Para desbrozar a Meryl Streep hay que atravesar capas y capas de mímesis, precisión en el gesto y profesionalidad. Voces y pieles otras. Maneras de fumar, de desdeñar o de reír que no son la suya. Mujeres que se abren y se cierran en su cuerpo como cajones de la posibilidad. Identidades construidas, según ella, no con el dolor inducido del Método y su abismo del trauma, sino con la húmeda fertilidad de la imaginación.
Suya es la llave, pero no olvidemos que también Robert de Niro tuvo ese don y lo malgastó. A sus 70 años, Meryl Streep no solo ha tenido el talento necesario para calcar un acento como el de Margaret Tatcher –ese timbre peculiar que la política bajó unas octavas para que sonara menos estridente–; sobre todo, ha sabido construir su carrera con un repertorio de mujeres que rompen reglas y son el epicentro de su propio conflicto.
Meryl Streep lleva aprobando con nota el test de Bechdel desde tiempos de Jimmy Carter. Tan solo una vez, a los 29 años, aceptó ser la chica que espera al otro lado de la ventana –siempre Penélope– en ese bestiario de hombres rotos que es El cazador, de Cimino. Y lo hizo solo para estar cerca de John Cazale (el Fredo de El Padrino), su pareja de entonces, enfermo de cáncer, que falleció en sus brazos poco después.
Cuando Bill Clinton era presidente, le confesó que siempre había estado enamorado de ese personaje. Y a ella, que no es su máscara, le dio la risa.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?