No todos los días llega una a la portada de 'Billboard', una ocasión perfecta para cobrarse una de esas venganzas frías, gélidas, que se orquestan desde el cálculo y un poco también desde el rencor. La calculadora no es otra que Demi Lovato, que aprovecha una entrevista en profundidad para ajustar unas cuentas que lleva guardadas desde 2016, cuando asistió a la codiciadísima gala del Met (el museo Metropolitan de Nueva York), invitada por Taylor Swift e Idris Elba y vestida de Jeremy Scott para Moschino.

En la entrevista, Lovato cuenta que una 'celebrity' se lo hizo pasar tan mal, que tuvo que irse de la fiesta para no recaer en el alcohol. “La experiencia fue terrible. Esta famosa era una zorra tremenda, muy desagradable. Muy estirada. Me hizo sentir tan incómoda, que me entraron ganas de beber”. Tanto fue así, que llamó a su manager y se fue directa a una cita de Alcohólicos Anónimos. “Me cambié de ropa, pero seguía llevando los diamantes puestos, millones de dólares en joyas. Sin embargo, sentí que tenía más que ver con la gente que había en aquella reunión, que se enfrentaba a los problemas que yo me estaba enfrentando, que con la gente de la gala del Met, tan falsa”.

Enseguida, sus fans comenzaron a investigar sus publicaciones en redes de la época y descubrieron una fotografía en la que se ve cómo Nicki Minaj, la famosa que la acompañaba como embajadora de Jeremy Scott, la mira de reojo y con bastante mala cara. La propia Lovato escribió bajo la foto: “Esta fotografía resume bastante bien mi primera y probablemente última gala del Met”, con las etiquetas #noesparamí y #tanjodidamenteincómoda. ¿Qué pasó entre Lovato y Minaj? ¿Se dará por aludida la rapera? Y, si lo hace, ¿nos explicará porqué demonios no se caen bien?