actualidad
actualidad
Esta semana, el mundo entero suspiró una vez más ante la contemplación del cuerpo desnudo de Kim Kardashian. Por supuesto, se trata de una imagen publicitaria: promociona los nuevos cosméticos de su línea 'KKW Beauty' y, para ello, se cubre de purpurina de cuello a pies. El resultado es espectacular: una piel dorada con luces plateadas que combinan perfectamente con su pelo oxigenado. Otro golazo viral.
Sin embargo, la alegría dura poco en la casa de la estrella digital. El ojo crítico de internet ha descubierto que la idea no es para nada original, al contrario: es una copia exacta de una sesión de fotos que Beyoncé protagonizó en 2013 para la revista 'Flaunt'. En ella, vemos a la cantante de Houston cubierta de un brillo dorado-bronce, en una pose infinitamente más sexy que la de Kim. El plagio es evidente. El resbalón es brutal.
Está clarísimo que Kim va a rueda de Beyoncé y su equipo creativo, auténticos creadores de imágenes inéditas que luego son apropiadas y reinterpretadas por el resto de las artistas. Nada que objetar: ¿cómo no copiar lo mejor de lo bueno? Sin embargo, la insistencia en replicar tan exactamente el estilo de Bey empieza a ser un poco sospechoso. Veamos, por ejemplo, la clonación del estilo de Beyoncé en la alfombra roja del Met: el modelazo de Givenchy que Bey llevó a la Gala del Met en 2012 es copiado casi exactamente por el Roberto Cavalli que llevó Kim Kardashian al mismo evento en 2015.
Otro caso de evidentísima clonación, con el agravante de cierta apropiación cultural, ya que el estilo que copia es tradicional en la cultura urbana afroamericana a la que Beyoncé pertenece, es el de las trenzas de 'Lemonade'. La sesión en la que Kim Kardashian aparece peinada igual que Bey fue, eso dicen, un poco anterior. Sin embargo, salieron prácticamente a la vez, y si hubiera que concederle a alguna de ellas el beneficio de la creatividad no sería a una Kardashian. Ellas son reinas del marketing, pero no de la creación.