“¿Sabes mi nombre? ¿Y el mío? Jugamos para un país que no sabe nuestros nombres. Sabéis que hemos ganado tres veces la Eurocopa, ¿no? ¡Error! Lo hemos hecho ocho veces. Por nuestro primer título nos regalaron un juego de té”. Estas son las palabras con las que comienza el vídeo reivindicativo que ha realizado la selección alemana para promocionar el Mundial de fútbol femenino que se celebra en Francia de ayer hasta el 7 de julio. El vídeo termina con un claro mensaje: “No tenemos pelotas, pero sabemos cómo usarlas”.
Nunca se había esperado una competición internacional de fútbol femenino con tanta expectación. Por primera vez tendrá su álbum de cromos. En total serán casi 500 estampas, con 17 jugadoras de cada una de las 24 selecciones que se disputan el título. Queda todavía un largo camino, pero sus nombres te van a sonar y, lo que es más importante, los estadios empiezan a llenarse.
El pasado 17 de marzo, en el Wanda Metropolitano, 60.739 hinchas esperaban ansiosos la salida al campo de Barça y Atlético de Madrid. Aquella tarde las estrellas no se llamaban Messi o Ronaldo, sino Lola Gallardo, Jenni Hermoso, Mapi León, Lieke Martens... 22 jugadoras que estaban haciendo historia.
Hasta entonces, nunca se habían congregado tantos espectadores para ver un partido de fútbol femenino. Un récord mundial y la constatación de que, tras largos años en el ostracismo, ninguneado y sometido a burlas, el fútbol femenino estaba entrando en una nueva etapa en España. En las gradas del Wanda, muchas madres con niñas. Prueba evidente de que la sensibilidad feminista que impregna la sociedad también está calando en un deporte considerado hasta ahora el típico elemento de cohesión de la identidad masculina.
La Copa de la Reina, disputada el 11 mayo con victoria de la Real Sociedad por 2-1 ante el Atlético de Madrid, registró un récord de audiencia de un partido femenino en televisión. Telecinco apostó por él y alcanzó una impresionante media de 1.655.000 espectadores y un 14,8% de share. El post partido, el momento en el que Doña Letizia entregaba la Copa de la Reina, fue la emisión más vista del día, con 2.217.000 de espectadores y un 15,5% de share.
El Mundial de Francia empezó ayer y la FIFA estima que más de 1.000 millones de personas de todo el mundo verán los partidos. Aquí, Gol TV lo emite en abierto y va a dedicarle 150 horas de programación.
La televisión empieza a hacerse eco de lo que hace años ya era una realidad en el deporte de base. Según datos oficiales de la FIFA, cerca de 30 millones de mujeres juegan de forma regular en 180 países de todo el mundo y se espera alcanzar los 60 millones para 2026. En nuestro país, de las 11.300 licencias que la Federación otorgó en 2003 hemos pasado a más de 60.000. Es decir, el número de futbolistas federadas de todas las edades se ha multiplicado casi por seis. Un incremento del 530% que ha recorrido la sociedad, desde las escuelas al fútbol profesional, y que se ha traducido en miles de nuevos equipos formados por mujeres en ciudades, barrios y colegios.
“El fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino”, se solía decir con sorna. Hasta el cine reforzaba el cliché. En la película Las ibéricas, de 1971, se ridiculizaba a las jugadoras. ¿El argumento? Un equipo femenino de fútbol donde ellas estaban más interesadas en conseguir marido que en ganar partidos; y unos espectadores (muy gañanes) babeando por sus piernas desnudas.
“Ahora las niñas quieren jugar sin sentirse marginadas –afirma María Teixidor, responsable de la sección de fútbol femenino del Barcelona–. Y son los propios padres quienes han eliminado viejos prejuicios. No solo llevan a su hijas a ver los partidos, también disfrutan viéndolas jugar”. No es una mirada condescendiente, sino la de un aficionado al fútbol que disfruta con el juego. El cambio se refleja también en las altas instancias. El objetivo de Aleksander Ceferin, actual presidente de la UEFA, es duplicar el número de mujeres y niñas que practican este deporte en cinco años. Se ha comprometido, además, a hacer una inversión significativa. Porque hablar de fútbol es también hacerlo de dinero y es un hecho que esta liga puede atraer patrocinadores y aumentar los ingresos por televisión.
El caso español es paradigmático porque no ha tenido una evolución sostenida, sino que en apenas dos años ha pasado de cero a 100, de la invisibilidad a llenar estadios. “ Antes ganábamos, pero nadie nos veía –asegura Virginia Torrecilla, una de las muchas jugadoras que encontró fuera de España (en el Montpellier francés) lo que este país no le daba–. Jugábamos ante gradas completamente vacías, no importábamos a nadie. Así que todo esto ya es un premio”.
Cuando a las jugadoras de la selección femenina de fútbol se les pregunta por el tema, apuntan hacia una cambio institucional. Ángel Villar gobernó la Federación Española de Fútbol con mano de hierro entre 1988 y 2017. Actualmente investigado, tuvo que marcharse en contra de su voluntad, salpicado por varios delitos de corrupción. “En su época estábamos marginadas, éramos el patito feo. Pero jugábamos igual de bien que ahora”, explica Irene Paredes, del Paris Saint-Germain. Luis Rubiales, que sucedió a Villar en 2017 al frente de la Federación, aseguró al asumir su cargo: “La igualdad no es una utopía, es un derecho”. Y no solo logró un patrocinador para la Liga femenina también la llevó a la televisión.
Hasta hace muy poco, si querías ser fubolista profesional, la única salida era emigrar a clubes del extranjero donde, sobre todo en países como Francia, Japón y EE.UU., el fútbol femenino sí tiene entidad propia. De hecho, más de 1.600 universidades en Estados Unidos cuentan con equipos de fútbol femenino y ofrecen extraordinarias becas para simultanear estudio y deporte. Una ley federal aprobada en 1972 establece que “las mujeres tienen las mismas oportunidades deportivas que los hombres”. Y las universidades tienen la obligación de ofrecer el mismo presupuesto, instalaciones, medios y número de becas al deporte femenino.
Celia Jiménez, nacida en Alcaudete (Jaén) hace 23 años, se marchó a la costa oeste de Estados Unidos para jugar en el Seattle Sounders Women, equipo filial del Seattle Reign, de la Liga profesional. Y aún le dio tiempo a completar los estudios de Ingeniería Aeroespacial. Algo prodigioso. Tras un breve paso por el Rosengard de Suecia, acaba de firmar por el Reign y tiene mimbres para convertirse en una de las estrellas del Mundial de Francia. “Por fin se ha apostado por nosotras y estamos respondiendo con grandes resultados”, afirma.
Los logros de la selección española parecen darle la razón. El equipo sub-17 conquistó un histórico doblete con el Europeo y el Mundial, mientras la sub-19 ganó el campeonato europeo y la sub-20 acabó como subcampeona del mundo. Es el momento del fútbol femenino español por pleno derecho. Pero más allá de los resultados, es sobre todo el momento de disfrutar de su juego, de sufrir y de vibrar con ellas. “¿Como explicaría a un niño lo que es la felicidad?”, le preguntó un periodista a la teóloga alemana Dorothee Solle. “No se lo explicaría”, respondió, “le tiraría una pelota para que jugara”. Ha llegado el momento de que a las niñas también les tiren la pelota. Y de que a ellas, las profesionales, se les reconozca su lugar en el deporte de élite.
-Edad: 22 años.
-Posición: delantera.
-Equipo: Atlético de Madrid.
Empezó a jugar en el equipo mixto de su pueblo natal, el Arucas Club de Fútbol canario. Y era la mejor. Estudia Psicología y ha culminado una gran temporada con el título de Liga consquistado con el Atlético de Madrid.
-Edad: 27 años.
-Posición: defensa.
-Equipo: Paris Saint Germain (Francia).
Otra jugadora española que se tuvo que marchar fuera cuando en España no existía una Liga potente y organizada. Su destino fue uno de los equipos más poderosos del continente europeo.
-Edad: 23 años.
-Posición: defensa.
-Equipo: Seattle Reign (EE.UU.).
Cuando jugaba de pequeña en los campos de tierra y no le pasaban el balón construía castillos de arena. Ahora es futbolista internacional e ingeniera aeroespacial. Sus compañeras dicen que es superdotada.
-Edad: 24 años.
-Posición: defensa.
-Equipo: Levante.
Jugó al fútbol con chicos hasta los 11 años y fueron sus padres quienes la alentaron a seguir con su vocación. Ha termidado sus estudios de Educación Social y afronta el Mundial como un gran reto.
-Edad: 24 años.
-Posición: centrocampista.
-Equipo: sin confirmar.
Después de jugar dos años en el Barcelona, decidió abandonar España en 2015 en busca de la notoriedad y el reconocimiento que no tenía aquí. Lo encontró en el Montpellier y en la potente Liga francesa.
Con las futbolistas españolas por fin en el foco, quedan otros retos por superar. Los sueldos. La llegada de patrocinios a la Liga femenina ha permitido mejorar la apuesta por las mujeres en clubes importantes como Atlético de Madrid o Barcelona. Pero sus sueldos siguen a distancias astronómicas de las de sus colegas masculinos, que ganan dinero para varias vidas. Es cierto que una estrella como Lieke Martens, del Barcelona, consigue 100.000 € anuales, pero es una excepción. Las futbolistas españolas no tienen un convenio desde hace años y ahora se está peleando por negociar un mínimo interprofesional de 20.000 € al año. Ya no se tienen que comprar las camisetas y las zapatillas, como ocurría hasta hace poco, aunque muchas siguen simultaneando trabajo y estudios con entrenamiento. Porque cuando llegue la hora de la retirada, los ahorros no darán para mucho.
Las entrenadoras. De momento parece impensable ver a una mujer como seleccionadora nacional. La Liga Iberdrola empezó esta temporada con dos solo mujeres como entrenadoras: María Pry, del Betis, e Irene Ferreras, del Rayo Vallecano. Ninguna de ellas seguirá la próxima temporada. Y en la última entrega de los premios FIFA al mejor entrenador del año de fútbol femenino, seis de los 10 finalistas fueron hombres (entre ellos, el seleccionador español Jorge Vilda). Las cuatro entrenadoras fueron Emma Hayes (Chelsea), la seleccionadora japonesa Asako Takakura, la alemana Martina Voss-Tecklenburg (seleccionadora de Suiza) y la seleccionadora holandesa Sarina Wiegman.
Los despachos. Cada vez más mujeres se sitúan al frente de las secciones de fútbol femenino de los clubes. Un buen ejemplo es María Teixidor, que ha llevado al Barcelona a la final de la Liga de Campeones. Desde enero de 2018 dirige la selección femenina del FC Barcelona y también es presidenta del Grup Edelmira Calvetó, que, bajo el nombre de la primera socia del Barça, es un espacio nacido con el propósito de recuperar el legado de las mujeres en la historia del club, reclamar el papel de sus mujeres socias y reflexionar sobre el papel de la mujer en el deporte. “Estamos consolidando el fútbol femenino en línea con los nuevos tiempos. El fútbol no podía ser ajeno a los cambios sociales. Y solo podemos hablar de orgullo tras el trabajo y la lucha por reivindicar un lugar que simplemente nos merecemos”, explica Teixidor.
20 de enero-18 de febrero
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