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Lena Headey me hace una videollamada desde el asiento trasero de un taxi, en Nueva York, en medio de un día frenético. Sin duda, winter is coming [el invierno se acerca], o eso parece, en la movediza pantalla mientras el coche se abre camino entre el tráfico. Headey sonríe, encantadora y morena: dos rasgos que uno difícilmente asocia con su personaje de Cersei Lannister, la incestuosa, intrigante y rubia reina de Poniente en la serie de televisión más grande del siglo, Juego de tronos, donde, una escena sangrienta tras otra, es inevitable preguntarse cómo demonios puede seguir libre y viva esta retorcida mujer.
“¡Hola!”, dice alegremente Headey. Está radiante. Sin la dramática peluca de Cersei, se parece un poco a Angelina Jolie, aunque su voz suena indudablemente inglesa. Su rostro muestra ese tipo de expresiones burlonas que otras actrices más estoicas y adiestradas para gustar suelen evitar para no revelar demasiado sobre sí mismas. Está en Estados Unidos promocionando Peleando en familia [estreno en España el 10 de mayo], en la que interpreta a la madre de una joven promesa de la lucha libre femenina.
Le digo que he disfrutado con su película más de lo que esperaba y se ríe con ganas. Es una comedia y es sobre lucha libre, es decir, la combinación de dos géneros que juegan abiertamente a la ligereza y la mascarada. La película, sin embargo, tiene drama de sobra. Y a pesar de su final de lo más cliché (o quizá gracias a eso), su director ha conseguido impregnarla de humanidad.
Peleando en familia, de hecho, es un título que tiene sentido en la carrera de Headey, puesto que Cersei está siempre en las trincheras –o algo así…– con sus parientes. Pero sorprende que una actriz como ella se haya conformado con un papel tan secundario pudiendo elegir cualquier protagonista que le apetezca. ¿O no...? “Bueno, ya me gustaría que eso fuera cierto –dice, moviendo la cabeza–. Me gustó el guión y tuve que pasar un casting para conseguir el papel. Y no es que me encante que me hagan pruebas”.
Peter Dinklage –que en Juego de tronos hace el papel de su hermano Tyrion– dice que siempre supo que Headey era perfecta para hacer de Cersei porque es una persona muy divertida en la vida real y alguien así también tiene capacidad para encarnar todo lo contrario: la desesperación.
“Es cierto, puedo ser divertida –dice con una risa sofocada en la pantalla–. Simplemente, no es mi faceta más conocida”. De pronto mira hacia delante porque el conductor acaba de parar. “Tengo que correr al hotel –me dice– y hay una verdadera multitud esperando, así que voy a tener que colgar. ¡Hasta ahora!”.
Unos minutos después regresa a nuestra conversación desde su habitación. Solo veo fragmentos del techo mientras recorre el cuarto y se quita el chubasquero dejando al descubierto una camiseta oscura. “Me estoy cambiando mientras hablamos –me dice–. Así que estaré totalmente desnuda al final”, se ríe. Yo también me río. “¡Vergüenza!”, clamo, haciéndole un guiño a la brutal escena de Juego de tronos en la que Cersei es obligada a desfilar, desnuda, por su ciudad mientras los súbditos gritan “¡Vergüenza!” una y otra vez. “Joder, es cierto”, gruñe, entornando los ojos.
En Peleando en familia, Paige, la joven protagonista, dice que la lucha libre es su forma de huir de la realidad. Su vida es dura, pero en el ring se siente libre. Para Headey, ya se ve por la multitud agolpada en la puerta del hotel, lo realmente duro es pasar desapercibida tras el éxito de Juego de tronos. ¿Qué significa escapar para ella? La actriz piensa un poco, se sienta en un escritorio y solo entonces responde: “Bueno tengo dos hijos –dice, refiriéndose a Wylie, de ocho años, y a Teddy, de tres– y mi vida actual son ellos. ¿Que cómo me siento saliendo de un taxi y viendo a toda esa gente ahí fuera por mí? No me pasa muy a menudo. Algunas veces alguien se me acerca y dice en unos grandes almacenes: “Oh, ¿eres Cersei?”. Pero mi vida realmente no ha cambiado. Tengo más oportunidades de trabajo, eso sí. Pero respondiendo a tu pregunta, mi forma de escapar es instalarme en mi propia realidad: mis hijos, el sofá, jugar y hacer la cena que no se comen”.
Hace algunos años, Lena Headey se trasladó de nuevo a Yorkshire después de una larga estancia en Los Ángeles. Su matrimonio se había acabado y la actriz describe el regreso a sus raíces como un gesto “necesario y muy saludable para todo el mundo”. Ahora vive en Londres, pero sigue teniendo una casa en el campo. Es su refugio, dice. Y la describe como un lugar jubiloso. Su rincón de la felicidad.
Cuando señalo que, de sus principales compañeros de Juego de tronos –Dinklage, Kit Harington, Emilia Clarke, Maisie Williams, Sophie Turner– es la que menos cosas ha hecho fuera de la serie, asiente. ¿Por qué ocurre eso? “¡Evidentemente, porque soy madre! –dice–. De hecho, ha sido un lujo, económicamente hablando, haber tenido la oportunidad de trabajar y de dar a luz y criar dos bebés al mismo tiempo. Es importante y difícil equilibrar esas dos vidas”. Entonces su brazo llena la pantalla: está enseñándome uno de sus múltiples tatuajes. Son dos palomas volando, el símbolo de la paz.
En octubre de 2017, Headey publicó una declaración en Twitter sobre Harvey Weinstein enumerando las veces en las que el productor de Miramax, supuestamente, la había acosado. La primera vez fue en Venecia, en 2005: Weinstein, asegura, le hizo un sugerente comentario del que todavía pudo reírse. Algunos años más tarde, en Los Ángeles, sin embargo, el magnate quedó con ella para desayunar y la llevó a la habitación de su hotel para, según él, enseñarle un guion. Ella le dijo que no iba a ocurrir nada que no fuera únicamente trabajo, pero el productor le puso la mano en la espalda y la atrajo hacia él. Como la estrategia de acorralarla no le funcionó, cuenta Headey, Weinstein se puso furioso y le dijo que no se le ocurriera decir nada a nadie sobre lo que había ocurrido.
Weinstein sigue negando haberse comportado de forma inapropiada con ninguna actriz y también ha afirmado que “jamás hubo actos de represalia contra ninguna mujer por haber rechazado sus avances”. Headey ha sido actriz profesional y ha trabajado de forma regular desde 1992. Ha actuado en muchos ámbitos y en muchos registros, desde el cine indie británico más crítico hasta una corta serie de televisión sobre Terminator que se ha convertido en una especie de serie de culto para los fans de la saga. Pero, tras un papel protagonista en la épica película 300 –la cinta de Zack Snyder basada en el cómic de Frank Miller– en 2006, su carrera se frenó hasta que la eclosión de Juego de tronos le dio un nuevo impulso. ¿Cree que rechazar las proposiciones de Weinstein hizo que disminuyeran las ofertas de trabajo? “Bueno –responde–, después de que se descubriera que era una persona despreciable y todo esto saliera a la luz, empecé a pensar que quizá aquello del hotel sí que acabó influyendo en toda una década de mi vida profesional. Porque lo cierto es que yo había hecho dos trabajos para Miramax antes de aquel incidente y, después de aquello, nunca más me volvieron a llamar”.
Ahora, sin embargo, Lena ha llegado a ser lo suficientemente famosa como para impulsar sus propios proyectos. Y pone un ejemplo: ha comprado los derechos del best seller de Helen Macdonad, H de Halcón, y va a producir y protagonizar la película en breve.
Antes de Juego de tronos, no había muchas mujeres fuertes en las películas. El argumento de la industria era que los adolescentes no se podían identificar con una protagonista. Ahora, desde la Paige de Peleando en familia a las superheroínas como Wonder Woman o Capitana Marvel, parece que las cosas se están equilibrando. Y es perfectamente posible que el éxito planetario de Juego de tronos –que parece que va a terminar con el enfrentamiento de dos mujeres, o incluso de tres o cuatro– haya convencido a los estudios para que sean más valientes y apoyen a las heroínas femeninas. “Yo creo, sinceramente, que Juego de tronos ha tenido una influencia decisiva en este proceso –dice Headey, más humildemente de lo que parece–. A otros actores con los que hablo, especialmente mujeres, les encantan Sansa, Arya, Brienne... Obviamente, no creo que la serie sea la única responsable de este cambio de perspectiva, pero muestra algo que no se había visto antes. Dar mayor relevancia a las mujeres era uno de los objetivos de sus creadores”.
Dicho esto, en sus inicios Juego de tronos recibió duras críticas por la manera en que trataba a las mujeres: desde la desnudez a la violación. Hoy, en Poniente, vemos menos burdeles y más mujeres que gobiernan que en aquellas primeras temporadas. ¿Es una coincidencia que la serie se haya vuelto menos misógina, a medida que la sociedad se ha vuelto más crítica con la machismo? “Eso deberías preguntárselo a Dave y Dan [David Benioff y D.B. Weiss, productores de la serie]. Pero entiendo la cuestión de la desnudez –replica Headey–. Tuvimos discusiones sobre tantas cosas al principio… Estamos hablando de una serie en la que un hombre [Craster] tiene relaciones sexuales con sus hijas y entrega a sus hijos varones al Rey de la Noche. Es un mundo de fantasía. No lo olvidemos. Pero todas esas historias tienen un final al que los guionistas quieren llegar y simplemente tienen que comenzar en algún punto. En ese sentido las mujeres en la serie verdaderamente han evolucionado, pero eso no podría haber sucedido si no vinieran de ese momento inicial. Y si lo piensas, eso refleja también lo que está ocurriendo en el mundo real: empezamos en un lugar y ahora estamos en un punto de no retorno. Solo podemos avanzar. La idea de que las actrices jóvenes no tengan que enfrentarse a idiotas depredadores… Es emocionante pensar que hoy el camino puede ser más fácil, que la competencia puede ser más honesta…”.
Durante ocho años, Headey se ha metido en la piel de Cersei. ¿Cómo se sintió rodando su última escena? “Estaba medio dormida, medio soñando, pensando que todo iría bien –dice suavemente–. Cuando rodé mi última escena, los productores hicieron un precioso, divertido y ligeramente insultante discurso, y yo dije algo. Después me subí en el coche y estallé en lágrimas. Inconsolable”.
Algo que no parece muy propio de Cersei, le digo: es el personaje que más ha sufrido y guardado sus emociones. “Bueno, hoy he tenido muchas entrevistas –dice Headey con ese punto irascible de su personaje– y me siguen preguntando: “¿En que te diferencias de Cersei?” Es absurdo. Me pregunto cuándo dejarán de insultarme”.
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