Cada vez más vemos cómo las mujeres famosas del cine, la moda y la televisión admiten que tienen problemas, que sufren, que se preocupan, que tienen miedo. En suma: que son de carne y hueso como las demás. Esta semana, Lena Dunham ha escrito un ensayo en el que ha narrado la durísima experiencia de sufrir una histerectomía, para evitar los intensos dolores de la endometriosis. Ayer, fue Bella Hadid la que hizo su confesión particular en el programa de su madre Yolanda, “Making a Model” (“Haciendo una modelo”).

En el clima de confianza que su madre creó en el programa, Bella confesó que, sobre todo al comienzo de su carrera, cada vez que tenía que enfrentarse a mucha gente se alteraba tanto que terminaba temblando y llorando. Pero si quería llevar a término sus citas profesionales, sobre la pasarela o en sesiones de foto y vídeo con muchísimo equipo detrás, no tenía más remedio que aguantar tal estado emocional de pánico.

En los casos de nerviosismo más extremo, por ejemplo cuando tenía que desfilar en París o Milán, Bella Hadid confesó entrar en un estado de pérdida de memoria momentánea que está totalmente conectada con los desórdenes nerviosos relacionados con la ansiedad. Los síntomas de la fobia social o de los trastornos por ansiedad social incluyen, además, nauseas, temblores, aceleración del pulso, rigidez corporal y tendencia a quedarse en blanco mentalmente, como manera de huir de las situaciones sociales. Parece que, justo en el momento en que pensábamos que estaba viviendo el momento mejor de su carrera, la pequeña de las Hadid lo estaba pasando realmente mal.

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