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Estamos acostumbradas a saber de las extravagancias de las más ricas y famosas, pero Barbra Streisand es caso aparte. Icono cultural global y diva adorada por casi todos, ha sido capaz de montar una especie de Las Rozas Village en el sótano de su enorme casa. “En vez de amontonar mis cosas, puedo exhibirlas en tiendas”, razonó la cantante y actriz para justificar su ocurrencia.
Hoy sabemos que no es esta su idea más loca. Ni mucho menos. Lo que ha hecho con Samantha, su perra favorita, de la raza Cotón de Tuléar, es inenarrable.
Samantha murió en 2017, pero adelantándose al trágico suceso, decidió extraer células de su boca y su estómago para poder clonarla. La operación científica sale por alrededor de 50.000 euros y Barbra decidió contratarla por partida doble. Así vinieron al mundo, en un laboratorio científico, Miss Scarlett y Miss Violet, sus dos Cotón de Tuléar. “Sin embargo, tienen diferentes personalidades”, contó Streisand a la revista “Variety”. Impresionante.
El tercer perro, Miss Fanny, es una prima lejana de Samantha, que seguramente nota vibraciones extrañas por parte de sus dos compañeros “artificiales”. Sin embargo, más allá del dineral que cuesta “fabricarse” las mascotas, queda la valoración ética de un proceso francamente cuestionable debido a la reducción del animal a un ser replicable. Ay, Barbra.