Millie Bobby Brown en California. / getty

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Millie Bobby Brown: "¿Que cómo gestiono la fama? No lo hago

La conocimos el año pasado, con mirada hosca y peinado al cero, en la serie Stranger Things, y la hemos redescubierto como icono de moda. Ahora, convertida en un fenómeno mundial, vuelve a la serie que se lo ha dado todo y nos descubre su inocencia.

Millie tiene 13 años y todo esto debería parecerle aterrador: la suite de cinco estrellas, la agenda internacional, el séquito (peluquera, maquillador, guardaespaldas) y las entrevistas en presencia de sus dos guardianas sonrientes, su hermana mayor y su representante. Sin embargo, la joven actriz de origen británico (nacida, eso sí, en Marbella) parece en su salsa en medio del torbellino promocional de Stranger Things que ha tomado una planta de un importante hotel madrileño. Me recibe, literalmente, con los brazos abiertos, con mucho que decir y propensión a los ataques de risa. Está deseando hablar de la segunda temporada de la serie que la ha lanzado a la fama planetaria, que se estrena en Netflix el 27 de octubre.

"No estoy nada nerviosa. Os va a encantar, es muy emocionante, y superadictiva". "¿ Me veréis con pelo esta vez? Prefiero que sea una sorpresa. Una de mis subtramas tiene que ver con mi pelo, y no me gustaría estropeársela a los espectadores". "Esta grabación fue muy diferente a la de la primera temporada. La gente espera más de nosotros, lo que da algo de miedo; y teníamos que parar el rodaje para ir a entregas de premios y galas, lo que fue muy divertido".

En ocasiones, sin embargo, cuando una pregunta ("¿Teme acabar como Drew Barrymore?") la desconcierta, aflora el temor a sus ojazos castaños y mira a su hermana en busca de orientación. En ese instante, no parece la adolescente más famosa, sino una niña en plena crisis de timidez que querría que una adulta contestara por ella. El momento, sin embargo, pasa enseguida: "La vida de Drew es su vida -dice, con aplomo-. Es una actriz maravillosa y una gran inspiración, en pantalla, para mí. Mi vida es la mejor del mundo, no podría pedir nada más. Minimizo las cosas malas y me mantengo alejada de ellas. No me interesan. Solo quiero trabajar, ir a clase y divertirme con mis amigos. Eso es todo".

Fotograma de 'Stranger Things'. / d. r.

Punto de giro

Millie es, según sus propias palabras, extrovertida, escandalosa y algo locuela. Y está disfrutando de su momento. En 2016, antes de que se estrenara Stranger Things, había arañado algunas escenas en distintas series (la más reseñable, un episódico en Anatomía de Grey). Y nadie esperaba demasiado de aquella producción sobre fenómenos paranormales programada por Netflix en plena temporada baja estival.

Pero resultó que los hermanos Duffer, sus creadores, habían dado con la piedra fiosofal de las series, una fórmula perfecta a base de homenajes en cadena a los hits cinematográficos de los 80 (Los Goonies, E.T., Alien), un casting infantil en estado de gracia y una estrella recuperada, Winona Ryder, como mascarón de proa promocional. 8,2 millones de espectadores la vieron en sus primeros 16 días, y Stranger Things se convirtió un fenómeno.

Brown, que encarna en la serie a Once, una niña de pocas palabras y grandes poderes paranormales, fue la que mejor capitalizó el éxito. Sus 24 seguidores en Instagram han pasado a ser 4,3 millones (su perro, por cierto, tiene 10.500); cantó en la última gala de los Emmy (y fue nominada a uno) y, sobre todo, se ha convertido en un icono de estilo. Empezó a dejarse ver en la front row de los desfiles (Coach, Calvin Klein), y ha demostrado un peculiar talento para dar con el estilismo perfecto (Valentino en los Emmy, Kenzo en los Teen Choice), sin sexualizar su imagen ni renunciar a un toque informal.

Ha posado para Calvin Klein, es la nueva imagen de Converse y tiene ya un contrato en la prestigiosa agencia de modelos IMG. "Quiero inspirar a otras chicas para que lleven ropa con la que se sientan cómodas, adecuada a su edad; no tacones y cosas así -dice-. A mí no me va eso. Me gusta verme cool, es divertido". Sin embargo, se niega a tomarse esa faceta de su carrera muy en serio. "Odio ir de compras. Eso es lo que me estresa de verdad, no mis 4,3 millones de seguidores -ríe-. Mi madre se ocupa de eso. Esta mañana estuvo poniendo notas en la ropa de mi maleta, con lo que ella cree que me sentaría bien. Y Janice, mi representante, también. Es muy útil tener un equipo que apoya lo que quiero hacer y, a la vez, se asegura de que todo sea adecuado a mi edad".

"Lo que me estresa es ir de compras, no tener 4,3 millones de seguidores".

"Adecuado a mi edad" es una expresión que usa a menudo, tal vez porque le han preguntado demasiadas veces sobre el semillero de juguetes rotos que son los actores infantiles. "Mi familia es una familia normal -asegura-. Voy a clase, adoro a mis hermanas [tiene dos y un hermano] y mis padres me permiten hacer algo que me encanta. Es un gran entorno para crecer. También tengo un par de amigas que no son del negocio. Me conocen desde antes de Stranger Things, y nada ha cambiado entre nosotras. Aunque, por supuesto, también tengo muchos amigos en este mundo. Maddie Ziegler [la joven bailarina de los videoclips de Sia] es una de mis mejores amigas. Y están los chicos de la serie".

Amistad tras la cámara

Porque el casting infantil de Stranger Things se ha convertido en una pandilla imprescindible en los eventos del show business desde que cantaron en los Emmy del año pasado. " Fue mi primera actuación en público y canté imaginándome que estaba en mi cuarto -dice Millie-. Si hubiera estado yo sola me habría puesto muy nerviosa, pero tenía a Gaten y a Caleb [Matarazzo y McLaughlin, Dustin y Lucas en la serie] conmigo y pensé que si lo hacíamos mal, podíamos reírnos, sin más".

"El set es muy divertido. Como ir al colegio, pero con gente a la que quieres".

Millie habla con cariño de sus compañeros. " Todos son geniales, pero el vínculo más estrecho lo tengo con Noah [Schnapp, Will en la serie]. Somos los más pequeños, vamos a clase juntos y siempre estamos yendo uno a casa del otro. Es un ambiente muy divertido. Como ir al colegio, pero con gente a la que quieres". ¿Y Winona Ryder? " Ella y yo estamos muy unidas. Y en esta temporada, hemos estrechado lazos en pantalla -ríe enigmática-. Las dos hemos crecido dentro de esta industria tan loca, así que tenemos mucho en común. ¡Y me regaló este anillo cuando cumplí 12 años! Ella tiene uno igual. Representa el amor, la amistad y la lealtad".

Millie nació en Marbella ("Hablaba español muy bien, y aún lo leo y lo escribo. Pero ya no me sale hablarlo", dice) y vivió una niñez nómada y anónima entre Estados Unidos e Inglaterra. Ahora, es una adolescente que charla con Barack Obama y se whatsappea con Miley Cyrus. ¿Cómo gestiona ese nivel de fama? "No lo hago. Mando fotos a mi familia y les pido que las suban a mi Instagram. Uso mi teléfono para ver qué hacen mis amigos. Me siento privilegiada por tener tantos seguidores, pero no es la razón por la que trabajo. No me obsesiona". Eso puede ser abrumador, comento. "Oh, lo es. Es abrumador, para alguna gente, pero no para mí. Porque no puedo pararme a analizar las cosas demasiado, si me han nominado a un Emmy, o no, porque me asusta mucho. Tengo que estar calmada y centrarme solo en el siguiente paso", reflexiona.

Por supuesto, a veces se encuentra con mensajes incómodos en las redes sociales. " Todo el mundo recibe algo de odio, pero no le presto atención. Me siento agradecida a la gente que me trata bien y me apoya, son los únicos que me importan, mis verdaderos fans, que me quieren y a los que quiero". Curiosamente, no se siente expuesta: "No tengo la sensación de estar creciendo ante el público. No soy reservada, pero hay cosas que me guardo para mí, cosas que no pasan ante el público, sino en mi casa, en mi dormitorio. Tengo una vida privada, a la que entran solo ciertas personas".

Una vida por delante

Millie ha pasado la mañana en el hotel, primero en clase y después atendiendo a la prensa. Comerá con su hermana, en su habitación, y por la tarde tomará un avión (otro) rumbo a Londres. ¿Y después? Está emocionada con el estreno de su primera película, 'Godzilla: king of monsters', que acaba de rodar "Cuando se estrene, tendré 15 años. Iré conduciendo a la premiere. Bueno, podría hacerlo si estuviéramos en Georgia, donde se rueda la serie. Como será en Los Ángeles, tendré que esperar a los 16". ¿Y más a largo plazo? ¿Cuáles son sus planes? " Lo único que quiero es actuar y hacer cosas que me hagan feliz. E inspirar a la gente, porque hay un montón de gente que me inspira a mí. Creo que se avecinan un par de años muy emocionantes".

*Artículo originalmente publicado en el número 967 de mujerhoy.