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El pasado noviembre, la modelo Kate Upton y el jugador de béisbol Justin Verlander se casaron en una romántica ceremonia en la Toscana. Como suele pasar, el protagonismo absoluto fue para la novia, más concretamente para los vestidos de la novia, que en estas bodas de 'celebrities' se convierten en los auténticos roba-flashes. Es triste pero cierto: nos interesan más los increíbles vestidos que estas novias con suerte encargan a los más grandes modistos que las historias de amor en sí. Un matrimonio no sabemos lo que dura, pero un diseño de alta costura es para siempre.
Para la cena con la que los novios agasajaron a sus invitados el día antes de la boda Kate Upton encargó un vestido a Valentino, inevitable cuando has decidido que el tema ha de ser el rojo. Ella estaba despampanante con un vestido que alternaba encaje con transparencias, clásico y atrevido a la vez. Para la ceremonia al día siguiente, la novia dejó al personal con la boca abierta: el vestido de encaje de Chantilly con escote cruzado (ahí se ve la mano de la novia, acostumbrada a disimular pecho con este favorecedor corte) lucía imponente acompañado por un velo catedral espectacular.
Sin embargo, el vestido que se llevó la palma por precioso y por quedarle como un guante fue un Christy Rilling Studio cuajado de perlas iridiscentes. El minivestido transparente prácticamente todo él y con una preciosa cola no pudo estar más acertado. “El proceso de diseñar este vestido fue todo lo contrario que el del vestido de boda: no quería romanticismo, sino pasármelo bien sin perder el glamour”. Prueba más que superada, Kate.