actualidad
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Si hay una modelo icónica para toda la generación millenial de tops por y para Instagram esa es Kate Moss, una leyenda que también cambió las reglas del juego cuando Calvin Klein vistió su delgadísimo cuerpo andrógino con unos simples vaqueros. Ella encarnó el espíritu de los 90 tanto como las Jenner y las Hadid encarnan hoy el de la segunda década de este siglo. Por eso, la idea de reunir a Gigi y Kate en una campaña para Stuart Weitzman no solo es buena: es genial.
Vestidas de blanco inmaculado, Kate y Gigi posan una al lado de la otra con evidente complicidad y sendos gestos ligeramente desafiantes, como corresponde a estos tiempos de tiras y aflojas feministas.
Sin embargo, la anécdota jugosa no sucede en la foto de campaña sino en las cuentas de Instagram de cada una de nuestras protagonistas, donde ambas subieron una fotografía del 'making of' que expresaba el sentimiento de cada una tras su primer encuentro. No pueden ser más significativas.
Gigi subió unas preciosísimas foto en blanco y negro en las que se las ve riéndose y abrazándose la una a la otra. Bajo la instantánea, Gigi escribió un texto tanto o más bonito: “He tenido el gran honor y placer de fotografiar la nueva campaña de Stuart Weitzman con la única e inimitable Kate Moss. Kate, he disfrutado como nunca a tu lado y llevaré siempre conmigo tu espíritu y tu presencia”.
¿Qué hizo Kate (o quizá, queremos pensar, su 'community manager')? Subir una foto en la que una cámara tapa a Gigi dejándola a ella como única protagonista de la sesión. Y cero mensaje personal. ¡Qué horror! ¿Se puede tener menos idea de la etiqueta en las redes sociales?.
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