Ivanka Trump en Washington. / gtres

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¿Es Ivanka Trump la aliada secreta de Angela Merkel?

Merkel quiere convertir a Ivanka en su puente hacia Trump: confía en que las relaciones entre Estados Unidos y Alemania puedan volver a la tranquilidad de la era Obama.

La semana pasada, Donald Trump volvió a dejar claro el papel que sueña para su hija, consejera presidencial: su sustituta. Con un sentido hereditario de la política más propio de una familia real que de la primera familia estadounidense, Trump hizo que Ivanka le sustituyera en varias reuniones del G20, el grupo de los 20 países más poderosos del globo, que tuvieron lugar en Hamburgo. El escándalo, mayúsculo, recorrió las redes y las delegaciones de los distintos países: ¿ cómo una mujer sin formación y sin legitimidad electoral podía representar a Estados Unidos en reuniones tan importantes?

Las acusaciones de nepotismo se sucedieron entre analistas y tuiteros, que ponían el foco sobre cómo "una famosa de Nueva York sin preparación ni cualificación" o "una ex modelo" podía sentarse al lado de Theresa May para hablar de la deuda de los países africanos. Sin embargo, Angela Merkel, la mujer más poderosa del mundo y según el diagnóstico unánime de la prensa asistente al G20 la nueva líder mundial, no mostró ningún disgusto por la presencia de Ivanka. Al contrario: indicó que entra dentro de las competencias de cada delegación decidir quién de sus integrantes sustituye al presidente en caso de ausencia. "Es obvio que Ivanka trabaja en La Casa Blanca", apostilló.

Ivanka forma parte del equipo del presidente norteamericano en calidad de asesora, si bien no es habitual que sean funcionarios de este rango los que toman el relevo de los mandatarios cuando éstos se ausentan de la sala. Para algunos comentaristas, la bondad de Merkel para con Ivanka no tiene nada que ver con cierto paternalismo, sino que responde a una estrategia que comenzó a gestarse el pasado abril, cuando Ivanka fue invitada a un panel de debate con la presidenta alemana, la presidenta del FMI, Christine Lagarde, o la Reina Máxima de Holanda para discutir la perspectiva feminista de las mujeres con poder. Merkel quiere convertir a Ivanka en su puente hacia Trump: confía en que las relaciones entre Estados Unidos y Alemania puedan volver a la tranquilidad de la era Obama.

Su plan podría salir bien: nada puede agradar más al Presidente Trump que se trate con mano de terciopelo a su hija, sobre todo vista la agresividad de las críticas que su presencia en las reuniones de alto nivel suscita. El sábado, en una de las reuniones del G20 dedicadas al empoderamiento económico de las mujeres a la que Donald Trump se sumó brevemente, el Presidente declaró que se siente "muy orgulloso" del trabajo hecho por su hija, asegurando que lo está "desde el primer día", porque es "una campeona". "Si no fuera mi hija, sería mucho más fácil para ella. Puede ser (que tenerme como padre sea) la única cosa mala que tiene", ironizó entre las risas de los asistentes al acto.

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