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Algo raro, muy raro le está pasando a Justin Bieber. O, quizá, está madurando en la dirección opuesta a la que apuntó en su precoz adolescencia. El ídolo del pop más rosa entre los rosas, adorado por adolescentes y ya no tan adolescentes, se está volviendo malote. Y no solo porque le fotografíen borracho o porque se meta en trifulcas con los fotógrafos. Justin se ha tatuado a tope. De clavícula a cintura. ¿Pandillero o rapero?
Después del shock de contemplar tremenda mancha de tinta a lo largo y ancho de todo su torso, llega el análisis al detalle. Que no es menor. A ver: Bieber se ha tatuado una serie de gárgolas, esqueletos, águilas que componen un dibujo bastante tétrico. El estilo es claramente gótico, con una arquitectura central que culmina en una cruz, acaso a medio terminar. Forma y tema son oscuros, muy oscuros. ¿Qué le está pasando a este chico?
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