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Habría que ser un ermitaño de esos que ya no quedan para no toparse con Paula Echevarría varias veces al día. Porque es prácticamente imposible navegar por internet, ver la televisión o abrir una revista sin que tus ojos se crucen con los de esta actriz asturiana de 40 años, que ha conseguido consolidar una carrera interpretativa que va a más y una imagen que seduce a todos los públicos. Incluso nos hemos acostumbrado a que su rostro, que sonríe envolviendo edificios de 20 plantas o llenando pantallas gigantes, forme parte del decorado urbano.
“La primera vez que me vi en una lona inmensa en plena Castellana iba conduciendo y pensé: “¡Qué grande!”. La verdad es que te choca, pero también te hace ilusión”, reconoce. Pero Paula trata de no darle demasiada importancia a su omnipresencia mediática.
“ Colaboro con las mismas marcas desde hace muchísimos años porque me gustan y me identifico con ellas. Y creo que eso te hace tener credibilidad. Pero yo no pienso que esté haciendo las cosas tan bien y tengo muy claro que todo lo que sube, baja. Estoy preparada para lo que venga”, afirma. Sin embargo, el hecho de ser una de las españolas más buscadas en internet y tener más de dos millones de seguidores en Instagram (que siguen sus looks como si fuera una religión) la han convertido en un fenómeno en el que no se atisba fecha de caducidad.
“No se trata de cómo sea yo, sino de cómo me ven los demás. Y habrá quien piense que soy muy cercana y otros a los que no les guste nada. Lo que sí te puedo asegurar es que no es nada orquestado y que tal vez ese sea el secreto. Por ejemplo, con mi blog, la gente sabe que no me visto para la foto, que a veces me la hace mi padre deprisa y corriendo, casi siempre en el mismo sitio y con lo que de verdad me pongo para ir a trabajar o para el día a día. Tal vez pueda resultar aburrido, pero se nota que no trato de venderle nada a nadie ni de dar lecciones de estilo”, explica.
Y aunque le gusta cuidar su aspecto –“no me cuesta nada porque he sido así desde niña y tengo debilidad por los potingues”, reconoce–, asegura que no es de las que se machaca para estar impecable. “ Necesito comer bien porque si no, me pongo de muy mal humor. Pero trato de hacer todos los días algo de ejercicio, aunque solo sean 10 minutos”, afirma.
En este ascenso imparable, hace ya cuatro años que Paula pertenece a esa categoría de celebrities que cuentan con su propio perfume. Ya va por el cuarto, señal inequívoca de que esta aventura también es un éxito. De la mano de Puig, primero fue Paula. Le siguieron L’Eau y Sensuelle. Ahora llega Coral, una versión veraniega de la fragancia original. “ En verano soy la mujer más feliz del mundo. Todo el mundo me dice: “No entiendo por qué te gusta este calor”, pero yo estoy encantada. Los días son largos y, aunque llegues tarde y agotada de trabajar, te apetece salir a tomar algo. Además, la ropa es más bonita, estás morena y favorecida. Para mí los veranos son siempre especiales; me casé en verano. Mi madre, mi hija y yo nacimos en verano y somos Leo. Incluso, aunque trabaje, que me ha pasado muchas veces, lo disfruto”.
Pero, sin duda, estas vacaciones van a ser especiales –y merecidas– porque ha sido un año agitado y lleno de cambios. Profesionalmente, Paula ha vuelto al cine por la puerta grande de la mano de Gracia Querejeta y Maribel Verdú con la película Ola de crímenes, que se estrenará el próximo otoño. Acaba de terminar el rodaje de su próxima serie, Los nuestros 2, donde da vida a la sargento Martina Ibáñez y comparte protagonismo con Rodolfo Sancho.
“Hemos rodado en un montón de localizaciones porque teníamos que simular que estábamos en países como Siria o Afganistán. Y me lo he pasado como nunca. ¡Ha sido durísimo, pero he disfrutado tanto! Quizá los actores estamos más acostumbrados a trabajar con las emociones que con el físico, y tanto la película como la serie tienen muchísima acción. ¡A ver si ahora me voy a aficionar a esto y me voy a convertir en Lara Croft! –reconoce entre risas–. Además, me ha dado la oportunidad de convivir con militares y conocer su trabajo. El otro día me preguntaban cómo eran las mujeres en el ejército y pensaba: “Espero que en unos años nadie se plantee una cuestión como esta”. Porque las militares son como todas las mujeres, no hay un prototipo”.
Y en el terreno personal, ¿qué contar que no se haya dicho ya? Paula se separó del cantante David Bustamante tras 11 años de matrimonio y una hija en común. Después, inició una relación con el futbolista Miguel Torres, que también dio para muchos titulares y especulaciones hasta que se hizo oficial.
“He tenido un año complicado. Aunque lo realmente convulso fueron los daños colaterales. Cuando nosotros tomamos la decisión de separarnos las cosas estaban muy meditadas y lo más doloroso ya había pasado. Pero el circo que se monta a tu alrededor, el hecho de que te persigan 12 coches todos los días y te sientas como una delincuente cuando lo único que has hecho es elegir un camino que además, no es nada fácil”, asegura.
“Cuando más paz y tranquilidad necesitas para lidiar con lo que te está pasando, resulta que tienes un photocall diario a la puerta de tu casa con preguntas incómodas y tu hija en medio. Porque si atravesar esa situación era complicado para mí, imagínate para la niña o para mis padres, que viven en Asturias y tenían que escuchar cada cosa… Yo soy fuerte y manejo estas cosas de otra manera, sé que hoy sale una noticia, mañana otra y se acabó, pero ellos, como padres, sufren mucho. Aunque te aseguro que de puertas para adentro yo seguía con mi vida y mi trabajo y me sentía bien, había una parte que se me escapaba, que no controlaba”, explica.
¿Y ha aprendido algo de todo eso? “¡Muchísimo! De todo se saca algo bueno. Te pones a ti misma contra las cuerdas y conoces tu verdadera fortaleza, a tus amigos... Cómo reaccionas tú y los demás ante determinadas situaciones. También he aprendido a ser más cautelosa a la hora de hablar de mi vida privada porque sentí que durante muchos años había hecho demasiado partícipe al público de mi vida, algo que me salía de la forma más natural del mundo y no a golpe de talonario. De hecho, mi relación actual es mucho más discreta”, reconoce.
Pasado el vendaval, Paula afirma estar ahora “muy feliz”, resta importancia al hecho de vivir lejos de su pareja –“el eje de mi vida es mi hija y el resto me lo tomo con mucha tranquilidad”– y reconoce que, a estas alturas, ha llegado mucho más lejos de lo que nunca hubiera soñado. Y es que, para ser una chica de pueblo que se marchó a estudiar inglés a Londres – no le daba la nota para hacer la carrera que quería, Periodismo– pero acabó aprendiendo italiano antes de probar suerte en Madrid, no le ha ido nada mal. “No hay que ponerse límites a uno mismo. Mi existencia es mucho mejor de lo que había imaginado, pero la verdad es que nunca he sido nada pretenciosa ni de marcarme metas. Todo lo que ha venido han sido como pequeños regalos que me ha hecho la vida”.
“Cuando hablaba con Gregorio Sola Vela, el perfumista de Puig, le decía: “Quiero que Coral refleje ese momento en que vuelves de la playa, te duchas y usas un aftersun que huele un poco a bronceador, pero también a limpio y a verano. Y quiero que recuerde a la clásica vaselina”. ¡Y me lo dio hecho!”. Así explica Paula Echevarría qué hay detrás de Coral, el más veraniego de los cuatro perfumes de la actriz, tras Paula, L’Eau y Sensuelle. “Nos conocemos desde hace años y sabe que hay ciertas notas que no soporto. Pero siempre me descubre otras que me encantan”, continúa. En Coral se mezclan las de bergamota y mandarina con té verde, rosas, cedro y ámbar para conseguir una fragancia fresca y sensual que nos remite al estío, su estación preferida. “Lo más importante en un perfume es que no moleste. Puede ser denso, de esos que dejas un poco de rastro cuando pasas, pero sin resultar cargante”.
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