actualidad
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Las escapadas románticas han mutado. Ya no salta la chispa en una góndola veneciana o en un puente de París. Se han derribado todos los mitos románticos y el mundo es hoy un lugar más diverso.
Lo he comprobado cuando, por puro hastío vital, he decidido explorar fuera del universo Tinder y he encontrado otras opciones donde los candidatos disponibles están de paso por la ciudad en viajes de trabajo, desplazamientos efímeros, fugaces escapadas para hacer networking (la religión del siglo XXI). En todos los casos se ofrecen para breves encuentros -sexuales o no- que les permitan compartir su paso por la ciudad con una hipotética media naranja. ¿Quién sabe lo que te depara el destino?
Hacer mención de la situación sentimental es muy de 2017. Si estás de paso, a nadie le afecta. Tampoco nadie pregunta. Vas con la verdad por delante: eres una estrella fugaz. Más temprano que tarde, te marcharás porque tu vida está en otra parte. Sin embargo, esta circunstancia no impide que busques el amor o lo que surja allá donde vayas.
Viajar en el tiempo es posible. Vivir en otra dimensión, también.
Como los exploradores del mundo antiguo buscaban El Dorado, estos eternos viajeros buscan amor (o lo que surja) cruzando la mar océana. Se conectan desde aeropuertos, wifis gratuitos de Starbucks, McDonald o autobuses de la EMT. Su condición de nómada es liberadora, para ellos y también para ti.
Imposible seguirles el rastro. Van por la vida ligeros de equipaje y te citan en apartamentos de Airbnb con las maletas a medio hacer, la americana de la última videoconferencia colgada en la puerta del armario y el ordenador encendido encima de la cama.
Estudiar Mecánica Cuántica para encontrar la explicación física de estos fenómenos paranormales.
Los viajes de trabajo son abundantes en nuestra economía global y estos caballeros andantes de las multinacionales, que firmaron en su contrato una cláusula de libre disponibilidad y alta movilidad, están, literalmente, libres y disponibles... mientras dure su viaje de trabajo. Una vez que termina el dulce desplazamiento laboral desaparecen, se autodestruyen, sus perfiles se pierden en la nube. Son auténticos magos del tiempo y el espacio.
Como soy una persona flexible, imagino que viven en otra dimensión, hablan lenguas improbables y viven en organizaciones sociales desconocidas para nosotros. Ya no pienso que están casados y residen en Londres, a dos horas en avión. Eso me parecería de una vulgaridad innecesaria, prefiero creer que son seres celestiales que viajan en ondas diferentes. A la velocidad de la luz.
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