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Selena Gomez ha querido tomar distancia de su ruptura con Justin Bieber y ha puesto nada menos que 12.000 kilómetros por medio: se ha ido a Australia. La cantante y sus amigas se pasearon en yate por las inmediaciones marítimas de Sydney, tomando el sol tranquilamente. A ella se la veía estupenda con su biquini bicolor, rojo y negro, y sus victoriosas cicatrices del transplante renal.
En las últimas semanas, su amiga y donante de riñón Francia Raisa ha contado las complicaciones que Gomez enfrentó durante la cirugía, y que tienen que ver con la cicatriz que tiene en su pierna. “Unas horas después de la operación de transplante, me desperté y vi que tenía un mensaje de Selena que me decía que estaba asustada, porque se le había roto una arteria que conectaba con el nuevo riñón. Tuvieron que volver a meterla en el quirófano para reconstruirla con una vena que sacaron de su pierna. Podría haber muerto”.
Por suerte, todo salió bien y la misma Selena ha contado como ha ido mejorando su salud desde el transplante. “Llegó un momento en que era cuestión de vida y muerte. La noticia fue difícil de digerir, pero en cuanto me trasplantaron el nuevo riñón, desapareció mi artritis, el porcentaje de que reapareciera el lupus se quedó entre un 3 y un 5% y mejoró mi presión sanguínea y mi energía. La vida es mucho mejor ahora”. ¿Quién se acuerda de Justin?