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Tienen una pasión en común: la música. Y gracias a ella comienzan a ser conocidas más allá de nuestras fronteras. En conciertos, salas y festivales, han dejado claro que la nueva generación musical viene pisando fuerte.
El nuevo rock tiene el nombre de cuatro veinteañeras madrileñas: Carlotta Cosials, Ana García Perrote, Ade Martín y Amber Grimbergen. Abarrotan salas en Tokio, Singapur, Londres, Nueva York o Sídney o Los Ángeles. En 2011 subieron a Bandcamp un par de temas y llamaron la atención de una periodista londinense. Desde entonces, han tocado en festivales como Glastonbury o Coachella. Con su segundo disco, I don’t run, empiezan a ser profetas en su tierra.
Se define como “una cantautora con un estilo ecléctico y sin prejuicios”. Su música es alternativa con un toque retro, folk y nostálgico: el fruto de una vida nómada. Nacida en Canarias y de origen sueco, pasó la infancia en Suecia y luego se fue a Nueva York. Todas las canciones de New York Anthem, su primer álbum, hablan de esta ciudad.
Eligió la trompeta porque en la escuela de música no quedaban plazas de piano o violín. Tenía siete años y en una semana ya era capaz de tocar un tema completo, cuando lo normal es tardar meses. Hoy, a los 23, es uno de los grandes talentos del jazz en nuestro país y ha realizado varias giras internacionales. Su último disco, Emotional Dance, lo ha grabado en Nueva York, con el mismo sello que fichó a John Coltrane, Ray Charles y Duke Ellington. Compone, toca la trompeta y canta. Y sí, hay quien compara su voz con la de Billie Holiday o Norah Jones.
