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En septiembre de 1996, dos niños vestidos de oscuro y con corbata caminaban con la cabeza baja tras el ataúd de su madre. Tenían 12 y 14 años y seguían el cortejo fúnebre por calles atestadas de gente, a la que no conocían de nada, que no dejaba de llorar. Pero el sufrimiento de la multitud desaparece; el de dos niños que pierden a su madre, no.
Su padre, el príncipe Carlos, y su abuela, la reina Isabel II, los protegieron, pero no supieron ayudarles en lo que más necesitaban: expresar su dolor. Diana se había distinguido por su empatía, pero ya no estaba. O quizá sí: su legado emocional lo guardaba Julia Samuel, terapeuta especializada en luto e íntima amiga de la difunta princesa. Julia no podía hacer terapia con los niños -habría sido una violación del código ético-, pero se convirtió en la única persona con acceso a ellos, además de la familia real. Es la madrina de George, el primer hijo de los duques de Cambridge, y estará en la boda de Enrique y Meghan Markle, que se celebra este sábado.
Julia Samuel nació en 1958, en Londres. Su padre había heredado el imperio bancario de la familia Guinness.
Es psicoterapeuta. Trabaja en una consulta privada, pero también en la sanidad pública, como especialista en luto infantil y adulto.
En 1994 fundo Child Bereavement UK, para ayudar a niños que han sufrido fuertes pérdidas, y en la que participan activamente los hijos de Diana.
Acaba de publicar Grief works: stories of life, death, and survival, donde explica cómo afrontar la muerte de un ser querido.
Diana y Julia se conocieron en 1985. La terapeuta no pertenecía a la nobleza, pero había nacido en una de las familias más adineradas de Inglaterra, los Guinness. Se casó a los 20 años y a su boda acudieron 1.000 personas. No ha perdido el estilo de la clase alta -corta melena rubia, collar de perlas y sastres en colores pastel-, pero un día su vocación pidió paso. De eso hace 25 años. Hoy, trabaja en la sanidad pública y es especialista en cómo sobrellevar el luto. Diana amadrinó a uno de sus hijos y los recogía del colegio si ella estaba desbordada de trabajo. Ambas comentaban los viajes de la princesa a Somalia o Bosnia.
Guillermo y Enrique no han olvidado a aquellos niños, pero ya son adultos. Guillermo es patrono real de la fundación de Julia, Child Bereavement UK. Enrique habló abiertamente de la pena por la muerte de su madre hace unos meses: "He tardado 28 años en hacerlo", dijo. "Su madre estaría orgullosa de ellos", comentó Julia. Ambos saben lo que es sufrir y cómo encauzar esa pena, y lo hacen con naturalidad, como Diana.
La gran intimidad de Julia con los hijos de la princesa de Gales es evidente. Fue ella la que habló a Meghan Markle de Diana, a petición de Harry. "Fue la persona que, de verdad, me ayudó a conocerla", ha contado la novia. Un tributo de amor y compasión, 20 años después.
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