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Hanne Ørstavik: "A los 50 años todavía no sé lo que es el amor, sigo investigando"

La escritora noruega más premiada publica en nuestro país su obra maestra, Amor. Una novela fría, angustiosa y electrizante -reciente finalista del National Book Award-, que explora durante una noche glacial dos soledades: la de un niño de ocho años y su inalcanzable madre.

La escritora Hanne Ørstavik. / Linda B. Engelberth.

Isabel Navarro
Isabel Navarro

Todo en Hanne Ørstavik (Tana, 1969) remite a la niña que no fue y con la que quiere reconciliarse. Su corte de pelo a lo elfo, las partituras de canciones infantiles que está ensayando al piano, los vasos como golosinas escarchadas (que resultan ser de cristal), su voz teatral que juega a la inocencia... Su cuerpo grácil se mueve como flotando en la casa de techos infinitos que comparte en Milán con su pareja, un pintor y editor italiano por el que ha dejado su país. En la esquina, hay un gran retrato de Hanne pintado por él, que tiene una particularidad: está ensimismada mirando su móvil. ¿Qué le parece a ella? ¿Se reconoce? "La tengo tan interiorizada que a veces se me olvida que la mujer del cuadro soy yo -dice entre risas-. Fue un regalo de cumpleaños y lo que más valoré es que no me había querido pintar prestándole atención a él, sino en mi propio mundo".

Hanne Ørstavik ha sido traducida a 18 idiomas, cuenta con la distinción literaria más importante de su país, el Brageprisen, y su novela Amor (1997) traducida por primera vez al español y el catalán (Duomo/Les Hores) es lectura obligatoria de Bachillerato en su país. Además este año, la reciente traducción al inglés ha quedado finalista del National Book Award en Estados Unidos, donde han quedado impactados por su atmósfera -entre la metafísica y el terror-, en la que nadie es juzgado, pero hay culpables... por omisión.

Desde el frío

Con una prosa minimalista y sin sentimentalismo, Ørstavik cuenta la historia de Vibeke, una madre soltera, y de su hijo Jon, recién llegados a un pueblo perdido en el norte de Noruega. Una historia implacable, sobre el amor, o su ausencia, durante una noche de desencuentro.

Novela Amor (1997). / d.r.

  • Mujerhoy ¿Es Vibeke, la protagonista de su novela, una mala madre? Hanne Ørstavik En un nivel muy superficial sería fácil contestar que sí a esa pregunta. Pero esta novela sucede en una tarde y una noche, y creo que a veces un ser humano puede estar tan desesperado en su anhelo de amor que hace (o deja de hacer) algunas cosas sin pensar en las consecuencias. A todos nos ha pasado alguna vez en la vida... Vibeke es una madre que cuida de su hijo, le viste, le alimenta... Pero en lo emocional está desconectada. Se ocupa de lo físico, pero tiene un agujero dentro, como un abismo, y quiere llenarlo con lo que sea: con libros, con un tipo que acaba de conocer... Pero ese vacío no tiene colmo. ¿Qué le va a poder dar a su hijo? Para mí lo interesante no es juzgarla, sino acompañarla.

  • Mujerhoy La madre de su novela dice que se siente más viva en los libros que en su vida real. ¿Qué significa para usted leer? Hanne Ørstavik Hay muchas formas de leer. Puedes hacerlo para estar en contacto contigo misma, para descubrirte y confrontarte (que es mi manera); o bien para estar lejos. Yo crecí con una madre que leía a la manera de Vibeke: huyendo. Esa imagen de mi madre leyendo como una mujer inalcanzable; como si se hubiera marchado a un lugar inaccesible, era constante en mi infancia.

  • Mujerhoy ¿Y nunca hablaba con ella de libros? Hanne Ørstavik Nunca hemos estado unidas. Nos llevaba a la biblioteca -a mí y a mis dos hermanos-, y desaparecía durante horas en la planta de arriba mientras nosotros deambulábamos en la sección de niños. Nos transmitió el valor de la lectura, desde luego, y se lo agradezco, pero los libros no se convirtieron en un puente.

  • Mujerhoy Ha contado muchas veces que escribió este libro -tan duro, tan frío- cuando acababa de dar a luz a su hija. ¿Qué fue lo más difícil de ser madre al principio? Hanne Ørstavik Estaba preparada para que ella fuera mi hija y yo fuera su madre, pero no para que emergiera de repente, y de una manera tan violenta, mi propia infancia. Sentí que ella estaba dentro de mi piel y que era tan fácil herirla como herirme. Tenía esas fantasías paranoicas de serial killers... Así que su fragilidad abrió la puerta de mi propia fragilidad. Y ese fue uno de los motivos por los que nunca me atreví a tener más hijos.

  • Mujerhoy ¿Cree que es mejor madre hoy que entonces? Hanne Ørstavik Sinceramente, sí. He tenido que dar muchos rodeos para convertirme en una buena madre para mi hija y todavía estoy en ello Pero sé, y me resulta muy duro decirlo, que soy mucha mejor madre para ella ahora que hace 20 años. Ahora estoy más conectada conmigo misma.

Me resulta duro decirlo, pero he tenido que dar muchos rodeos para ser una buena madre".

  • Mujerhoy Supuestamente, son las madres quienes tienen un amor incondicional, pero en su novela es al revés. Hanne Ørstavik Creo que esa la gran crueldad de la infancia: el hecho de que los niños nunca pueden elegir. Como adultos tenemos opciones, incluso cuando parece que no es así. Pero el amor incondicional del hijo, su ceguera, es una forma de supervivencia.

  • Mujerhoy ¿El pueblo aislado en el que sucede la novela es similar al lugar donde usted creció? Hanne Ørstavik Sí, yo crecí en al norte de Noruega en un pueblo así. Una "comuna" de 250 habitantes con un centro administrativo y unas cuantas casas diseminadas por unos 100 kilómetros al lado de un río. Estábamos muy cerca del círculo polar, así que el sol desaparecía a finales de noviembre y aparecía en febrero. Nos mudamos allí en teoría por los trabajos de mis padres -mi madre dirigía los servicios sociales y mi padre era enfermero psiquiátrico-, pero yo creo que en realidad lo hicimos porque a mi padre le habría gustado ser un eremita y vivir solo en el campo. Aquel lugar estaba vacío, era la tundra y a él le encantaba. Odiaba las ciudades. Prefería la naturaleza a los seres humanos.

  • Mujerhoy Paradójico, teniendo en cuenta que en psiquiatría la materia prima son las personas y sus emociones. Hanne Ørstavik Sí, pero puedo entender esa paradoja, porque mucha gente se mete en la psiquiatría porque no soporta la sociedad. En realidad, sus "clientes" eran los que venían a nuestra casa y nos acompañaban. Gracias a ellos no estábamos tan aislados.

  • Mujerhoy ¿Se refiere a los enfermos? Hanne Ørstavik Bueno, yo los llamaría más bien "institucionalizados". Salíamos a menudo con ellos de excursión. Mi padre creía en el poder curativo las excursiones.

Cuando mi hija nació sentí que estaba dentro de mi piel y era tan fácil herirla como herirme".

  • Mujerhoy En la adolescencia, ¿había descubierto ya su vocación de escritora? Hanne Ørstavik Tenía un diario y escribía muchísimas cartas a mis amigos, pero nunca se me pasó por la cabeza, ni en sueños, que podía ser escritora. Es curioso, sobre todo si comparas mi experiencia con la del padre de mi hija. Él también vivía en un pueblo, y como tenía talento, todos los profesores le animaban a que fuera escritor. Sin embargo yo, que también destacaba, jamás encontré una palabra de aliento. A nadie se le ocurrió.

  • Mujerhoy ¿Cómo se dio cuenta de que era una escritora? Hanne Ørstavik Cuando tenía 24 años me sentía perdida, como arrastrada por las olas en la oscuridad. Había empezado varias cosas. Le había dado lo mejor de mí a la sociología, al dibujo, al teatro... En esa época trabajaba con máscaras y pantomimas. Hasta ese momento pensaba que yo no tenía historias, que no había nada que yo pudiera contar; no sabía que había una autora dentro de mí, me sentía vacía de mí misma. Por diversas circunstancias, tuve que esperar un curso para entrar en el segundo ciclo de Psicología y me acabé matriculando en una escuela de escritura. Fue allí donde me di cuenta de que para mí la lengua era como mi mano. Si eres un auténtico dibujante, la mano y la mente están conectadas sin necesidad de pensar. Y a mí me ocurre lo mismo. Cuando leo o escribo no tengo que pensar: ya estoy dentro. Durante mucho tiempo, para mí escribir ha sido como una pajita para beber de mí misma. Un acceso al agua subterránea. Cuando empecé a escribir Amor no tenía ni idea de lo que quería contar. Lo fui descubriendo. Y creo que al leerlo hay algo de mi propia incertidumbre que le llega al lector. Está escrito en un radical tiempo presente: todo es ahora y ahora y ahora. Sin pasado ni futuro. Y esa falta de horizonte genera un gran desasosiego. Mientras lo escribía, sentía que estaba en una película de terror.

  • Mujerhoy Da mucho miedo leerlo Hanne Ørstavik Y a mí me dio mucho miedo escribirlo. Pero a la vez sentía que no tenía nada que perder.

Hasta los 24 años pensaba que no tenía nada que contar, me sentía vacía de mí misma".

  • Mujerhoy ¿Por qué? Hanne Ørstavik Porque acababan de rechazarme. En Noruega, cuando tienes dos libros publicados, como era mi caso, tienes derecho a solicitar el ingreso en el Sindicato de Escritores, donde hay un comité que decide si tienes calidad suficiente. El día que volvíamos del hospital con mi bebé recién nacido, nos encontramos con dos cartas en el buzón: una para mí y otra para mi pareja. En la suya le daban la bienvenida y en la mía me pedían disculpas... En ese momento me llené de ira. "¿Mi propia gente, los escritores, me decían que no era digna de entrar en su club?". Me sentí completamente rechazada, indeseable. Ese rechazo, y la fragilidad del posparto, abrieron las compuertas hacia el sentimiento de soledad de mi propia infancia.

  • Mujerhoy ¿Y no le resultaba difícil escribir con un bebé en casa? Hanne Ørstavik Antes de ir al hospital había guardado mi mesa de trabajo porque creía que solo iba a tener tiempo para la crianza, pero cuando recibí esa carta volví a ponerla en su sitio, al lado de la cuna, y cada vez que se dormía, me ponía a trabajar. Así escribí Amor.

  • Mujerhoy Entonces, ¿sabe ya lo que es el amor? Hanne Ørstavik No, no, todavía no lo sé. Sigo investigando. (Risas). Creo que es un gran misterio y me sigo haciendo las mismas preguntas que cuando empecé: ¿Cómo sentimos? ¿Cómo lo sabemos? ¿Cómo sabemos si realmente amamos? ¿Cómo puede saber el otro que realmente lo amo? Cuando escribo novelas, creo universos controlados donde investigo lo que me angustia. Creo mundos estilizados, abstractos, para ensayar versiones de la vida. Y sigo buscando.

20 de enero-18 de febrero

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