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Carmen Machi (Madrid, 1963) es la protagonista de Lo nunca visto, una comedia de integración dirigida por Marina Seresesky, que se estrena en cines el 12 de julio. A punto de cumplir cuatro décadas como actriz, aprovechamos el momento para hablar con ella de madres e hijas, de cine y teatro, de hombres y mujeres, de redes sociales y de feminismo. Hasta de Rafa Nadal. Pero no nos lo pone fácil, siente que está perdiendo el tiempo y la tensión va creciendo conforme avanza la entrevista. Reacia a contestar a algunas de nuestras preguntas, agotamos su paciencia: “Estoy aquí para promocionar una película, todo lo demás ya lo he contado mil veces o no me interesa”. Y es que Carmen Machi es una mujer muy directa, de pocas contemplaciones y carácter fuerte, que tiene muy claras sus prioridades. Así transcurrió nuestra conversación, en un pequeño tira y afloja con final feliz.
Mujerhoy Se subió a un escenario cuando tenía solo 17 años, ¿lo ha visto ya casi todo en su profesión? Carmen Machi Espero que no, me gustaría que me quedaran muchas cosas por ver. Me alegra haber vivido experiencias que no tengo que repetir, las no agradables; y querría que las buenas sí se repitieran.
M.H. La mayor parte de su carrera ha transcurrido en el teatro, sin embargo la gente la recuerda más por las series de televisión. C.M. Esta no es una reflexión que me haga porque me inquiete o me preocupe, ni muchísimo menos; no tengo necesidad de demostrar nada a nadie. Pero me parece injusto que se asocie algo peyorativo a la televisión, igual que a la comedia que, a veces, parece menos seria e importante que el drama. Son errores de absoluto desconocimiento, sin mala intención. Cuando haces una cosa bien, parece que es fácil y no lleva trabajo por detrás.
M.H. Cuenta que su bisabuelo genovés murió en Madrid en extrañas circunstancias, ¿cómo de extrañas? C.M. Eso creemos; es lo que cuenta mi padre y, antes, mi abuelo, que ya era español. El italiano murió en un hotel asesinado y con bastante dinero a su alrededor.
M.H. Suena muy mafioso C.M. Eso digo yo [ríe]. Él tenía mucha relación con la Plaza de Las Ventas, no sé si era gerente, propietario o algo así. El apellido Machi es de origen siciliano.
M.H. ¿A qué se dedica tu padre? C.M. Es empresario y una persona muy divertida, muy gracioso. Le gusta el arte y tiene mucho talento para lo que sea.
M.H. En su familia hay músicos, pintores, escritores… ¿Todos tienen su vis cómica? C.M. La única actriz soy yo y soy una persona muy seria. La vis cómica es solo para cuando el trabajo lo requiere. De hecho, no soy espectadora de comedia, para nada. Es muy raro que yo compre una entrada de cine para ver una comedia. En teatro es diferente, porque hay grandes textos que encierran muchas cosas detrás. Pero es que, además, a mí no me gustan nada los chistes, los detesto.
M.H. ¿Detesta contarlos o que se los cuenten? C.M. Contarlos ni se me ocurre y cuando me los cuentan lo que me dan ganas es de darle un bofetada al que lo hace, por muy bueno que sea el chiste, porque me obliga a reírme y no sé si me va a apetecer.
M.H. Comparte con su madre la afición al futbol: ambas son forofas del Real Madrid. C.M. Sí, en mi casa se han visto todo tipo de deportes. Mi madre era hermana de futbolistas, entiende mucho de futbol y es una comentarista extraordinaria. Pero mi gran pasión es el tenis y estoy muy feliz con Rafa Nadal; tengo empatía con él y admiro su talento desde que es pequeño, antes de que ganara el Roland Garros por primera vez [desde 2005 lo ha ganado en 12 ocasiones]. Es más, si se lesiona o pierde, yo me encuentro mal unos días, hasta sin querer comer.
M.H. ¿Se lo ha dicho, lo conoce? C.M. No, no. No quiero conocerlo, le tengo mucho respeto. He ido a verlo jugar, conozco a su familia, pero me da mucha vergüenza ponerme a su lado.
M.H. ¿Todavía pide consejo a sus padres? C.M. Más que consejos, a mi madre le pregunto qué va a pasar el día del estreno, porque es medio bruja y acierta siempre. Es muy inteligente e intuitiva. Desde mi parecer, los dos nos han educado maravillosamente bien y nunca nos han presionado en nada. Somos una familia muy tribu, hemos estado viviendo con ellos mucho tiempo y lo hemos pasado muy bien.
M.H. ¿Cuándo se fue de casa? C.M. No me acuerdo. Tendría que calcular…
M.H. ¿Le siguen preguntando por qué no ha tenido hijos o esto se ve ya de forma más natural? C.M. ¡Tú me lo estás preguntando!
M.H. No, le pregunto si sigue llamando la atención que una mujer opte por renunciar a la maternidad. C.M. Lo curioso de este asunto es que solo lo preguntan las mujeres, nunca me lo ha preguntado un hombre. Me parece una osadía esta pregunta, porque es un tema personal. Y que me cuestionen por no tener hijos me resulta bastante marciano. Para mí no supone un trauma, pero quizá sí para la persona que lo pregunta.
M.H. Quizá porque hay mujeres frustradas por no ser madres. C.M. Yo, desde luego, no me siento incompleta por no tener hijos y soy muy feliz, pero habría que reflexionar sobre esto. ¿Es la mujer la que piensa que otra mujer es incompleta por no tener hijos o te lo preguntan aquellas que están frustradas precisamente por haberlos tenido?
M.H. “Mujer incompleta”, qué expresión más tremenda. C.M. Pues una vez me preguntó una youtuber en una entrevista si yo no me sentía incompleta por no usar las redes sociales. Ya soy una mujer incompleta por dos cosas: por no tener redes sociales y por no ser madre. Lo cual me deja espacio para otras cosas.
M.H. Cada vez hay más gente que deja las redes. C.M. Lo entiendo porque es muy invasivo. Pero yo nunca he estado en ellas, jamás he escrito un tuit ni he subido una foto.
M.H. Tampoco se ha casado C.M. ¡Más incompleta todavía! Estoy muy a gusto así. Llevo con Vicente, mi pareja, un montón de años, probablemente más de 20. Vicente es maravilloso, es un ser extraordinario.
M.H. Se dice de usted que es la anti-diva y que presume de ser madrileña. C.M. ¡Sííí! Yo he sido muy loca, como todos los que vivimos La Movida. Me gusta la noche y vivo en Malasaña. La Movida es una parte de mi vida muy importante, porque realmente me formó la personalidad, la manera de vivir, mis gustos musicales, mis hábitos, mis costumbres… y hasta tuve un novio punki muy famoso. Mi vida pasó por allí y así me he quedado de pensamiento. Creo que estábamos muchísimo más evolucionados en esa época que ahora.
M.H. Muchas madres piensan que sus hijas veinteañeras son menos avanzadas que ellas. C.M. Es verdad. Teníamos más amplitud de miras, éramos muchísimo más tolerantes, más modernas y más cosmopolitas.
M.H. ¿A qué cree que se debe este retroceso? C.M. No lo sé, quizá porque la vida es cíclica. Lo veo también en mis sobrinos adolescentes, en los hijos de mis amigos… Y mira a los americanos, ¿cómo es posible?
“Lo mío con Carmen Machi es un idilio en toda regla. Empezó en 2012, cuando Amparo Baró, ella y yo nos hicimos amigas mientras interpretábamos Agosto en el Centro Dramático Nacional. Carmen siempre me decía: “Escríbeme algo y lo hago”. Así que hice el guion de la película La puerta abierta pensando en ella. ¡Imagínate, estrenarte como directora con Machi de protagonista! Ahora repetimos con Lo nunca visto, que también escribí pensando en Carmen.
Creo, como mucha gente, que es una de las intérpretes más grandes del país y tiene un registro amplísimo. Escribir para ella es un placer. Es una actriz muy entregada, concentrada, con una gran intuición para saber lo que quieres cuando planteas una escena; y muy generosa, sobre todo con los actores jóvenes. Es una trabajadora en el mejor sentido de la palabra. Para mí, es un ángel de la guarda”.
M.H. ¿Ha conocido experiencias de acoso a su alrededor? C.M. No, no lo recuerdo. Yo no las he vivido.
M.H. Carmen Maura piensa que muchas denuncias son mentira. C.M. Creo que hay que creer a la persona que dice que le ha ocurrido algo tan grave, ni me planteo que sea mentira. Y, ante la duda, la creo. No he visto acoso cerca, pero es muy complicado cambiar algo que está enraizado en el comportamiento masculino más primitivo. Por mucho que se evolucione, una mirada lasciva siempre va a estar ahí. Eso sí que lo ves, pero no me escandalizo. ¿Que a lo mejor debería escandalizarme y pararlo? No lo sé.
M.H. ¿Se ha tenido que tragar cosas con las que no estaba de acuerdo? C.M. He trabajado con muchos tiranos a los que admiro. Y por tirano entiendo rey-reina, no déspota. No digo tirano como insulto sino como líder. He trabajado con los mejores tiranos y he pasado por el “buen aro” de Lluís Pasqual, José Luis Gómez, Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia… que son gente con una personalidad muy potente y que, cuando entras en su mundo, la exigencia y el rigor en su trabajo llegan a situaciones terribles.
M.H. Lluís Pasqual tuvo que dejar la dirección del Teatro Lliure tras una denuncia por acoso y misoginia. C.M. He oído comentarios de ese tipo. Para mí es uno de los grandes maestros. En un proceso creativo, que es una cosa muy íntima, es complicado a veces guardar la compostura porque lo artístico está lleno de puntas. Cuando trabajo, he podido faltar al respeto, porque trabajas con emociones, estás cansado y en un estado de saturación puedes decir cosas que en otras circunstancias no dirías.
M.H. Dicen que tiene un genio importante. C.M. Tengo muy mala leche, soy siciliana profunda. Pero la mala leche no está mal, hay que defenderse en la vida. Hasta creo que es lícito, siempre que no faltes a la otra persona; y si lo haces, tienes que pedir perdón. Reconozco que pierdo un tiempo importante en cabrearme y mucho más en pedir perdón. Me paso la vida pidiendo perdón por si acaso. No me cuesta nada.
M.H. ¿Ve que se le complica el trabajo a partir de cierta edad? C.M. A partir de los 40 años he hecho mis mejores personajes. Por fortuna, ahora hay más papeles para mujeres de 50. Hay un periodo crítico, entre los 35 y los 40, en los que prefieren a una chica de 28 años. Pero luego vuelves a trabajar.
M.H. Ha comentado que a las actrices guapas se las relega antes. C.M. Vamos a ver, quiero explicarlo bien, porque a veces se transcriben mal las cosas o se inventan titulares. La industria es muy injusta. Cuando hay muy buenas actrices que además son guapas, solo se las trata porque son guapas; y, cuando cumplen cierta edad, se olvida que eran buenas actrices y son sustituidas por otras más jóvenes. Lo que también digo es que quizá yo haya trabajado más que otras compañeras precisamente por no ser guapa. No soy un prototipo de belleza, es una realidad y no pasa nada. Lo digo sin dolor, entre otras cosas porque no ser guapa me ha hecho trabajar más.
M.H. Entonces cree que la belleza tapa otras cualidades. C.M. Sí, pero no es culpa de la actriz. Alguna vez me han preguntado por qué trabajo más que fulanita y les he dicho: “Porque soy más fea”. ¡Fíjate la gilipollez!
M.H. Este es todo un titular C.M. Pues no lo pongas así porque, si no se desarrolla, no se sabe qué quiero decir. Parece que estoy diciendo que la actriz guapa no trabaja porque es guapa y no es así.
M.H. ¿Cómo le sentó cumplir 50 años? C.M. Ese es un tema hormonal. Creo que no tuve una mala menopausia, porque no recuerdo que me provocase ninguna crisis.
M.H. En los últimos años se ha avanzado contra el machismo mucho más que en las dos últimas décadas, pero cada movimiento tiene su reacción y hay quienes piensan que se exagera el feminismo. C.M. No te voy a contestar a esto.
M.H. ¿Por qué? C.M. Porque no le dedico demasiada reflexión al tema y no tengo una opinión. El movimiento ha surgido, ha habido algunas reacciones y yo no he entrado a manifestarme ni a favor ni en contra. No me he parado a pensarlo.
M.H. Hemos tenido un Gobierno con 11 ministras pero, curiosamente, ningún partido está liderado por una mujer. C.M. [Molesta] No tengo respuesta a esto, no me levanto pensando en cuántas ministras hay, en serio. Han ido ocurriendo cosas buenas y se han dado pasos muy grandes, más de los que parece. Estoy segura de que tú como periodista tienes más inquietud que yo al respecto.
M.H. ¿Qué tema le inquieta sobre el que sí quiere hablar? C.M. Vamos a ver, para mí hablar de la película es mucho más importante que todo lo que me has preguntado. Entiendo que esto es una entrevista en profundidad que habla de mi persona, pero para mí lo más importante es mi profesión y voy a estrenar una película de la que quiero hablar más detenidamente.
M.H. Pues vamos a ello. Lo nunca visto trata de romper prejuicios sobre la homosexualidad, el racismo, la homofobia… C.M. Sí; se casa un chico del pueblo con una negra; se casan dos homosexuales; la gente del pueblo tiene miedo a los negros que vienen y estos temen a los del pueblo... Al final, quiere decir que todos somos iguales, que tenemos miedo a lo desconocido, a lo diferente, a lo que no sabemos manejar. La ignorancia es muy dañina.
M.H. Su papel es el de Teresa, la mujer del alcalde, que decide presentarse a alcaldesa de Fuentejuela de Arriba, su pueblo. C.M. Sería muy interesante decir en esta revista que esta película está dirigida por una mujer, producida por una mujer y protagonizada por una mujer, que soy yo, y que pasa por esa crisis de los 50 que, precisamente en esta entrevista, te he dicho que en mi caso no la ha habido o que ha sido floja. A Teresa la ha abandonado su marido, está perdiendo su anclaje, su propio pueblo, tiene un hijo adolescente, que ya está en otro lugar, se siente absolutamente perdida y, en vez de tirar la toalla y pensar que aquí acaba la vida, ha decidido que es el momento de empezar una etapa cojonuda y se echa a la espalda su pasado y decide que todo aflore de nuevo. Por eso decide ser alcaldesa, para tirar de las riendas de todos. A Teresa le cambia la personalidad, se vuelve medio chiflada en el mejor de los sentidos, porque no hay nada que la frene para conseguir su objetivo: la supervivencia de su pueblo. Teresa es una mujer que florece y hace florecer lo que hay a su alrededor. Esto creo que es más bonito de contar, en vez de hacerme una entrevista personal que podía ser tu objetivo, pero no el mío. El mío ahora es promocionar Lo nunca visto.