Mujer guapa, soltera, inteligente busca... ¡nada! ¿Qué va a buscar si está en la gloria?. Cuando esta gran verdad comenzó a circular no hace mucho por internet en forma de meme, varios amigos se lo reenviaron a Lourdes C. a través del WhatsApp. A sus 40 años, ella encarna la auténtica imagen de soltera irredenta. Apenas habla de hombres y la declaración de intenciones que realizó al brindar con sus amigos en la fiesta de su último cumpleaños fue contundente: "Me gusta mi vida y solo dejaría entrar en ella a un hombre capaz de mejorar lo que ya soy capaz de darme a mí misma". Fin de la cita.
Lourdes C., con una economía saneada y una vida social activa, no tiene pareja desde hace, al menos, cinco años. Sus amigos ya no recuerdan al último afortunado. Ella tampoco. No es de las que clasifican a los hombres como un subgénero de la especie humana, pero salieron hace tiempo de sus temas preferidos de conversación. "Por aburrimiento y por incapacidad para entenderlos", apunta. Y lo cierto es que, las veces que ha conocido a alguien con quien podría haber compartido algo más que dos horas de cama y un gin tonic, han pesado más sus cinco clases de yoga a la semana o sus fines de semana de planes extravagantes que tendría que negociar largamente con una hipotética pareja.
Lourdes C. es, sin duda, una supersingle ("supersoltera"). Cuando se lo comento, se encoge de hombros y me dice que ella no es nada de eso. No le suena de nada. Su desdén confirma mi teoría. Estamos ante una supersingle de manual. Una de las auténticas, de las que no siente necesidad de reivindicar su soltería porque ella no se siente expulsada de ningún paraíso y, mucho menos, víctima de nada. La remito a la definición de supersingle que da el Urban Dictionary, esa biblia que recopila los principales conceptos de la vida moderna, y esto es lo que encuentra: "Se refiere a quien ha estado tanto tiempo sin una relación sentimental, que estaría dispuesto a liarse casi con cualquiera". Pero a ella no le convence esta definición porque dice que tiene la vida sexual que quiere tener. Su perfil encajaría más con Sam Fox (Paloma Adlon), el personaje de la serie Better Things (HBO en España) que ha puesto de moda el término.
En la serie, Sam es una actriz de 50 años, divorciada y con tres hijos a los tiene que sacar adelante. Su vida amorosa es la última de sus prioridades. En uno de los capítulos, una amiga le dice: "Nosotras somos supersingles, porque somos mejores y más fuertes cuando estamos solas". Al día siguiente de que se emitiera el capítulo varios periódicos americanos registraron y repitieron el término asegurando que Better Things había definido una nueva realidad: la de una soltera que no es una "solterona" y alcanza sus momentos más brillantes en solitario. Esto ya no le suena tan raro a Lourdes C., que considera que es mejor cuando se concentra en ella misma. Y cree que estar en pareja muchas veces la ha debilitado y la ha hecho cometer errores. "Sí, soy mejor cuando estoy sola", reconoce.
" ¿No te preocupa que a tu edad normalmente las mujeres ya estén casadas y con hijos? ". "Sí, claro, pero no puedo hacer nada por ellas". Este diálogo corresponde a un viñeta que circulaba hace unos días por Facebook y que habla del eterno Nirvana en el que parecen vivir las supersingles. Si tuviéramos que describir a estos seres celestiales, hablaríamos de una mujer soltera (es probable que también haya ejemplares masculinos en este edén), que asume plenamente su estatus y disfruta de esos privilegios que le permiten tomar decisiones libremente, ya sea para probar un restaurante crudivegano, volar en parapente o apuntarse a un curso de boxeo. También le sirve para irse de viaje a destinos exóticos sin discutir con nadie los itinerarios, comprar zapatos a cualquier precio (sin dar explicaciones), hacer un mes de ayuno radical o pasarse un fin de semana en pijama haciendo un maratón de series.
Te gusta tu vida de soltera.
Crees que dormir haciendo "la cucharita" está sobrevalorado.
Tu vida no se rige por las normas sociales, sino por tus propios gustos y no temes ser la rara avis de tus amigos.
Disfrutas solucionando problemas. (No quiere decir que no pidas ayuda, pero arreglar tú sola un desperfecto en casa te da subidón).
Cuando tienes que tomar decisiones (las grandes y las pequeñas), nunca te pones dramática y piensas que sería mejor tener a alguien (¿como un hombre?) en tu vida.
Tienes mucha confianza en ti misma. Crees que cuentas con las habilidades suficientes para enfrentarte acualquier cosa (y si no las tienes ya buscarás la manera de desarrollarlas).
Consideras que estás en el mejor momento de tu vida y más de una vez te has dicho a ti misma que tienes mucha suerte de estar soltera.
Quieres que tu trabajo tenga un sentido, más allá del utilitario de pagarte la hipoteca y las facturas.
Cuando alguno de tus amigos se casa, tú te alegras de corazón. No tienes sentimientos de tristeza ni de envidia.
Cuando alguien te pregunta si estás casada y sabes que ya has superado la edad que, según el criterio de la persona que pregunta, sería razonable, estás preparada para lo siguiente que, sin ninguna duda, será: "Pero ¿qué pasa contigo? ¿Tienes algún problema?".
La supersingle se permite, además, ligar en Tinder , pero solo para ver si aún cotiza en el mercado: en realidad sus intenciones no son serias y es una experta en autoboicotearse en las relaciones.
Para algunos se trata de la nueva heroína feminista que cada día traspasa un poco más los límites impuestos por la sociedad patriarcal... "¿Heroína feminista yo? -se escandaliza Lourdes C.-, en mi vida hay poca militancia. Si tengo algún mérito es haberme adaptado a las circunstancias [léase, no encontrar una pareja que ella considere a su altura] y haberme construido una vida que me gusta. ¿Es eso un pecado?", se pregunta.
La vida de Lourdes C. está planificada al milímetro. Parecería que la lleva organizada en una tabla de Excel. Y todo es innegociable. Desde sus cinco clases de yoga semanales, hasta sus tres horas de lectura de la mañana del domingo, pasando por el cine de los sábados y la cena de los viernes (con su exnovio), que a saber cómo acaba. Una hipótetica pareja lo tendría más que difícil para colarse en semejante agenda.
Una encuesta realizada en 2016 por la Universidad de California constataba que las personas solteras se sentían más realizadas que las casadas y que, al contrario de lo que pasaba 30 años atrás, cada vez eran más los solteros por elección. "Ser solteros -decían los autores del estudio-, les permite vivir sin fijar límites, de un modo más auténtico y siguiendo sus instintos".
En algunos países como Francia se habla del boom de los solteros (18 millones de personas no tienen pareja en el país vecino). En España, según la encuesta del INE de 2017, el 25,4% de los hogares se componen de una sola persona, y siete de cada 10 de son mujeres. En el 83% de los hogares monoparentales (1.842.400 en España), el único adulto es una mujer: la madre. De hecho, podrían llamarse hogares "monomarentales".
Iris de la C. (42) volvió de Londres después de 10 años, consiguió un permiso para trabajar a distancia y trasladó su puesto de directora de una revista a Madrid. "La falta de luz me estaba matando", dice. Ha retomado la ciudad con ganas, no se pierde una exposición, ni una obra de teatro y ha renovado su tarjeta en una cadena de cines. Entre sus planes está también buscar un novio, pero lo cierto es que por ahora no encuentra el momento. "En teoría es parte del plan (lo del novio), pero realmente no veo cómo encajarlo en mi vida. Tiene que mejorar, y mucho, lo que yo he construido". Su listón está tan alto que es imposible de superar. Como dice el chiste de Mafalda: "Hay mujeres tan complicadas que, cuando se les aparece el príncipe azul, resulta que no era del tono de azul que realmente querían".
La psicóloga Bella De Paulo, autora del libro Singled Out (St. Martin Press) tiene la teoría de que las personas solteras tienen una actividad social más frenética que los casados, que según ellas "se aíslan en una especie de vida cocooning". La psicóloga insiste en no confundir a las solteras/os con las personas solitarias. Si estos últimos están aislados, "los solteros están totalmente conectados, tienen una red social más poderosa que los casados, que incluye a sus amigos, sus vecinos, sus compañeros de gimnasio y su familia".
Pero los superpoderes de las supersingles no las libran de las presiones sociales, los comentarios de la familia o las expectativas de las madres que anhelan ser abuelas. Pero, al menos, no se las mira con conmiseración como hace 30 años, cuando se les auguraba una muerte solitaria con su gato como único testigo. Ahora, muchas parejas casadas envidian la vida de la gente soltera, aunque aún pocos lo reconozcan en público.
Las series de televisión como Ally McBeal (1997), Sexo en Nueva York (1998) y películas como El diario de Bridget Jones (2001) cambiaron la percepción del personaje de la soltera en el imaginario popular. Por primera vez, era la más guapa, la más lista y la más divertida del reparto. También la mejor vestida y por la que las marcas de moda apostaban con todo su poderío.
Sin embargo, no es lo mismo una soltera que una supersingle. Para transitar a ese estado superior del alma, la soltera tendría que dejar de preocuparse por las relaciones románticas y superar la angustia de no ver caer rendido a sus pies al amor de su vida. Las supersingles ya han asumido que su felicidad no depende de semejante advenimiento.
No hay que quedarse soltera si no es lo quieres. Algunas mujeres prefieren casarse... consigo mismas. Y jurarse amor eterno, con anillo de compromiso y ceremonia incluida. (Esto es cierto). Tras esta ceremonia se entraría en un estado de sologamia, aún sin reconocer por la ley.
La primera boda de este tipo se celebró en Estados Unidos en 1983. Las bodas, cada vez más comunes, pueden incluir paseíllo al altar (de cualquier naturaleza o culto), regalos y una luna de miel (con una misma).
Diana Aller se casó consigo misma en Madrid en 2015. Cuatro meses después contaba en su blog (Lo dice Diana Aller) cómo iba su matrimonio: "Está siendo una relación muy bonita, llena de sorpresas y alegrías (...). Ojalá más mujeres decidan sellar una alianza de amor consigo mismas...".
La escritora y guionista también publicó lo que dijo ante sus amigos aquel día: "Yo, Diana me quiero como esposa, y me entrego a mí. Y prometo serme fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida. Cuando le preguntaron: "Diana, ¿quieres ser la mujer de tu vida?", respondió: "Sí, quiero".
La profesora Bella DePaulo, después de entrevistar a 814 personas durante 30 años para su estudio de la Universidad de California, cree que una supersingle es, sobre todo, una soltera de corazón. Es decir, es un estado que no depende de la situación sentimental: porque incluso si una está embarcada en una relación de pareja se puede ser una supersingle. Es algo que casi se lleva en los genes, es un estado de ánimo y tiene que ver con la autosuficiencia y la independencia.
Para identificar a estos seres celestiales, la profesora de Paulo elaboró una especie de cuestionario trampa que incluía preguntas como: "Si estuvieras en un relación y esta se terminara, aún cuando sintieras algo de pena, ¿también te sentirías aliviada por recuperar tu vida anterior?". O también: "Cuando ves a grupos de parejas socializando, piensas: "Me gustaría estar ahí con mi chico" o "Qué horror prefiero no lidiar con los amigos políticos, son casi peor que la familia política"....
Al final, todo queda en una serie de preguntas misteriosas -¿Qué es primero, el huevo o la gallina?, o mejor aún, ¿una supersingle nace o se hace?- para las que la ciencia de las relaciones aún no ha encontrado una respuesta.
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