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"¿El sexo está en recesión"

Vivimos en la tormenta perfecta de Tinder, la pornografía on line y Netflix. Y, ante todo eso, el sexo resulta bastante gris y menos espectacular de lo que enseña internet.

maite niebla

Miss Dramas
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Se acabaron las vacas gordas: la práctica del sexo ha caído en picado, casi con la misma intensidad con la que crece la incontinencia verbal sobre el asunto. En pocas palabras, nunca se ha sido tan explícito con el sexo y nunca se ha practicado tan poco. Somos unos teóricos... y poco más.

Los expertos afirman que la tecnología y la masturbación "han domesticado la revolución sexual". He aquí la primera generación de la historia que tiene menos sexo que sus padres. Vivimos en la tormenta perfecta de Tinder, la pornografía on line y Netflix. Y, ante todo eso, el sexo resulta bastante gris y menos espectacular de lo que enseña internet.

Tinder no nos deja concentrarnos. La oferta es tan amplia que siempre pensamos que nos estamos perdiendo algo mejor. Así que lo que conseguimos allí suele ser sexo de baja calidad, rápido y aséptico. No hay tiempo para hacer ajustes o pierdes (o crees que pierdes) el próximo tren.

Por otra parte, la media de los mortales ha consumido tanta pornografía que la realidad se nos queda pequeña. Tenemos muy poca tolerancia a la frustración. Y estamos convencidos de que todo lo que hemos visto e imaginado es mejor que lo que vamos a ver y a disfrutar en la vida real. Por último, está Netflix y las millones de app que te llevan la pizza a casa. ¿Para qué nos vamos a mover del sofá?

Cuento todo esto porque se acaba de ir un Tinder de mi casa. Era la primera vez que quedábamos y nos hemos pasado dos horas viendo una serie. Como un matrimonio de largo recorrido. Me dijo que no era imprescindible el sexo. Que a veces usaba Tinder para conocer a gente. (A ver, esto tampoco es tan raro si te quedas en el bar, pero lo de subir a casa para hacer un maratón de series con un desconocido es otra cosa).

Eso creía yo hasta que me he enterado de que es un comportamiento habitual de la época que nos ha tocado vivir. Esto es, nada más y nada menos, la revolución postsexual, un acontecimiento que ni siquiera los sociólogos más sagaces han visto venir.

En esta nueva era, el sexo ha pasado de moda. La relación coste-beneficio no resulta rentable. Mucha inversión, demasiado tiempo y un plus de esfuerzo para conseguir algo efímero que ni siquiera va a resultar demasiado placentero y que encima puede crear expectativas y dar problemas a largo plazo. En realidad, no hay amante más ardiente que mi ordenador personal.

La verdadera noticia es que los protagonistas de esta novedosa revolución postsexual también están en Tinder..., pero para hacer vida social y ver series. No te hagas ilusiones la próxima vez que quedes.

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