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Las (nuevas) chicas Velvet

Vuelve el universo de amor y lujo de las galerías Velvet, pero con nuevas protagonistas. Marta Torné, Mónica Cruz y Andrea Duro nos descubren las entretelas de una de las series más esperadas de la temporada.

Marta Torné lleva vestido de CH Carolina Herrera, salones de Úrsula Mascaró y anillo de Suarez. Mónica Cruz, chaqueta y falda de Elisabetta Franchi, y sandalias de Lodi. Andrea Duro, vestido de Maje y sandalias de Salvatore Ferragamo. / chesco lópez

beatriz g. manso

Mientras para muchos corrían esos días de verano perezosos, viajeros, improvisados y trasnochadores, para las actrices Mónica Cruz, Marta Torné y Andrea Duro el ritmo se aceleraba, los madrugones se sucedían y las escapadas quedaban reducidas a los fines de semana (¡y gracias!). La culpa ha sido de Velvet Colección. En esos grandes almacenes de ficción, han trabajado a ritmo intensivo para preparar el estreno de la temporada (el 22 de septiembre, en Movistar+). Con el otoño llega la continuación de la serie, con nuevas tramas que giran en torno a la inauguración de su boutique de Barcelona, decorados más modernos acordes con los tiempos, nuevas tendencias de moda (la minifalda, el biquini, las botas altas...) y nuevos rostros. Mónica Cruz, Marta Torné y Andrea Duro, tres de los nuevos fichajes de la serie, se han quedado sin vacaciones. Pero han hecho lo que han podido...

Mónica Cruz llega a la cita con Mujerhoy con su hija Antonella, la cuidadora y las maletas preparadas para salir pitando con rumbo a Marbella. Ayer tocó jornada intensiva de rodaje, que empezó a las 12 de la mañana y terminó a las 11 de la noche. Mónica está cansada, no lo niega, "pero no por las horas, sino porque tocaba rodar en un tablao y bailé mucho".

Emperatriz gitana

En Velvet Colección, la pequeña de las hermanas Cruz interpreta a Carmela Cortés, la bailaora más famosa de finales de los 60, la época en la que transcurre esta nueva entrega de la serie. Un personaje que enganchará, porque saca la vis más divertida de la actriz. "Desde que entro en las galerías como una emperatriz gitana, con todo mi séquito, y nos arrancamos a bailar por bulerías, todos flipan. En esa época, las mujeres que iban a ese tipo de boutiques eran tan finas, tan bien vestiditas, tan discretas, que mi entrada les deja a todos sin habla... ¡Ese contraste es maravilloso! Pero es lo que tiene el flamenco, una verdad y una pureza que, al final, es una manera de vivir".

Para interpretar a su personaje se ha inspirado en Lola Flores, repasando una por una sus entrevistas y los vídeos de sus actuaciones, con el objetivo de darle toda su energía y su carácter. "Ella ha sido mi referente y fíjate que podía haber seguido más otro tipo de perfil como Carmen Amaya, que me fascina y es más bailaora, bailaora; pero la personalidad de Lola Flores era única, con una fuerza inigualable. De ella he cogido la forma de hablar, la pasión que ponía en todo, que lo mismo te contaba que se estaba tomando un café como que le habían robado, con la misma intensidad. Y esa cosa de hipnotizar con los ojos...".

Se nota, por el entusiasmo con el que se explica, que el baile siempre ha sido la gran pasión de Mónica Cruz. En él puso toda su energía desde los cuatro años y esa profesión le permitió recorrer el mundo con la compañía de Joaquín Cortés. " Le dediqué mi vida entera. Un bailarín trabaja 10 o 12 horas al día, tenga trabajo o no, es como un deportista de élite. Durante el tiempo que estuve con Joaquín, el nivel era tremendo: llenábamos el Radio City de Nueva York, estadios de fútbol con 10.000 personas... Y eso era a diario, durante más de siete años. Fue una etapa maravillosa, pero no tenías vida personal, siempre de gira, siempre de hotel en hotel. Llegó un momento en el que sentí que había quemado esa etapa y que tenía que plantearme qué hacer".

Y la suerte lo decidió por ella porque la llamaron para Un paso adelante, el papel que le permitió, sin parar de golpe de bailar, hacer la transición hacia la interpretación. Así encontró el equilibrio entre las que considera "dos expresiones diferentes de un mismo arte".

Y ahora que su hija Antonella tiene ya cuatro años, también lo ha encontrado entre la vida profesional y la personal. En su maternidad no hay nada de improvisado, cada paso que ha dado ha sido muy meditado: eligió ser madre en solitario y dedicarse a tiempo completo a su cuidado. "Era lo que yo quería, dedicarme a ella día y noche y tuve la suerte de poder permitírmelo. Y sigo así, solo que la cuerda se va soltando de manera natural, sin forzar". Le ha dado el pecho durante tres años y en todo ese tiempo no se han separado.

Apego con pasión

"El primer día que salí, para ir a un concierto de Lenny Kravitz, sentía como que había un imán que tiraba de mí. Pero descubres que puedes salir y dormir una noche fuera, cuando sabes que tu hija está bien cuidada. Aun así, cuando me separo de ella prefiero estar currando a tope, porque si no, me entra la pena. Y no es porque me sienta culpable, lo que siento es vacío: donde está mi enana, tengo que estar con ella". Como si la hubiera invocado con su pensamiento, la niña aparece de repente, se hace un hueco en su regazo e interrumpe por un instante la conversación, reclamando un beso. Mónica Cruz siempre deseó ser madre.

"Cuando me separo de mi hija me invade la oena, no por la culpa sino por el vacío"

Mónica Cruz

"No es algo que se decida de un día para otro. Yo estuve muchos años dándole vueltas a las posibilidades, contemplé la adopción, hice mi vida, aparqué la idea porque no era el momento.... Tuve mis relaciones que no funcionaron, pero no pasa nada. No quería verme con 50 años sin hijos, solo porque no había llegado la persona adecuada". Así que recurrió a la inseminación artificial y lo contó claramente, sin tabúes, rompiendo una lanza a favor de la maternidad en solitario. "En mi profesión tienes que tener muy en cuenta el chismorreo. A mi hija se lo cuento todo con mucha naturalidad y no quería que cada vez que me vieran hablando con un señor todo el mundo especulara sobre si era el padre de la niña. Pues no, no es nadie. Para mí es un ángel, porque mira lo que me ha regalado".

Y así escribió su propio cuento, sin esperar la llegada de príncipes azules. "El hombre perfecto no existe, ni tampoco la mujer perfecta. Así que decidí no depender de nadie y tirar para adelante con todas las consecuencias. Yo quiero mirar atrás, repasar mi vida, ver a mis hijos, a mis nietos y recordar todo lo que hemos hecho y vivido juntos. Esto es lo que me ha hecho sentir más realizada, ni el trabajo ni nada".

El mono que lleva Mónica es de Chiara Boni. / chesco lópez

¿Cuáles son sus personajes?

  • Andrea Duro, en el papel de Marie Leduc. "Es una chica de origen español que ha vivido mucho tiempo en París, por lo que es poco más moderna: lleva vestidos cortos, botas altas, boinas, pantalón. Y siempre ayuda a la gente con problemas".

  • Mónica Cruz, como Carmela Cortés. "Es la bailaora más célebre de la época. Una gitana muy libre, en su vida personal y profesional. Quiere renovar la imagen de su compañía, por eso va a las galerías Velvet".

  • Marta Torné encarna a Paloma. "Es la mano derecha de Clara (Marta Hazas), una mujer con mucha energía e ilusión, algo naif y muy frágil. Su exnovio le rompió el corazón y es muy enamoradiza"

Tatuada con la Torre Eiffel

Precisamente sobre el trabajo están charlando sus dos compañeras de reparto ("Fíjate que a mí me da que me van a liar con este", "pues yo creo que no van a ir por ahí los tiros"...), haciéndole, de tanto en tanto, una carantoña a Antonella. Andrea Duro tiene tatuada la Torre Eiffel en el antebrazo y, como si fuera una especie de augurio del destino, interpretará en Velvet Colección a una parisina con raíces españolas. Poco a poco, papel a papel, va desprendiéndose de aquella imagen de adolescente macarra que interpretó en Física o Química, con apenas 16 años, y de la desgastada etiqueta de promesa de la interpretación. Cosas de triunfar tan joven.

A ella la vocación le venía de casta. "Mi madre ha hecho mucho teatro y mi padre me llevaba a verla cuando tenía función. La primera obra que vi fue La casa de Bernarda Alba, así que me iniciaron en el teatro metiéndome en el pecho a Lorca, a quien yo ya leía con siete u ocho años, porque mi abuelo me regalaba sus libros". De respuesta a bocajarro, Andrea cuenta que en su casa siempre hubo un empeño especial por alimentarles la creatividad. "Desde niños hemos visto mucho teatro y cine, hemos escuchado música. Mi madre, además, prácticamente nos obligaba a jugar con la imaginación y todo esto son factores que marcan. Yo nunca tuve un juego, una Play o algo así, todo eran disfraces, muñecas, lápices y papel...".

Tras debutar a los 15 en Cuestión de sexo, conoció pronto la dureza de una profesión en la que uno no se abre camino si no es con trabajo y más trabajo. A currárselo a diario aprendió sin remedio con la serie El secreto de Puente Viejo y luego se doctoró con los 240 episodios de Amar es para siempre. El salto a la gran pantalla lo dio con Tres metros sobre el cielo, una de las películas de mayor tirón entre el público joven.

"No soy muy romántica, y cada vez lo soy menos. No sé qué será de mí cuando tenga 50 años".

andrea duro

Y no parece dispuesta a abandonar ese olfato para detectar los proyectos que engancharán. Este año ha participado en Perdóname, Señor y espera impaciente el de La catedral del mar. "Nada que ver con el glamour de Velvet. En la primera soy una prostituta malvada y en la otra hago un personaje maravilloso que es Aledis, que sufrirá muchísimo. Es el papel más difícil que he hecho en mi vida: fue muy duro". La adaptación para la televisión de la famosa novela de Ildefonso Falcones, ambientada en la Barcelona del siglo XIV, se ha convertido, con unos 1 2 millones de euros, 170 actores y más de 3.500 figurantes, en la serie de mayor presupuesto de todas cuantas se han hecho en España.

A Andrea todo eso le da igual, solo le importa sacar lo mejor de su personaje. "Como actriz, viajas a esas épocas y piensas: "Uf, qué vida tan dura y ". A mí me gusta trabajar con la capacidad que tengo de empatizar con el personaje y eso es bueno para un actor pero a la vez me hizo sufrir tanto... Porque estamos en el año 1300 y es tremendo lo que le pasa. Sufrí mucho por no poder defenderla de todos los agravios que recibe. Lo pasé mal, me la llevaba a casa todos los días, ha sido el único personaje que no he sido capaz de desprenderme en los cuatro meses que duró el rodaje, y mucho tiempo después".

Por eso está encantada con el cambio de registro que le brinda Velvet Colección, más frívola, de amor y lujo... Aunque ella, confiesa, no cree nada en cuentos de hadas y finales felices (a pesar de su actual romance con el futbolista Javier Hernández, Chicharito). " ¡No, qué va! A mí me van los finales más trágicos. No soy muy romántica, nada ñoña y con los años cada vez lo soy menos. No sé qué será de mí cuando tenga 50. Probablemente seré odiosa y muy borde", dice, terminando con una carcajada.

Andrea Duro lleva vestido de encaje de Blumarine y pendientes de Suarez. / chesco lópez

Barcelona en Madrid

Curiosamente, Marta Torné se imagina siendo lo contrario, "una viejecita con buen humor". Aunque confiesa que tiene sus días romanticones, la mayor parte del tiempo las películas de amor le parecen una tontería y no comulga con esos finales idénticos, como si la felicidad solo tuviera un camino. "Para mí es el final de los cuentos, cuando dicen que serán felices para siempre, donde empieza la historia y cada uno escribe la suya. Mi cuento no se parece en nada al que nos han contado: estoy casada, pero mi marido y yo vivimos en ciudades separadas, y no tengo hijos, ni quiero tenerlos. Mi historia de amor es diferente, pero para mí funciona". Y así le tocará seguir, con la maleta a cuestas. Porque, aunque el argumento de Velvet se desarrolla en Barcelona, se rueda en platós de Madrid. "Los exteriores allí no funcionarían, porque la Barcelona de hace 50 años ya no existe. Y me da pena, porque es la ciudad en la que vivía mi madre que tenía mi edad precisamente en esa época. Creo que ella vivió los mejores años de Barcelona".

"Empecé a actuar casi con 30 años y por casualidad: lo tenía todo en contra".

marta torné

Repasando su currículum, se cuentan cerca de una veintena de títulos, entre series, películas y teatro (El internado, Gran Reserva, Los protegidos, El ministro...). "¿De verdad? -exclama incrédula-. ¡Ostras! Y eso que empecé casi con 30 años y todo fue de casualidad y con todo en contra: no estaba preparada, no había estudiado, mi personaje era la madre de Yon González, que no encajábamos por edad... ¡Pero al final me salió! Y ahí estaba yo, con un papel protagonista en El internado, junto a Amparo Baró y Luis Merlo, en la que todos decían que era la serie de la temporada". Tal vez, el truco esté en no dejarse apabullar por la responsabilidad, en ser ambiciosa y valiente. Y en apostar a lo grande, como hace ella.

Este año ha movido ficha en Hollywood. Aprovechando que acompañaba a su marido (el director Roger Gual) a un viaje de trabajo, se reunió con un agente especializado en actores latinos y de vez en cuando le sale algún casting a distancia. "Ahora se hace así, enviando un self-tape, con una prueba de unas 10 páginas en inglés. Es verdad que con las plataformas digitales hay mucho movimiento y muchísimas oportunidades, sobre todo en la época en que se preparan todos los pilotos de las series. El 80% de los actores en Los Ángeles viven de hacer un capítulo piloto que luego a lo mejor no se materializa en serie, pero con eso van viviendo".

Marta Torné, con vestido de Javier Simorra y joyas de Suarez. / chesco lópez

Hollywood made in Spain

Y ante la posibilidad de tener que dejarlo todo para iniciar una carrera en Estados Unidos, Marta mira con extrañeza y da a entender que no sabe dónde podría estar el problema. "Yo ya vivo fuera de Barcelona, mi ciudad, la diferencia sería coger un vuelo de 10 horas en lugar de un AVE de dos y media. Por lo demás, allí hay muchísima gente que conozco: Miguel Ángel Silvestre, Goya Toledo, Angie Cepeda... De hecho, cuando hemos viajado a Los Ángeles, todas las noches cenábamos con gente de aquí. Coincidimos con Sergio Peris-Mencheta, Carlos Bardem, Juana Acosta, que son actores que van y vienen... Hay mucha moda con lo latino. Les encanta ese acento marcado, como el de Sofía Vergara". Gente sin complejos.

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