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Hilarie Bass, el compromiso con la igualdad de una de las mejores abogadas de EE UU

Es una de las abogadas más prestigiosas de EE.UU., con clientes como Goldman Sachs o Microsoft. Pero está aquí para hablar sobre su compromiso con la igualdad. Ella será una de las voces de Santander WomenNOW Summit, el encuentro que esta semana convertirá Madrid en capital europea de la mujer.

Hilarie Bass, abogada. Presidenta y fundadora de Bass Institute for Diversity and Inclusion. / alex rivera

b. gonzález

Dicen de Hilarie Bass que es una de las mejores abogadas del mundo. Y, a los cinco minutos de conocerla, se empieza a tener una ligera idea de por qué: cuando habla, un silencio sepulcral inunda la sala. Su capacidad para conseguir que los demás centren toda su atención en sus palabras tiene algo de hipnótica. Pero cuando es ella quien cede el turno de palabra a cualquier otra persona, se produce un fenómeno igual de extraordinario: mira a su interlocutor como si en ese momento no hubiera nadie más en el mundo, poniendo sus cinco sentidos en lo que dice. Su escucha es realmente activa.

Su sentido de la justicia

La capacidad de seducir con su discurso y la habilidad de escuchar son dos de las virtudes de esta abogada nacida en Nueva York y criada en Miami que figura en los primeros puestos de todos los ranking sobre los mejores abogados de Estados Unidos, entre ellos Chambers USA Guide, The Best Lawyers in America y un largo etcétera. En su listado de clientes aparecen nombres como Microsoft, Hilton y Goldman Sachs. Y forman parte de una extensa lista que ha ido creciendo a lo largo de casi cuatro décadas de trabajo que no han pasado desapercibidas en el mundo de la justicia. En gran parte, por el modo de dirigir los centenares de casos con los que cuenta a sus espaldas, por los que sus colegas la califican de “brillante”. Uno de ellos fue el que llevó a declarar inconstitucional la prohibición de la adopción por parte de homosexuales en el Estado de Florida, el caso del que dice sentirse más orgullosa. “Saber que has podido ayudar a cambiar el curso de tantas vidas eliminando una grave injusticia que duraba más de 20 años es maravilloso”, afirma.

Todavía hay mucha gente que cree que todo está basado en la meritocracia objetiva y no es cierto".

Por eso, cuando fue elegida presidenta de la American Bar Association, una organización dedicada a mejorar la administración judicial con la ayuda de sus 400.000 miembros, la profesión aplaudió la decisión. Presagiaba un buen mandato por el agudo sentido de la justicia por el que es conocida, el mismo que le sirvió para advertir que, a medida que ella iba ascendiendo en Greenberg Traurig, el prestigioso bufete del que llegó a ser presidenta, había menos mujeres a su lado. “Fue entonces cuando me di cuenta de que no teníamos las mismas oportunidades. A partir de ahí, empecé a analizar por qué las mujeres no tenían tanto éxito en sus profesiones como deseaban. El tema de los prejuicios implícitos aparecía una y otra vez en la base del problema”, explica Bass, que será una de las voces expertas en el evento internacionalSantander WomanNOW Summit , organizado por Taller de Editores–Vocento, que se celebra esta misma semana (los días 28, 29 y 30 de marzo) en Madrid. El encuentro reunirá durante tres días a líderes de todo el mundo para hablar de los desafíos extraordinarios a los que se enfrentan las mujeres en la actualidad.

Cuenta Hilarie Bass que, tras tomar conciencia de que ella era prácticamente una excepción en su profesión por haber alcanzado puestos de responsabilidad, quiso cambiar las cosas desde su propio despacho, donde trabajan cerca de 2.000 abogados en 39 oficinas de todo el mundo. Lo hizo fomentando la preparación de otras abogadas para que pudieran avanzar en sus carreras. Además, cuando llegó a la American Bar Association dirigió un estudio para saber por qué muchas de sus colegas abandonaban sus puestos en su última etapa profesional, tras décadas de trabajo. El objetivo era conocer las razones para poder centrarse en medidas que cambiaran el escenario.

Los resultados sorprendieron a muchos: no son las complicaciones por encontrar el equilibrio entre vida familiar y laboral lo que lleva a grandes profesionales a dejar sus empleos. La respuesta que más se repitió entre quienes habían pasado por esa situación es que estaban cansadas de no jugar en un terreno objetivo. “Después de 20 años en la profesión, la idea de tener que demostrar sus capacidades y su compromiso con la empresa todos los días es simplemente inaceptable. Si a eso le sumamos la brecha salarial entre hombres y mujeres, que con frecuencia es bastante grande, lo que cabe preguntarse es por qué una mujer permanece en la profesión”, dice la expresidenta de la American Bar Association.

De este tema habla ahora, justo antes de nuestra entrevista, en una sala de las oficinas de Thinking Heads, una consultora especializada en posicionamiento de líderes. Asiste a un almuerzo con profesionales de distintas empresas para hablar sobre cómo retener el talento femenino. Porque esa es su obsesión desde hace años: hacer entender a quienes se encuentran al frente de pequeñas y medianas empresas, pero también de grandes corporaciones, que sin mujeres en puestos de responsabilidad, las empresas no pueden ser competitivas porque pierden el 50% del talento.

Falsos mitos sobre las mujeres y el trabajo, según Hilarie Bass

  • Tan pronto como una mujer se convierte en madre, se compromete menos con su trabajo.

  • Las mujeres se preocupan más por el equilibrio entre trabajo y vida laboral que los hombres.

  • El tiempo resolverá sin más el problema de las desigualdades de género.

  • No tengo prejuicios de género.

  • El sistema de compensación económica y promoción en mi lugar de trabajo es objetivo.

  • Las mujeres no se ayudan entre si.

Cambiar las reglas

Pero, ¿cómo lograrlo? ¿Es posible cambiar las reglas del juego? Bass no solo está convencida de que es algo completamente factible, sino de que sería una locura no hacerlo porque iría en contra de los beneficios de las propias empresas. “Lo primero y más importante es darse cuenta de que el problema existe. En muchas empresas la gente cree que todo está basado en una meritocracia objetiva, que se evalúa a los trabajadores de manera totalmente justa, pero sabemos que no es cierto. Si lo fuera no habría una brecha salarial tan enorme entre hombres y mujeres que realizan el mismo trabajo. El segundo paso es que quien dirija la compañía se comprometa personalmente a cambiar la situación ya que, de lo contrario, nadie por debajo de esa persona lo hará”.

Un camino sin rosas

Cuando se le pregunta cómo logró superar los obstáculos para llegar a la cima de su profesión, recuerda que en su carrera no todo fue un camino de rosas. Ni siquiera cuando llegó a la presidencia del prestigioso bufete que dejó hace unos meses, tras 37 años de trabajo, para centrarse en el Bass Institute for Diversity and Inclusion, fundado el año pasado. “En cada paso del camino he tenido que sortear dificultades. Por suerte, siempre me he centrado en lo que quería lograr y afortunadamente estaba preparada para trabajar todo lo que fuera necesario para conseguirlo. Pero si echo la vista atrás, no me gustaría que otras mujeres sintieran que deben ser siempre las mejores solo para que las traten de forma justa”, afirma.

“Todas hemos tenido alguna experiencia relacionada con un trato injusto porque muchas veces se trata de una discriminación que no es intencional. Es algo que en ocasiones apenas puede apreciarse, como cuando, por ejemplo, te dicen que eres muy agresiva o demasiado directa en tu forma de trabajar. Mi pensamiento inmediato es: “Eso no se lo dirías a un hombre”. Si piensas detenidamente en ese tipo de comentarios, te das cuenta de que quizá no te estén tratando igual que a un colega masculino. Incluso aunque quien te trate así crea que hombres y mujeres son exactamente iguales”, afirma.

Dicen que conseguiremos la paridad en 130 años, pero es una locura, hay que hacer algo ya".

Escuchando a Hilarie Bass es fácil imaginarla siendo una niña inconformista o una adolescente combativa, luchando contra todo lo que considerara injusto. Y no nos equivocaríamos, porque fue así desde que tuvo uso de razón, cuando su sueño de infancia era ser senadora para tener la oportunidad de cambiar las cosas. Por eso se graduó en Ciencias Políticas en Miami, desde donde regresó a su ciudad natal, Nueva York.

Fue en la Gran Manzana donde esta prestigiosa abogada estuvo a punto de dedicarse a otro de sus talentos. “Durante tres años, entre la Facultad de Ciencias Políticas y la de Derecho, trabajé como actriz”, recuerda ahora sonriendo. Polifacética, ya había ganado un premio de teatro en el instituto cuando llegó a Nueva York, donde estudió en el famoso Actor’s Studio de Lee Strasberg. Allí conseguiría varios papeles, entre ellos el que la llevó a aparecer durante varios años en una telenovela, Somerset.

Pero, afortunadamente para el bufete Greenberg Traurig y sus clientes, decidió cambiar el escenario y convertirse en abogada, un trabajo que encontró fascinante. Al final de su primer semestre tuvo que defender un caso como si estuviera frente a un tribunal y aquella experiencia le dio una medida de lo que quería seguir haciendo el resto de su vida.

"Tú puedes"

Su extraordinario expediente académico llamó la atención de uno de los despachos de abogados más importantes de Florida, donde la entrevistaron durante su segundo año de carrera para realizar unas prácticas de verano. Se trataba de Greenberg Traurig. La contrataron en aquel instante, y poco después conocería al que sería su mentor: Mel Greenberg, un prestigioso abogado que además era uno de los tres socios del bufete.

Recordándolo ahora, Bass asegura que para ella fue un golpe de suerte que alguien como Greenberg se fijara en su talento. Pero cree que su trayectoria no hubiera sido muy diferente si quien la hubiera acompañado en los primeros años de su carrera hubiera sido una mujer. “No creo que el género fuera tan importante en este caso como quién era él. Se trataba de uno de los socios principales de un bufete de abogados muy respetado en la profesión, y de alguien capaz de conseguir todo lo que se propusiera, con una gran personalidad. Que Mel Greenberg me animara, incluso cuando todo eran dificultades, y me dijera que podía con ello, que siguiera trabajando porque tenía una oportunidad, ayuda muchísimo. No le importaba en absoluto que fuera mujer, solo quería ser mentor de alguien que él pensara que tenía cualidades, independientemente de su sexo. Si él creía que podías llegar, te acogía bajo su ala”.

Fue así como comenzó una carrera que la llevaría a ser famosa en todo el país, algo que no sorprendió a quienes la conocían desde niña. Especialmente a su madre, que se siente muy orgullosa de su trabajo. “Mi madre hubiera querido estudiar una carrera. Pero tenía cuatro hijos y le tocó vivir un tiempo en el que era muy atípico que una madre de familia estudiara. De hecho, tampoco era frecuente que trabajara fuera de casa. Ella lo hizo esporádicamente, pero sobre todo se dedicó a educarnos. En gran parte le debo a ella el haber estudiado y conseguido ciertos logros, porque la educación que recibimos en casa cuando somos niños es fundamental”.

Años después sería Hilarie Bass quien trataría de inculcar esa misma educación a su hija, y ahora trabaja para que tanto ella como las siguientes generaciones puedan disfrutar de un escenario laboral completamente diferente, a pesar de que las previsiones no sean muy halagüeñas. “He leído un estudio que dice que, al paso actual, conseguiremos la paridad de género en 2150, dentro de 130 años. Eso es una locura. Tenemos que hacer algo para avanzar mucho más rápido. ¿Difícil? Puede, pero también posible”.

El fturo de la mujer es ahora

La premio Nobel de la Paz Shirin Ebadi, la activista Bianca Jagger, la abogada Hilarie Bass y la vicepresidenta del Parlamento Europeo Evelyne Gebhardt figuran entre las más de 50 representantes que se darán cita en el Museo Reina Sofía, del 28 y al 30 de marzo, en el Santander WomenNOW Summit, el foro sobre la mujer impulsado por Taller de Editores–Vocento. Más información: ››www.womennow.es.

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