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El proxeneta que da título al libro que ha escrito Mabel Lozano se llama Miguel, aunque en "el ambiente" es conocido como el Músico. Fue dueño de los mayores prostíbulos del país (el Leidys de Denia, el Glamour de Córdoba, La Rosa Élite y el Venus de Valdepeñas, Las Palmeras de Castellón...), uno de los artífices del negocio de la trata de mujeres en España y uno de los capos de la mafia que lo maneja. O como lo dice él: el puto amo. Durante años captó, vendió, alquiló y explotó sexualmente a 1.700 mujeres, recurriendo a los métodos del crimen organizado.
Porque tras esos nombres, hay violencia, crueldad y mujeres esclavas que, con solo una mirada del proxeneta, se orinan de terror. Verdades tan espeluznantes que, cada pocos minutos de lectura, hay que recordarse que lo que describe El proxeneta (Ed. Alrevés), desde tiroteos y secuestros, a palizas, violaciones en grupo y cuerpos enterrados, es realidad. Tras cientos de entrevistas con el Músico (tensas, duras), Lozano narra cómo funciona el negocio del sexo en España y quiénes mueven los hilos, sumando a lo que su confidente le contó el conocimiento acumulado en 12 años de investigación.
"Me instalé en el mal, monté mis negocios en el mal y construí mi forma de vida en torno al mal. (...) Todos sabíamos lo que hacíamos. Sabíamos que tratábamos con mujeres para su explotación sexual, que comerciábamos con ellas, que las esclavizábamos... Nada justificará nuestra actuación ni nos redimirá de nuestra culpa". (Extraído de El proxeneta).
Mujerhoy: ¿Quién es el proxeneta? Mabel Lozano: El músico es un chaval que llega con 17 años al Calipso de Barcelona, el club más impresionante de esa época, para trabajar de portero una Nochevieja y se queda impactado por las luces, los tacones, las copas... Esa falsa apariencia de fiesta y glamour lo atraparon y una noche se convirtió en todas las noches durante los siguientes 30 años.
Mujerhoy: ¿Y en quién se convirtió ese chaval en todo ese tiempo? Mabel Lozano: En uno de los ideólogos de la trata y uno de los grandes proxenetas de nuestro país. Él fue el artífice de la transición entre aquella prostitución en manos de chulos y macarras, a la implantación de la trata de mujeres: su captación en su país por medio de engaños, amenazas y coacciones, y la explotación en España. Es importante subrayar que no es un "supuesto" proxeneta. Ha sido juzgado, condenado y ha pagado su pena en la cárcel. Este relato tiene rigor de ley.
Mujerhoy: ¿Por qué ha creído necesario escribir este libro? Mabel Lozano: Es hora de alejar el foco de las mujeres a las que se estigmatiza una y otra vez. Ya había hecho un corto, Escúchame, con la mirada puesta en la corresponsabilidad del demandante de sexo de pago. Y mi último documental que ha sido premiadísimo en el mundo entero, Chicas nuevas 24 horas, se centraba en el negocio. Este libro pone voz al silencio, es una voz que jamás se ha escuchado en ningún lugar: un proxeneta que cuenta quiénes son los dueños del negocio. Que son españoles, no delincuentes de otros países. Él cuenta cómo un grupo de unos 20 o 25 hombres desalmados y sin escrúpulos siguen siendo los amos del cotarro y viviendo en sus mansiones. Su radiografía del negocio de la prostitución como lo que es, comercio de esclavas sexuales, es tremendamente reveladora.
MABEL LOZANO
Mujerhoy: ¿Cómo contactó con él? Mabel Lozano: Él conoce mi trabajo como casi todos los proxenetas, me sigue en redes sociales, ha visto Mujeres nuevas 24 horas y le gusta porque ve que está bien documentado y que no hago pornografía del sufrimiento de las mujeres. Cuando sale de la cárcel y empieza a colaborar con la Policía, me busca y resulta que tenemos un buen amigo común, un inspector jefe de la UCRIF, la unidad de la Policía Nacional que se ocupa de la trata. Y me llama.
Mujerhoy: ¿Cómo fueron esos encuentros? Mabel Lozano: Hemos trabajado juntos durante dos años y mantenido cientos de conversaciones larguísimas. En el primer encuentro estaba también la Policía. Y me senté frente a él con muchísimo dolor, con todos los recelos y con un puñal en el corazón. Tener enfrente al causante de las historias terribles que he escuchado de las mujeres era difícil. Por otro lado, he admirado su valentía y su generosidad, porque podía haber seguido con su vida de lujo, pero ha cogido el camino más difícil y peligroso para él. Y lo ha hecho con total sinceridad. Me ha contado cosas como su niñez en un orfanato donde sufrió abusos sexuales. Algo que no le había dicho nunca a nadie. A nadie.
Mujerhoy: ¿Cree en su arrepentimiento? Mabel Lozano: Absolutamente. Sin ninguna duda. No es que lo crea, es que lo he visto ante mis ojos.
Mujerhoy: ¿Qué le ha parecido a él el resultado de esas confidencias? Mabel Lozano: Pues piensa que es un libro muy duro, que le deja en una situación de peligro, pero tiene clarísimo que va a hacer mucho bien. Entre otras cosas, porque a la Fiscalía y a los cuerpos de seguridad del Estado los hemos puesto en la casilla 30 del parchís de este entramado, los hemos colocado 30 años más adelante de un tirón. Pero también ayudará a callar esas voces que hablan de la regularización de la prostitución para erradicar la trata. Nosotros dejamos constancia de la necesidad una ley integral contra la trata, de un único juzgado para estos delitos, de tipificar el proxenetismo consentido...
Mujerhoy: ¿Cuándo empezó la trata de mujeres en nuestro país? Mabel Lozano: Justo antes de los Juegos de Barcelona, porque en todos los grandes acontecimientos deportivos hay mucha demanda de mujeres y no había tantas ejerciendo la prostitución. Era además un momento de bonanza económica, de pleno crecimiento. El proxeneta lo dice: "Los vicios son el mejor termómetro de la economía; si funcionan, es que hay dinero".
Mujerhoy: Usted ha cruzado la puerta de esos clubes. ¿Qué hay en ese ambiente tan sórdido? Mabel Lozano: Cuando entras no son sórdidos, son como discotecas donde todo brilla y las mujeres sonríen. Cuando él llegó, había unos clubes pequeños, chochales los llaman, y los convirtió en locales de lujo.
MABEL LOZANO
Mujerhoy: ¿Chochales? Mabel Lozano: Sí, chochales, de chocho, tal cual. Eran supercutres, pero Miguel y sus socios fueron pioneros en convertirlos en macroburdeles de lujo, contratando decoradores, ofreciendo suites con albornoz, saunas, piscinas, jacuzzis... Se pasó de los chochales de mala muerte, donde las chicas tenían cierta libertad, a la esclavitud extrema en clubes que albergan hasta a 200 mujeres. Para ellas son cárceles, viven prisioneras y hacinadas. Porque el lujo, cuando el cliente se va, se cierra con llave. Del pasillo para allá, hay habitaciones de cuatro o cinco mujeres apiñadas y vigiladas las 24 horas.
"No se me iba de la cabeza el dolor y la desesperación de sus rostros o la transformación de sus miradas de niña, llenas de ilusión y esperanza, en miradas vacías, huecas, sin expresión. Tampoco las sonrisas a su llegada que el tiempo transformaba en puras muecas... Todo por haberse encontrado en la vida con gente como yo, capaz de motivarlas, engañarlas, manipularlas y dominarlas, aprovechando su vulnerabilidad, su pobreza, su mala suerte..." (Fragmento del libro)
Mujerhoy: Dice el libro que una chica dura tres años, luego no sirve. Mabel Lozano: Una mujer es un producto perecedero, vale lo mismo que un refresco. Una vez que empieza a trabajar para pagar su deuda, los dueños la alargan hasta el infinito (no las llaman mujeres de trata, sino de deuda), sumando el precio de los papeles, las revisiones médicas, la ropa y el sistema de plaza, que es una cuota diaria que tienen que pagar para ejercer (¡cómo si tuvieran otra opción!). Este sistema se inventó en un club de Ciudad Real y lo han copiado en todo el mundo. Cuando ella es consciente de que jamás saldará cuentas, empieza el deterioro físico y mental que la destruye.
Mujerhoy: ¿Así le sucedió a Lucía, una de las que "importó" el proxeneta? Mabel Lozano: Lucía, después de llorar su angustia, ve que no hay marcha atrás y que si no paga su deuda matarán a su familia en Colombia. Pero cuando, por mucho que trabaja, la deuda crece y día a día es una mierda, ve en el suicidio la salida. El proxeneta dice algo brutal: "Entenderás por qué los judíos iban a la cámara de gas sin rechistar". Pues estas mujeres van al salón igual, porque han hecho tal trabajo de sometimiento que no tienen voluntad, son muertas en cuerpos que caminan.
Mujerhoy: ¿Y qué fue de ella? Mabel Lozano: Cuando se recuperó, siguieron explotándola. Acabó en un psiquiátrico. Eso es algo que la gente no sabe: que nadie sale bien de ahí, porque no hay salida. La mayoría terminan ejerciendo en la calle, cada vez en un nivel más bajo y muchas enganchadas al alcohol y las drogas que son otra forma de escape de esa no-vida.
Mujerhoy: Lo que sucede en torno al negocio de la prostitución es una mafia. ¿Cómo se las gastan el proxeneta y otros como él? Mabel Lozano: Su lenguaje es el de la violencia más extrema. Hablamos de gente que va armada, que lleva siempre su Browning a la espalda y un bate de beisbol en el maletero porque secuestran, dan palizas, asesinan... Entre ellos utilizan expresiones como "a fulanito esta noche le hacemos minero", es decir matarlo y enterrarlo.
Mujerhoy: Sin embargo, una de las mujeres se enamoró de él. ¿Lo entiende? Mabel Lozano: Perfectamente. Las prostitutas son las mujeres más solas y apaleadas. Y con cualquier muestra de cariño, se vuelcan. Él también se enamoró perdidamente de ella y ahí empezó su cambio. Hizo que volviera la vista a otras mujeres y pensara:son iguales, sufren. Eso le abrió los ojos y empezó a dar marcha atrás.
"Antes de nada, había que localizar a la futura víctima en su país de origen; inmediatamente después ¡comenzaba la cacería! El captador o cazador la sometía a un acoso y derribo total, siempre con los mismos argumentos y las mismas mentiras de una vida mejor para ella y sus familiares".
Mujerhoy: ¿Cuántas mujeres "cazó" y explotó este hombre? Mabel Lozano: Fueron 1.700 mujeres y niñas que trajeron de distintos países para surtir de carne fresca a los macroburdeles más importantes. Tenían tejido financiero, con empresas pantalla, blanqueo de capitales.... Compran a los mejores abogados, asesores, banqueros... los parásitos de la prostitución. Eso se llama crimen organizado.
Mujerhoy: ¿Cuánto dinero mueve este negocio? Mabel Lozano: 32.000 millones de dólares al año. Es el segundo negocio ilícito, detrás del tráfico de armas, que más dinero genera en el mundo. En cuanto a España, fui la primera en dar el dato, cuando hice la campaña de Policía Nacional que hablaba de cinco millones de euros al día, hace tres años. Hoy pueden ser siete u ocho millones, porque la crisis ha pasado y se han vuelto a abrir clubes. Y dueños de negocios españoles están abriendo otros en Europa.
Mujerhoy: ¿Y España es un punto clave en este tráfico? Mabel Lozano: Somos el primer país de tránsito y destino de Europa. Hay que decirlo rotundamente: en España hay esclavitud y mafia.
Mujerhoy: Pero nos resistimos a admitir que hay esclavas del sexo aquí... Mabel Lozano: Porque está muy normalizado. En mi pueblo, cuando era pequeña, no había cabina de teléfono ni buzón, pero había un puticlub, La Ponderosa. Nunca hubo libertad ahí, pero desde hace 30 años hay cautiverio, esclavitud, violencia... Nos cuesta creerlo, pero así es. El proxeneta dice: "Ninguna mujer nace para ser puta. Te dan caza personas como yo. No hay más".
Mujerhoy: ¿El negocio del sexo no es algo rancio, de señores mayores? Mabel Lozano: Cuando empecé a investigar, hace 12 años, el perfil de cliente era ese: señor casado y con hijos. Pero hoy es un chaval de 18 o 19 años y más, de un nivel social y cultural alto. Te vas a Colonia Marconi, en Madrid, y ves a 200 rumanas impresionantes cuyo cuerpo no vale nada y que muchas veces entran en el plan de botellón y fiesta. Además los dueños son muy listos: su cliente de diario desaparecía después del jueves porque pasa el fin de semana con su familia y los puticlubs se quedaban vacíos, así que llevan 30 años agasajando a los jóvenes para atraerlos. ¿Cómo? Convirtiendo los locales en discotecas llenas de chicas guapas, contratando a los dj del momento, organizando fiestas, rifando un polvo con una chica a elegir...
Mujerhoy: ¿Qué opina de los clientes? Mabel Lozano: No les llamo clientes, les llamo demandantes de sexo de pago o puteros. El proxeneta los llama depredadores. Pienso que son cómplices del delito al 100%, a veces por desconocimiento y la mayoría por mirar para otro lado. Pero el negocio de la trata y la prostitución se rige por una única ley: la de la oferta y la demanda. Si se captan es porque ellos reclaman carne fresca cada vez más joven y exótica. Las justificaciones las conozco todas, siempre he querido entrevistar a uno y ninguno ha querido. Algo sabes que haces mal para no reconocer que eres putero.
Mujerhoy: Comienza el libro con una cita de Nietzsche que dice: "Quien con monstruos lucha, cuide de convertirse a su vez en monstruo". ¿Tiene ese temor? Mabel Lozano: Es algo que me dijo un amigo periodista: "Ten cuidado, Mabel, ten cuidado". Estás cerca de gente tan dura, tan cruel, con tanto dolor y tantas víctimas, que tienes que tener cuidado. Estoy asomada al precipicio, muy cerca del sufrimiento brutal de las víctimas.
Mujerhoy: ¿Y cómo se protege? Mabel Lozano: Para empezar soy una mujer de pueblo, tengo raíces firmes, hijos y una vida afectiva sólida y estable. E intento separar eso del trabajo. A veces tengo que montar pensando que son actores para soportarlo. En el documental Tribus de la inquisición, seleccionado para los Goya&, rodamos cómo chavales ardían vivos y cómo la madre lloraba, con una pistola en la cabeza. Yo veía a mis hijos ahí y ese dolor te traspasa.
Mujerhoy: ¿Ha sentido miedo? ¿Se ha sentido amenazada? Mabel Lozano: No.
Mujerhoy: ¿Nunca? Cuesta creerlo. Mabel Lozano: No... Bueno, sí. Pero no viene a cuento hablar de eso, porque me pones en plan heroína. Hay que preocuparse por cantidad de niñas que son captadas por su pobreza y su precariedad. Yo podía haber escrito este libro de otra manera y lo he hecho cediéndole la voz al proxeneta, quitándome de en medio. Es su voz a través de la mía. Sería muy injusto ponerme a mí de centro de atención.