Garbiñe Muguruza: la raqueta mágica
Tenía seis años cuando llegó a la academia de tenis Bruguera, un centro de alto rendimiento pensado para entregarse en cuerpo y alma al deporte. Lleva desde los 14 viajando sola, de torneo en torneo, aprendiendo a competir, a renunciar y a ganar. Ha vencido en dos Grand Slam: el Roland Garros en 2016 y Wimbledon en 2017. Ese mismo año se convirtió en número 1 del ranking mundial –ahora se encuentra en el tercer lugar–, un puesto que solo otra española, Arantxa Sánchez Vicario, había alcanzado antes. A Muguruza no le importan las comparaciones, pero puestos a pedir, aspira a ser como Rafa Nadal, “aunque él es mucho más que un extraordinario jugador; es un ídolo, un ejemplo más allá del tenis”, asegura.