La primavera es la mejor de las estaciones. Alguien tiene que decirlo de una vez, y ese alguien voy a ser yo. Obviamente, pensar que el verano o el invierno son las estaciones del año con más personalidad es bastante predecible, pero de un tiempo a esta parte el otoño se ha convertido en la opción más chic, con sus aire boscoso e instagrameable. Ya lo sé. Es bonito. Así que es difícil decir algo en contra del otoño. La campaña de prensa a favor del otoño es brutal. "¡Oh, las hojas doradas!"; "¡Oh, el crujir de las semillas debajo de tus botas!";"¡Oh, bufandas!"; "¡Oh, sopa!"; "¡Oh, sombreros!"; "¡Oh, ese ardiente y glorioso abandono del final de todas las cosas!". Chorradas. Resulta muy fácil hacer un drama con el momento en que todo está muriendo. TODO es espectacular cuando le prendes fuego. En serio, prueba con un colchón o con un cubo de plástico. ¡La imagen es magnífica...! O eso crees, hasta que tienes edad suficiente para darte cuenta de que los finales destructivos son solo un miserable cliché. Mira, si te gusta el otoño, básicamente es que te ponen las hojas que se rinden, lo que, francamente, es algo perverso. El otoño es para drama queens o para tías que han dejado de fumar; el otoño es fácil, el otoño es una mierda.
Fijaros, por contraste, en la primavera. La primavera llega y dice: "Vale ¿qué tal si hacemos algo?". La primavera no se rinde. La primavera es una curranta. La primavera es una jabata multi task. ¿Te has fijado alguna vez en todo lo que hace? Si te parece fácil, intenta hacer florecer seis trillones de brotes por hora, llenar la tierra de pequeñas explosiones de vida, inundar las copas de los árboles con nubes de infatigable optimismo... aunque sepas que algún día el frío destruirá toda tu obra. Venga ya, otoño, qué vas a saber tú, si no has trabajado un día en tu vida. ¿Y sabes por qué? Porque la primavera se ocupa de todo. ¿Pajaritos anidando? Check. ¿Hierba creciendo? Check. ¿Poner en marcha el zumbido de las abejas? Check. La primavera llega cada año con un puñado de regalos - días más largos, sol más brillante, ¡jodidas prímulas!- y dice: "¡Venga, al loro, en un mes no vais a reconocer este lugar!". Acto seguido se pone a arreglar todo el desastre que han perpetrado el invierno y el otoño. Y así, 24 horas al día, siete días a la semana.
Pero ojo, la primavera es tan generosa como estricta. Y te quiere mantener a raya. ¿Acaso crees que puedes tener un rollito de primavera con la primavera? No, querida. La primavera no se va a quedar allí esperándote hasta que te dignes a dedicarle tu precioso tiempo. Y si sopla el viento y hay algo de lluvia, el florecimiento del cerezo -rosa como zapatillas de ballet, blanco como las estrellas- dura lo que yo te digo: una semana. Y todo lo que verás serán las aceras alfombradas de satén aplastado. No, si quieres primavera tienes que ir a su encuentro ahora. En serio, ahora: falta al trabajo, invéntate una excusa, di que estás enferma, miente. Pero sal a su encuentro ya. Si esperas al próximo sábado, tal vez ya no la encuentres. Después de todo, la madre naturaleza es una madre trabajadora. Y provee con amor y en abundancia, pero no tiene tiempo de esperar a los tardones. Y es capaz de pirarse si no llegas a tiempo al punto de reunión, es decir, bajo algún almendro o contemplando los narcisos. O sea que tú misma. Tú te la pierdes.
Ah, y hay algo más acerca de la primavera. Es una cachonda. Es una genia de la comedia y trae consigo un montón de situaciones hilarantes. Toda una clase maestra de clown surrealista. ¿Arbustos delirantes emergiendo de solemnes edificios? ¡Toma! ¿Corderitos recién nacidos saltando unos sobre otros? ¡Toma! Todo el mundo sabe que los corderitos recién nacidos son un clásico. Son el humor absurdo 100 millones de años antes de Monty Python. Son la madre naturaleza borracha de sí misma. Y lo sabe. La primavera sabe que es una genia de la comedia y siempre va a por el público más difícil. ¿Alguna vez habéis estado en un cementerio en primavera? Filas y filas de tumbas en las que habita la tristeza. Eso es lo que yo llamo un público difícil. Pero llega la primavera y dice "LOL" y hace aparecer florecillas en lugares estratégicos. "Sí, somos florecitas amarillas saliéndole a tu maldita lápida", dicen ellas. La primavera hace que hasta los cementerios se rían a pesar suyo.
En realidad, si no aceptas de una vez que la primavera es la mejor de todas las estaciones, es que tal vez te enrollaste una vez con el otoño o le debes un montón de pasta al verano. Yo qué sé. El corazón quiere lo que el corazón quiere, cariño. Qué le vamos a hacer. Pero la primavera... La primavera es para las optimistas, las payasas, las currantes y las madres. Y como ellas, se hace cargo de todo. Siempre sabia, siempre ingeniosa. Si el otoño es el Fred Astaire de las estaciones, la primavera es Ginger Rogers, poniéndolo todo de cabeza, en tacones, mientras te hace un guiño primaveral.
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