Emilia Clarke tiene muchos dones , pero si hay uno que la caracteriza especialmente es su capacidad de reírse de sí misma. Es algo que no deja de sorprender, teniendo en cuenta que es una de las estrellas más aclamadas de 'Juego de tronos', la exitosa serie de HBO que ha enganchado a 16 millones de espectadores en todo el mundo. El mismo número de personas que la siguen en Instagram .
En la última década, ha pasado de ser una aspirante a actriz en Londres a ser madre de dragones en un universo fantástico, una de las caras feministas del mundo del cine , y una de las actrices mejor pagadas de la televisión: más de 500.000 dólares por episodio, según la revista 'Time'. En 2015, la revista 'Esquire' la nombró la mujer más sexy del mundo. Y todo esto, con solo 31 años.
Pese a ello, Clarke, o la versión de ella que muestra al público, sigue siendo la amiga simpática que hace bromas ingeniosas con desconocidos y que nunca se toma a sí misma demasiado en serio. Es, ante todo, y a pesar de la solemnidad desafiante de su personaje en Juego de tronos, una actriz con tendencia evidente a la comedia. Sabe utilizar su cara como instrumento también fuera de las pantallas y pasa de una mueca a otra con rapidez.
El resultado es un discurso en todo momento apasionado, enérgico, muy británico y, sí, absolutamente teatral. La actriz recibe a Mujerhoy en una sala de reuniones anodina de un hotel de lujo en Manhattan. Es un día frío -ha nevado el día anterior- y se calienta las manos pequeñas y coloradas con una taza de, suponemos, té inglés. Empieza la entrevista y enseguida hace que la sala gris parezca el centro de una fiesta.
Lo primero que llama la atención es su pelo: lo lleva rubio platino como Khaleesi , su personaje en 'Juego de tronos'. Pero no lo lleva largo sino corto, más como Q'ira, la heroína a la que encarna en 'Han Solo: una historia de Star Wars', la última entrega de ' La guerra de las galaxias ' que se estrena el 25 de mayo en todo el mundo. Haber sido Khaleesi, Q'ira y Emilia simultáneamente durante el mismo año debe haber resultado algo esquizofrénico. "Sí, ligeramente, sobre todo ahora que estoy hablando de esto ['Han Solo']; y estoy rodando aquello ['Juego de tronos']". Se ríe. Tiene una risa campechana, de colega en el bar. "Creo que será peor en unos meses. Pero ahora mismo me siento en algún lugar a medias, entre Khaleesi y Q'ira, probablemente lo más parecido a Emilia. Espero que dure algún tiempo". Vuelve a reírse. Sus carcajadas son largas y fuertes, algo roncas. "Pero su pelo... es ahora el de Khaleesi", le digo. "Sí. Pensé: "Voy a teñirme yo también, a ver si me gusta ser Khaleesi todo el tiempo".
Emilia se lo toca por encima, insistiendo más en el gesto que en el aspecto de su pelo. "Los maquilladores me dijeron que acababa de ganar media hora de sueño. ¡Media hora más de sueño!". Suelta otra carcajada. Explica el tremendo trabajo que cuesta ponerle la peluca rubia y trenzada que luce en la serie cada mañana de rodaje. Dos horas, ni más ni menos. "¡Tendría que habérmelo teñido hace nueve años! Habría dormido media hora más cada día". Nueve años lleva rodando el éxito de HBO (levantándose cada día a las cuatro de la mañana y yéndose a la cama a menudo 18 horas después), y a eso hay que añadir nueve películas. Una película y 10 episodios por año en la última década. Resulta difícil imaginar ese ritmo. Y no tiene ojeras.
"Llevamos mucho maquillaje", sonríe con deliberada indulgencia y enseña unos dientes blancos y perfectos. "Pero sí, ¡no tengo ni idea de cómo se puede...". Hace una pausa y se inclina como para contar un secreto. "Estoy muy cansada". Vuelve a reírse. "Cuando me preguntan qué voy a hacer después de todo esto, solo digo... ¡dormir! ¡Voy a dormir! No he parado en una década. Pero te acostumbras a este ritmo de vida cuando llevas tanto tiempo así. Da casi miedo la capacidad de adaptación que tenemos los humanos". Hace una pausa. Su cabeza está pensando en algo gracioso. Sonríe. "Sabes, en un día de rodaje, o de prensa, es increíble lo mucho que puedes meter en 24 horas. Increíble. Y luego es increíble... -eleva el tono- ¡lo poco que puedes meter en 24 horas cuando tienes un día libre!". Descarga una nueva carcajada larga y arquea las cejas con amargura.
Es bella. De una belleza canónica: piel muy blanca, ojos azules y grandes, facciones suaves, jóvenes. El clásico ideal de la cultura moderna occidental. Pero en persona se hace visible una belleza más genuina. Puede que sea su espontaneidad, o su calidez. Puede que sea su capacidad de tomar control de las situaciones nuevas. O su forma de actuar contra el machismo desde dentro del star system, interpretando personajes que son arquetipos femeninos fuertes : compasivos pero valientes, dulces e inteligentes. Mujeres que influyen en los hombres y determinan en buena parte su futuro. Es decir, los personajes femeninos -el discurso algo más equitativo- que la industria del cine se ha visto obligada a incorporar en los últimos años. Y Clarke forma parte de la generación de actrices que encarnan ese cambio.
¿Siente que está siendo una referencia para muchas niñas? "Espero. Quiero decir, sería algo maravilloso, pero nunca me pondría en ese lugar. Pero si fuera el caso, es algo que me importa. Me importa que a las niñas se las eduque de forma adecuada". Seguramente nunca se imaginó que un día terminaría siendo parte de 'La guerra de las galaxias', una saga que ha marcado la infancia de dos generaciones enteras. La actriz reconoce que de niña no era una super fan. Pero su hermano mayor sí. Y eso fue suficiente para que la pequeña Emilia se interesara también. Se disfrazaban en Halloween, jugaban con sables de luz, pasaban horas viendo aquellas primeras entregas "llenas de acción y efectos especiales". Todo por ganarse la atención de su hermano. Ahora, es ella la que aparece en el último episodio de la saga junto a Chewbacca y Hans Solo, dos de esos personajes fundacionales. "¡Ahora sí que he ganado puntos!", dice Emilia. Y es como si volviera a ser una niña.
Sus inicios como actriz no debieron resultar fáciles. Entró en el Centro Nacional de Arte Dramático en Londres por los pelos, gracias a una baja de última hora, y se dice que se graduó sin ningún plan a la vista. Sirvió mesas, trabajó de operadora y alguna otra cosa, mal pagada, hasta que con 23 años se dio a sí misma un ultimátum: tenía que encontrar algo en un año o empezaría a pensar en otra profesión. Fue en ese momento cuando su agente la llevó al casting de 'Juego de tronos'. "Sé que para este personaje buscáis a una mujer alta, rubia y delgada. Ella es baja, morena y "redonda", pero quiero que la veáis", le dijo al director de casting de la serie, todavía en fase piloto. "Redonda" para el estándar televisivo, claro está.
Consiguió el papel y se convirtió en Daenerys Targaryen, Khaleesi, el personaje que vino a rescatarla, literalmente, de una crisis de fe en su propio futuro y pasó a ser su alter ego. Juntas crecieron y evolucionaron durante siete temporadas. Muy pronto pasaron de ser inseguras y primerizas a audaces y decididas. Se empoderaron mutuamente como mujeres, dentro y fuera de la pantalla, una entre dragones y otra entre camerinos.
Pero antes tuvo que pasar por varias pruebas de fuego. Se desnudó ante las cámaras, mental y físicamente, en los primeros capítulos de la serie. Protagonizó una escena de violación .
Aguantó el tipo cuando la criticaron por sus desnudos y la acusaron de doblegarse a las codicias mercantiles de un mundo machista. Pero para entonces ella ya no era, o quizás no lo había sido nunca, la actriz novata y vulnerable. Ya era una consumada madre de dragones, matriarca ficticia y portada de incontables revistas. Y sobre todo, tenía las ideas claras. Era su derecho como mujer hacer lo que considerara oportuno (con su cuerpo, con su vida, con su carrera), sin ser juzgada por ello.
" Si has visto 'Juego de tronos', entonces me habrás visto desnuda. Hay muchas maneras por las que la gente quiere que responda a preguntas sobre este hecho. Y hay muchas razones por las que no siento la necesidad de justificarme. Creo que todas tenemos la oportunidad de defendernos como mujeres en nuestra vida cotidiana. Que todos tenemos el poder de sustituir el odio por la justicia y la generosidad. (...) Creo que podemos empezar por la generosidad", escribió el pasado marzo en 'Huffington Post' al tiempo que Khaleesi seguía reduciendo a cenizas al patriarcado en su universo. Emilia se fundió con Khaleesi y Khaleesi con Emilia. Y las dos se hicieron oír.
Tuvo suerte, dice, de tener como madre a una mujer fuerte. En su casa nunca vio demasiadas desigualdades de género. La joven Emilia tomó buena nota de los logros de su progenitora, una muchacha que iba para secretaria y acabó siendo vicepresidenta de marketing de su propia empresa. Y también de su padre, técnico de sonido en salas de teatro, gracias al cual se aficionó a la actuación. "Era un hecho que yo, como mujer, no era diferente de mi hermano.
Igual que mi madre no era diferente de mi padre en sus carreras. Así que crecí en una igualdad de sueldos, en un hogar gestionado con igualdad, que me enseñó que todo lo que puede hacer un hombre, lo puede y debe hacer una mujer también", escribió en su tribuna del HuffPost. Quizás sea esa fuerza la que la ha traído hasta aquí.
Este capitulo de su vida, sin embargo, parece estar llegando a su fin. La actriz ha declarado que esta será la última temporada, por lo menos para ella, en 'Juego de tronos'. "Será un poco como terminar la universidad. Un paso adelante, emocionante, pero también triste", dice, y su cara pasa de la sonrisa a la pena, y se queda a cabizbaja durante unos segundos, hasta que vuelve a arquear las cejas y a abrir mucho los ojos al hablar. "Todo ha sido muy emocionante hasta ahora. Me apetece cada paso nuevo en mi carrera pero no tengo ni idea de cómo va a ser -sonríe-. Y está bien así".
Así es como Emilia se despide de una etapa que ha sido apabullantemente exitosa para una chica tan joven. " La supervivencia es lo que tienen en común todos mis personajes, la lucha en la forma que sea, cómo partes de un lugar y acabas en otro muy diferente, y el sufrimiento que hay entre ambos puntos. Todos estamos intentando sobrevivir al fin y al cabo, ¿no?", reflexiona.
La travesía de la que habla no es, en el fondo, otra sino la suya, la de Emilia Clarke, que empezó en un lugar muy remoto hace nueve años y ha llegado a otro que era inimaginable. Y en el camino ha crecido, ha aprendido y también ha sufrido (entre otras cosas la pérdida inconsolable de un padre al que no pudo despedir), solo que manteniendo fresca la memoria de quien era. " Hago todo lo posible para no ser estrafalaria", le dijo una vez a un periodista de Esquire. Se refería a que no se le subiera a la cabeza el estrellato. A que no se le olvide que un día fue teleoperadora, y que su padre, mucho antes de morir, cuando nadie se había fijado todavía en ella, le sugirió que antes que nada aprendiera a ser camarera. Y luego ya vería.
"Creo que teñirme el pelo [de rubio platino, como su personaje en Juego de Tronos] fue un error . Me reconocen mucho más que antes. Los lugares cerrados con mucha gente, como los aeropuertos o los centros comerciales, son difíciles. Porque sé que defraudo cuando alguien me pide una foto y yo les digo: "Mira, es que he quedado con una amiga en 10 minutos y si me paro a hacer fotos con todo el mundo no voy a llegar nunca". Así que sí, eso me agobia un poco. Pero otras veces, de vez en cuando, realmente no muy a menudo, te encuentras con alguien que te habla de verdad, te mira a los ojos y te dice algo honesto sobre lo que la serie significa para él o ella. Es un momento mágico. En teatro, el público te aplaude al final, tienes una respuesta a tu trabajo. En las películas no tienes eso. Así que es bonito cuando tienes una buena interacción con alguien que te dice algo profundo y con sustancia. En cambio, cuando alguien te coge del brazo y te pide un selfie, es una experiencia muy distinta".
Desde pequeña, Emilia Clarke estuvo expuesta al teatro y al cine clásico. Audrey Hepburn era una de sus heroínas , y su cultura cinematográfica estuvo marcada por la estética y los guiones de aquellas películas. "Me encantaba la comedia cuando era más joven. Más que admirar a actores o actrices, lo que me atrapaban eran las historias y las distintas interpretaciones que hacían de ellas los actores", explica a Mujerhoy. Entrenada en la universidad para actuar sobre un escenario, Emilia llegó a representar en Broadway antes de obtener su papel en la afamada serie. "El teatro es algo que está 100% en mi futuro. Lo echo mucho de menos, es algo que me encanta. Es un arte completamente diferente al de estar delante de las cámaras". La actriz espera, en el futuro, poder actuar en alguna obra teatral clásica, como 'Casa de Muñecas', de Ibsen.
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20 de enero-18 de febrero
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