Caitlin Moran habla como una ametralladora. Sabe que la comedia es puro ritmo y lo explota. De hecho, explotar es parte de su método. Es histriónica, afectuosa, malhablada. "¿No te parece que las tetas son como ojos?", me dice mientras tomamos café en la cocina de su casa georgiana al norte de Londres. Caitlin se acaba de liar un cigarrillo y lanza el humo a través de una puerta entreabierta que da a su jardín. Estamos hablando de todos los anillos de boda que ha perdido, de las rocas que estallan y se convierten en diamantes, de la depilación brasileña, de su perra Luna, del Brexit. Y también de esas cosas que a otros les dan pudor, pero a ella le resultan transformadoras.
Por ejemplo en 2015, durante la presentación de 'Cómo se construye una chica' (Anagrama) en Nueva York, se levantó la camiseta y le enseñó a la audiencia (americana) su "sonrisa feminista". Es decir, los michelines de su abdomen apretados en forma de sonrisa y unos ojos pintados en el sujetador. "Si hay algo que nadie quiere ver –me dice– algo que la gente finge que no existe, es la barriga flácida y con estrías de una mujer que ha parido dos veces. La clave de toda esta escena es: "Hola, yo soy la que ha decidido cómo sentirse con respecto a su cuerpo y elijo habitarlo con alegría". Sé que es un gesto tonto, pero creo que a la vez es extrañamente profundo".
Su foto amasando su barriga salió en la portada del periódico Daily Mail. "Ojalá hubiera visto algo así cuando tenía 13 años. En esa época la única mujer que se parecía remotamente a mí era la cerdita Peggy de los teleñecos. Los otros modelos que había en televisión eran Alexis Carrington, de la serie Dinastía, y Margaret Thatcher. ¿Cómo te construyes con esas imágenes? ¿Cómo llegas a saber quién quieres ser?". Y ese es, en definitiva, su apostolado. Decirle a las adolescentes lo que hubiera querido escuchar cuando era como ellas: que ser mujer no es algo en lo que se pueda fracasar. De ningún modo.
Moran creció en un barrio obrero de Wolverhampton, una ciudad dormitorio cerca de Birmingham. Sus padres eran hippies y vivían de los subsidios sociales. Tuvieron ocho hijos y todos se educaron en casa. Ella, que es la mayor, dejó el colegio a los 11 y, básicamente, se hizo a sí misma con la ayuda de la biblioteca pública y la televisión. Cuando era adolescente pesaba casi 100 kilos. Todos los miembros de su familia estaban gordos, en parte, gracias a unas “piruletas” de queso fundido que comían a todas horas.
Sin embargo, de algún modo resiliente y milagroso, la escritora logró convertir su dickensiana infancia de la era Thatcher en una fuente de anécdotas hilarantes. Su libro de memorias (y manifiesto feminista) 'Cómo ser una mujer' (Ed. Anagrama) comienza el día que cumplió 13 años, con un grupo de chicos que la persigue y le lanza piedras porque está gorda y es una friki. Pese a la crudeza de los hechos, jamás se presenta a sí misma como una víctima. ¿Cómo ha logrado hacer esa lectura optimista de su propia historia? "Me crié con los musicales de la Metro Goldwyn Mayer y Judy Garland decía que, por muy mal que te vayan las cosas, si cantas una canción la gente siempre se pondrá de tu lado. Es decir, si te presentas a ti misma como una víctima, serás tratada como tal; si dices las cosas con rabia, el 90% del debate se centrará en las formas y no en lo que estás contando. Así que hace tiempo que tomé la decisión de decir las cosas de forma clara y divertida porque sé que es la mejor manera de ser escuchada. Los trolls adoran a una mujer que llora y que grita, y yo no les voy a dar lo que quieren, así que canto una canción".
En 2014, Moran fue elegida en Gran Bretaña como la periodista más influyente en Twitter y la columnista del año. Aquella adolescente irónica pasó de ser el antílope que huye de los leones en un parque lleno de botellas rotas a ser una estrella de los medios y una líder de opinión. Hoy, publica dos columnas semanales en el Times Magazine y una mensual en nuestra revista, Mujerhoy.
Caitlin Moran
¿Cómo se da ese salto mortal? " Empecé a trabajar en la prensa musical con 16 años y con 17 gané un concurso para jóvenes reporteros del The Observer cuyo premio era publicar seis columnas durante el verano, pero la última se quedó inédita por falta de espacio y yo estaba desesperada por la pasta: le había prometido a mis hermanos que les compraría unas camas con ese dinero, porque en esa época estaban durmiendo en el suelo. Así que mandé un fax al periódico The Times con mi columna explicándole lo que había pasado y a la media hora me llamó una mujer y me contrató. Sé que suena inverosímil que una chica de 17 años logre una columna en un periódico nacional así –continúa Moran–, pero hay una fuerza increíble en una persona joven que ha decidido que nada puede detenerla y aquella jefa se dio cuenta. Al principio, escribía cosas divertidas sobre ser una adolescente y la vida real de la gente de clase obrera. Me pasé los cinco primeros años convencida de que me iban a echar. Pero entonces tuve a mis dos hijas y sentí la necesidad de escribir sobre política, sobre el estado del bienestar, sobre la identidad femenina, sobre masturbación, sobre la “fisicalidad” de la mujer, y el matrimonio y el amor y el divorcio... Todo eso sobre lo que nadie estaba escribiendo en serio porque al patriarcado nunca le ha parecido lo bastante importante".
Mujerhoy Tenemos a Trump, a Putin, a Harvey Weinstein, pero por otro lado tenemos el movimiento #Metoo, a Wonder Woman, las movilizaciones del 8 de marzo y el feminismo 'mainstream'. ¿Por qué cree que todo está sucediendo al mismo tiempo? Caitlin Moran El hecho de que tengamos la versión más extrema de este tipo de hombres de voracidad infinita gobernando en el mundo tiene que ver con la propia decadencia del sistema. Estamos viviendo los últimos días del patriarcado. Las próximas generaciones ya están buscando otras salidas, así que para ellos es la última oportunidad de demostrar que llevan razón. Y la verdad es que es terrorífico, porque no sé cuántas cosas van a tener que empeorar para que finalmente vayan mejor. Pero el cambio cultural es irreversible.
Mujerhoy Si pudiera hablar con Trump, aquí en su cocina, qué le diría. Caitlin Moran Creo que su problema no es político, sino psicológico. Y lo mismo sucede con el Brexit, que es más psicológico que político: por un lado tienes a los que han estado empujando para que el caos hunda al mercado y hacer grandes inversiones por muy poco dinero, los carroñeros; pero, por otro, también tienes a un país, Gran Bretaña, que se ha hecho viejo y está aburrido y cansado; ya no sabe cómo ser un jugador global y lo único que quiere es cerrar la puerta de su casa y que le dejen en paz. Así que, si tuviera aquí delante a Trump, le presentaría al mejor terapeuta que conozco para que tuvieran una conversación muy seria acerca de por qué es un hombre tan asustado.
Mujerhoy El 8 de marzo hubo grandes movilizaciones en España. Ahora que el movimiento es tan transversal y hasta los políticos “son” feministas, ¿cree que se van descafeinar las reivindicaciones o a lograr los objetivos? Caitlin Moran Para cambiar las cosas, lo primero que hay que hacer es cambiar las mentalidades y poner en primer plano el dolor. Decir: “Sí, yo he sido violada” o “Sí, me han echado del trabajo por ser madre”. Hablar, hablar, hablar. No callar. En esa fase ha sido crucial el activismo on line de las mujeres jóvenes, porque las redes son su territorio natural. Pero en el siguiente paso, lo que hay que preguntarse es qué podemos hacer para arreglarlo. Y para esta fase necesitas a mujeres más mayores, que sepan de legislación, que hayan militado antes, que sepan cómo presionar a las instituciones para llegar hasta el final. En algún momento hay que parar para tener un pedazo de papel. Pero uno de los grandes problemas del activismo en internet, que es donde ha crecido y se ha hecho más fuerte, es que es demasiado puritano y purista; así que cuando una de esas mujeres interesantes y maduras dice algo problemático, acaba siendo arrastrada por el barro. Todas ellas son increíbles, pero cometen un solo error, porque son mayores y no son conscientes de cómo ha cambiado el lenguaje o porque realmente la han cagado e inmediatamente son desechadas y expulsadas del debate. Así que seguimos matando a las ancianas de la tribu, mientras muchas jóvenes dejan de hacer preguntas y de cuestionar para no ser juzgadas, ya que han visto lo que les ocurre a las que se ponen delante. Y eso es un desastre para el activismo y hace muy difícil que haya auténticos referentes. Queremos que nuestros referentes sean perfectos y eso es, sencillamente, imposible.
Mujerhoy Los problemas de salud mental entre las chicas adolescentes -depresión, anorexia, autolesiones- han crecido un 250% en los últimos años. ¿A qué cree que se debe? Caitlin Moran Cuando una niña ve a todas esas mujeres maravillosas en la tele, tan guapas, tan delgadas, y se da cuenta de que no se parece en nada a ellas es terrorífico. Un hombre puede ser solo un chico que se ha hecho grande; pero la diferencia entre una chica y una mujer es una transformación dolorosa y silenciada, un trabajo agotador. Mientras ellos están saliendo al mundo, ellas se están haciéndose cortes y matándose de hambre y perdiendo la cabeza, que en el fondo no es otra cosa que retrasar o rechazar todo lo que implica llegar a ser una mujer adulta.
Mujerhoy Y, además, con la gran ansiedad de no ser amada. Caitlin Moran Sí, totalmente. Si sales en la tele, lo primero que va a comentar la gente es: “¿Quién es esa jodida gorda?”. Y el problema es que en la edad temprana no piensas acerca de todo esto con palabras, solo lo sientes. Estás absorbiendo esta atmósfera emocional de que ser mujer es un trabajo en el que puedes fallar en un segundo [chasquea] de unas 20 o 30 maneras. Por eso es tan importante que entiendan que hay otros modelos. Siempre llevo botas porque quiero estar aferrada a la tierra. ¡Es jodidamente simbólico que las mujeres pisen en el espacio público con unos tacones de los que es tan fácil caerse! “Ocupa tu espacio, siéntete cómoda, pisa la tierra con seguridad y sin dolor. Que no te nieguen tu espacio, y si no cabéis, no empujéis a nadie para estar ahí, pedid más espacio”, les digo a mis hijas.
Mujerhoy Vargas Llosa ha escrito que el feminismo ejerce de censor moral contra libros como Lolita. ¿Qué relación tiene con esa novela? Caitlin Moran Ambigua. Cuando era adolescente, pude crecer sintiéndome deseable porque nunca leía libros escritos por hombres. En las novelas de Ernest Hemingway, Chandler o Philip Roth solo aparecen mujeres sin vida interior que están buenísimas y a las que hay que poseer. Por suerte, a mí no me llegaron estos mensajes porque estaba con Jean Eyre, Escarlata O’Hara, Jo de Mujercitas, Ana de las tejas verdes... es decir el tipo de chicas inteligentes, determinadas, un poco raras, no demasiado guapas y orgullosas de sí mismas con las que podía identificarme. De hecho, creo que Lolita es un libro que ninguna chica de 13 años debería leer porque, como el porno, le haría mucho daño. Siempre les digo a mis hijas que intenten vivir en un mundo donde los hombres no les expliquen cómo son o tendrían que ser las mujeres. Lo cual no significa que Lolita no sea un libro maravilloso. Cuando lo leí por primera vez, ya de adulta, pude apreciar su inmenso valor artístico. La prosa amorosa es tan bella, que si la trama no girara acerca de una relación de abuso y violación a una niña, la gente elegiría fragmentos de Lolita para leer en sus bodas.
Caitlin Moran
Mujerhoy Pero muchas veces tenemos al enemigo en casa. 50 sombras de Grey fue escrito por una mujer. ¿Por qué cree qué tantas lo han leído, se han excitado y lo recomiendan? Caitlin Moran Primero, porque era un libro guarro y el sexo siempre es sexy. Tanto hombres como mujeres somos incapaces de no prestar atención a alguien copulando, aunque sea una pareja de monos en un documental. En segundo lugar, y en gran parte tiene que ver con cómo nos hemos construido dentro del patriarcado, una de las cosas más difíciles para todas las mujeres del mundo es desconectar de sus cabezas, estar en sus cuerpos y disfrutar del sexo. Incluso si tienes muchas ganas, no puedes evitar pensar: “Qué pinta tengo”, “Debería hacer dieta”; “¡Joder, se me ha olvidado sacar a pasear al perro!; “He dejado la luz de las escaleras encendida”; “No he llamado a mi madre”… Nos cuesta mucho acallar esas voces multitarea que atormentan nuestra vida. Por eso para algunas mujeres el atractivo del sexo con dominación tiene que ver con una experiencia tan abrumadora físicamente, que acalla la cabeza instantáneamente. Aunque, claro, ideal es que estés en la cama con alguien que, con sus palabras y con la forma en que te toca, te vaya ayudando, poco a poco, a salir de esa centrifugadora mental. Puede que a otras les guste algo más fuerte pero, desde luego ese no es el tipo de sexo que practicaría jamás una chica virgen –como la protagonista de 50 sombras...–, a cambio de objetos materiales carísimos y de terribles diálogos.
Mujerhoy 'Cómo ser una chica' empieza con una adolescente masturbándose en la cama. ¿Es consciente de que es una escena que hace sentir incómoda a muchísima gente? Caitlin Moran Lo sé y por eso lo hice. Creo que una chica que se masturbe a menudo tiene muchas más opciones de tener éxito en la vida que una que no lo haga, porque estará más contenta, porque tendrá más claro lo que quiere del sexo, porque es menos probable que tome antidepresivos. Masturbarse es fácil, es rápido, es gratis, no engorda, te pone una sonrisa en la cara. Si pudiera invertir en bolsa en una empresa llamada masturbación femenina sería una gran accionista.
Mujerhoy ¿Sus padres están todavía vivos? Caitlin Moran Sí [suspira]. Mis padres fueron auténticos hippies y tuvieron niños sin dejar de serlo ellos mismos, con la idea de que nos cuidáramos entre nosotros. El experimento no salió mal del todo. Pero cuando tienes hijos y revisas tu infancia, te das cuenta de que tal vez lo que hicieron, o lo que no hicieron, fue fruto de la pereza, no de la ideología. Así que no suelo verlos.
Antes de despedirnos le pregunto por la chapa militar que lleva en el cuello. ¿Qué significa para ella? "No suelo llevar joyas, pero me gusta colgarme cosas, así que cada año me grabo en estas placas un nuevo lema. El de 2018 es 'Velocidad, ángulo y esfuerzo': mi manera de escribir. Ángulo porque hay mucha gente que sentencia, pero yo trato de abordar los temas de manera oblicua. Lo que quiero es cambiar las cabezas, no que me den la razón o se indignen con lo que digo".
Mujerhoy ¿Cuál fue el lema de 2017? Caitlin Moran 'Siempre cabalga', porque cada vez que salía de casa debía estar preparada para la pelea. El año pasado fue bastante difícil, pero el anterior llevé escrito algo más luminoso: 'Yeah, yeah, yeah', de los Beatles. Porque cuatro chicos en armonía cantando 'Yeah, yeah, yeah' ha sido uno de los momentos más maravillosos de la historia de la humanidad. ¿No crees?
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20 de enero-18 de febrero
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