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El martes, Kim Kardashian visitó Disneylandia con Kourtney, sus amigas Larsa Pippen y Tracy Nguyen Romulus y un buen montón de niñas, incluidas las hijas de las cuatro. La escapada, además de un regalo para las pequeñas, sirvió de segunda celebración de cumpleaños a Kim, recién cumplidos los 37. Los inevitables observadores convertidos en espías contaron que, durante las siete horas que estuvieron dentro, se pusieron finas de palomitas y churros. Qué buen gusto.
En las inevitables fotos que han llegado a las redes sociales, se ve todo el grupo montando en la montaña rusa o posando con la Bella y la Bestia. Sin embargo, gracias a los observadores-espía sabemos que Kanye también estaba por allí, aunque manteniéndose siempre en un discreto segundo plano. La que se llevó toda la atención fue, como siempre, Kim y su estilismo, nada sofisticado. De hecho, puede que sea la ocasión en la que la hemos visto más “normal”.
Con su inconfundible melena rubia por bandera, la más famosa de las Kardashian se paseó por el parque con una camiseta larga que daba la impresión de que se había dejado los pantalones en casa. De hecho, solo en algunas posturas se ve claramente que lleva unos ciclistas del mismo gris que la camiseta y cortísimos. Casi casi parece que acaba de levantarse de la cama. Si al menos no hubiera combinado las dos piezas del mismo color...
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