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Desahucios, una caída al vacío, por Isabel Menéndez

Las madres solteras y las víctimas de violencia de género son quienes más sufren el desalojo de su vivienda. ¿Es esta otra forma de maltrato social?

Las consecuencias de los desahucios pueden llegar a ser muy graves. / efe

Isabel Menéndez
Isabel Menéndez

Las noticias sobre mujeres que se quedan en la calle por desahucios, sin una solución alternativa, con hijos y en las condiciones de mayor desamparo posible que un ser humano puede sufrir, se repiten. Una de ellas, recientemente, se suicidó cuando fueron a sacarla de su casa, pero no ha sido la única. ¿El vacío al que se arrojan estas mujeres simboliza el que sienten en tales situaciones? ¿Quién es el responsable de esos suicidios: ellas o un sistema social cruel e injusto que no protege a los más débiles?

En la supervivencia

La condición femenina aporta a nuestra cultura una fuerza tan vital como necesaria. ¿Hay diferencias en el modo en que hombres y mujeres hacen frente a estas situaciones traumáticas? Parece que sí. A menudo, el protagonismo de las mujeres en esta lucha por disponer de una vivienda digna es mayor que el de los hombres. Es más habitual que los padres que no pueden satisfacer las necesidades económicas de la familia se destruyan y se depriman, hasta el punto de que su identidad quede arrasada. Las mujeres están más apegadas al día a día de la supervivencia familiar, sobre todo si hay niños. Así que cogen las riendas, intentan proteger a los pequeños, buscan con quién negociar y pelean. Quizá saben que lo más importante de la vida se halla ahí, en las cosas pequeñas. Como hipótesis, podríamos suponer que al tener más facilitada culturalmente la expresión de los sentimientos, su mundo emocional se fortalece ante la adversidad.

Pero algunas, como Alicia V. M. no consiguen salir adelante. Tenía 65 años y se arrojó al vacío desde el balcón de su casa, quizá para matar el vacío que sentía en su interior. Se suicidó en Madrid, en el barrio de Chamberí, cuando los agentes de policía llamaban a su puerta para ejecutar su desahucio.

La mirada psicológica: poner palabras al traum

  • Cuando se ejecuta un desahucio, no se trata solo de echar a la persona de la casa en la que vive. La vivienda representa algo de uno mismo, un refugio necesario.

  • Lo más terapéutico es crear espacios donde estas personas amenazadas por realidades vitales muy duras puedan elaborar los sucesos traumáticos que viven, y para ello necesitan poner en palabras el dolor que padecen. Hablar puede evitar reacciones impulsivas. Los servicios sociales deberían dar apoyo psicológico.

Días antes conocíamos por la prensa la historia de Fátima, una mujer siria sin recursos que va en silla de ruedas. Llegó a nuestro país embarazada, huyendo del horror de la guerra con su marido y sus hijos, que tienen nueve, ocho y dos años. Pero en el centro de acogida se dieron cuenta de que su marido la maltrataba. Una educadora lo denunció y le impusieron una orden de alejamiento. La Comunidad de Madrid decidió entonces que ella no podía hacerse cargo de los hijos y decidió asumir su tutela. Finalmente, Fátima, que fue madre de nuevo recientemente, ha sido trasladada a una residencia para discapacitados.

Ahora, cada domingo recorre 15 km para ver a sus hijos y se derrumba cuando tiene que despedirse de ellos. Además, teme que le arrebaten a su bebé. En una entrevista decía: "Como a una persona le quitan el alma, a mí me han quitado a mis hijos".

La noticia. El riesgo de la pobreza

  • Según un informe de Amnistía Internacional, el índice medio de exposición a la pobreza en España es de un 22,1 %, pero asciende hasta el 37,5 % en el caso de las familias monoparentales, de las cuales un 83% están encabezadas por mujeres.

  • España destina el 2% del total de inmuebles a vivienda social, frente al 32% de Holanda, el 20% de Austria, el 18% de Reino Unido y el 17% de Francia.

  • Según Stop Desahucios, el 34% de los suicidios están causados por desahucios.

Ana Ramírez, pedagoga y voluntaria de la Asociación Internacional de Ayuda Humanitaria, que se ha ocupado del caso, dice que Fátima ha demostrado ser capaz de cuidar a sus hijos. Sostiene que se ha interpretado su discapacidad como un agravante, vulnerando sus derechos. "Deberían aplicar la Ley contra la Violencia de Género y darle recursos", concluye.

Las madres solteras y víctimas de malos tratos son las que padecen más desahucios, pues tienen menos recursos y más cargas familiares. Cobran menos y su trabajo es más precario. Los casos son innumerables. Sandra tiene dos hijos, uno de ellos discapacitado. El padre se marchó y ella comenzó después una relación con un hombre que acabó maltratándola. Lo denunció hasta 10 veces. Tras un intento de suicidio, le llego la notificación de desahucio. Pensó en ocupar una vivienda vacía, pero no llegó a hacerlo. El desahucio es vivido como lo que es: una forma de abuso y de violación. La marginación social arrasa el psiquismo

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