para aquellas que aún no tengan los ingresos suficientes para hacerse autónomas es recurrir a las cooperativas de facturación, donde a cambio de un 7% del bruto y una cuota de socieo se encargan de que los pagos sean legales.