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Russian Red: "Ya no tengo opiniones definitivas sobre nada"

Hace cinco años inició una nueva vida en California, donde se ha reinventado y gestiona un espacio cultural. El 31 de julio dará un concierto en Madrid donde fusionará el indie de ayer con su estilo de hoy. No es la misma, y lo sabe.

Lourdes lleva un vestido de Alfredo Villalba y sandalias de Merkal. / valero rioja

guillermo espinosa

Cuando en 2014, Lourdes Hernández (Madrid, 1985) canceló la gira de Agent Cooper –su tercer y vibrante álbum– para fundirse en el anonimato de Los Ángeles, muchos fans sintieron que era un déjà vu. En 2012 también había puesto fin abruptamente a la gira de un disco, Fuerteventura. Pero esta segunda cancelación disparó las alarmas. Se especulaba con un problema de pánico escénico, con una crisis de agotamiento o con las presiones de una industria discográfica que vivía su propia crisis de modelo.

Russian Red llegó a la música por amor, según ha confesado más de una vez. Empezó a subir canciones a MySpace para llamar la atención del productor y músico Brian Hunt, del que se había enamorado. De su mano, protagonizó uno de los mejores debuts de una solista indie en 2009, con un disco que hoy ya es un clásico: I Love Your Glasses. Poseía una voz única, versátil y cargada de emociones; componía temas que mostraban con honestidad los sentimientos de una generación y tenían, además, proyección global: no solo por cantarlas en inglés, sino porque su música bebía del mejor pop anglosajón.

Así que en 2014 Lourdes decidió volver a desaparecer pero, esta vez, profundamente. Con la excepción del disco Karaoke (2017), con versiones cocinadas en Los Ángeles y surgidas de su pasión por asistir con amigos a clubes de “micrófono libre”; la artista, sencillamente, se borró del mapa.

¿Y a qué se dedicó? Aparte de hacer trabajos de lo más variopintos, incluido el de camarera, Lourdes Hernández montó una especie de agencia de eventos en el edificio de una vieja iglesia renovada de Highland Park. Además, se casó con el músico y empresario inmobiliario Zach Leigh. De hecho, fue él quien encontró la iglesia: The Ruby Street, el epicentro de su nueva vida profesional. De este transversal proyecto vital es de donde surge el concierto que ofrecerá en el Real Jardín Botánico de Madrid el próximo 31 de julio, donde repasará su carrera junto a artistas de otras disciplinas como el videoarte y la danza contemporánea.

  • Mujerhoy ¿No cree que con tanta ausencia y desaparición estos años ha dejado huérfanos a sus fans? Russian Red [Risas] Bueno, yo creo que huérfanos se sentirían si no les diera la verdad. Cuando una está en un momento de transición o de búsqueda, me parece importante darse ese espacio y poder ejercer como el individuo que es.

  • M.H. ¿Por qué ha decidido montar este espectáculo ahora? R.R. Es un experimento que llevo mucho tiempo con ganas de poner en marcha. Siempre me han interesado otras disciplinas artísticas, y parte de esa pausa tiene mucho que ver con explorarlas. Me encantan la danza contemporánea, la fotografía, el cine, me gustan la moda y el diseño de vestuario... Mi carrera de ahora en adelante va a tener mucho más que ver con lo performativo, las artes vivas y lo multidisciplinar.

  • M.H. ¿Sigue componiendo? ¿Baraja sacar algún disco próximamente? R.R. Digamos que... sí. Porque es verdad que este año he empezado a componer otra vez. Este espectáculo para el Botánico será muy familiar para los que han seguido mi carrera. Existe una sensibilidad común a lo que hacía antes, pero me gustaría pensar que es más adulta. Una sensibilidad un poco más trabajada, más pulida. Antes, el proceso era espontáneo: decidía muy rápido que ya había terminado. Ahora me exijo más.

  • M.H. Era muy joven cuando tomó la decisión de cancelar sus giras. ¿Se dio cuenta entonces de que tenía suficiente fortaleza de carácter como para hacerlo? R.R. Sí. Y no me arrepiento.

Cancelé giras porque estaba en una dinámica que ni era auténtica ni me hacía feliz".

  • M.H. Pero ¿cómo vivió ese vértigo? La presión debía de ser enorme... R.R. [Risas] Yo parezco muy dulce. Que lo soy. Pero también tengo el instinto necesario para saber exactamente cómo quiero que sean las cosas. Es muy difícil que alguien penetre en esa barrera que yo sé poner, o que la doblegue. Y el vértigo verdadero para mí era seguir metida en una dinámica que ni era auténtica ni me hacía feliz.

  • M.H. Entonces vivió una serie de polémicas bastante absurdas: se definió en una entrevista como “de derechas” y sufrió ataques por ello... R.R. Bueno... Vivimos en una democracia que permite la libertad de opinión. Yo creo que respondí a esa entrevista con muchísima ingenuidad... Intenté contestar de un modo muy poco tajante. Del tipo: “Si tuviera que elegir, más a este lado”. Pero generó una reacción que no esperaba. También es verdad que la crisis estaba siendo muy dura y los ánimos, lógicamente, estaban crispados.

  • M.H. ¿Ha cambiado su posicionamiento ideológico desde entonces? R.R. Creo que... [se lo piensa] estoy en continuo estado de cambio. Ya no tengo opiniones definitivas sobre nada. Me gusta observar, ver cómo funcionan las cosas, y a partir de ahí crearme una opinión sobre una determinada administración o lo que sea. Hoy por hoy, creo más en ideologías espirituales, de conectividad y empatía. Con buen rollo.

La artista lleva un look estampado de Carmen March y botas a juego de Manolo Blahnik. / valero rioja

  • M.H. También se le achacó la huida de Xabi, el futbolista, y casi su ruptura con su mujer, por una relación con usted. R.R. [Muy enfadada] Sobre esto directamente no voy a hacer ningún comentario.

  • M.H. ¿Le parece ridículo que se insista todavía en este tema? R.R. Me parece que soy mujer y un blanco perfecto. Ahora hay un montón de mujeres cambiando las cosas pero, por aquella época, a un tío que tuviera la actitud que yo he tenido, con la prensa o con la vida, nunca se le habría preguntado tanto por este tema. Y, sobre todo, no se lo habrían repetido casi en cada entrevista durante años. Porque no tiene nada de relevante. Y me sorprende, desagradablemente, que estas polémicas aún sigan saliendo. Porque creo que tengo muchísimo más que ofrecer: una carrera interesante, una personalidad auténtica, y un tipo de espectáculo que no se está haciendo en España. Creo que eso ya es suficiente información para compartir.

  • M.H. Dio la impresión de que abandonaba la música para empezar un proyecto de vida similar al de cualquier persona: pareja, amigos, un negocio. ¿Era la meta? R.R. Digamos que siempre supe que la música no era el eje central de mi vida. Precisamente, para mantener una relación sana con las cosas de las que escribía, tenía que vivir. La vida no puede ser solo una cosa y quería explorarla a fondo. Así que empecé un negocio con mi marido. Hice alguna cosa como actriz [el corto El beso (2017) de David Priego]. Me formé un poco en interpretación, que fue un descubrimiento importantísimo como crecimiento personal. Algo brutal. Aún hoy me pregunto por qué no se enseña en los colegios. El arte dramático me parece clave para comprender la psicología humana, valorar el alcance de la empatía y convertirte en mejor persona.

  • M.H. En Los Ángeles vive en Los Felices, uno de sus barrios más agradables y donde se concentra buena parte del ambiente cultural independiente de la ciudad. ¿Lo escogió a conciencia? R.R. Es un barrio espectacular y está muy céntrico. Cerca de todo pero, sobre todo, de los barrios que más se están desarrollando ahora. Los Ángeles es una ciudad con una fuerza tremenda. Me ha permitido reinventarme, y me dejará hacerlo las veces que quiera. De hecho, a través de nuestro espacio de eventos The Ruby Street, ejerzo de “embajadora” de ciertos artistas que pasan por Los Ángeles y les conecto con gente local. Me encanta generar talleres, presentaciones y eventos para que la gente se conozca y sepan de las ideas y trabajos de otros.

  • M.H. ¿Qué posibilidades le ha abierto este proyecto? R.R. Sobre todo, la de servir como contexto para creadores que necesitan un espacio. Que en Los Ángeles es algo particularmente necesario y difícil porque no existen subvenciones a la cultura. Hay gente muy interesante haciendo cosas, pero estamos todos muy desconectados. Creo que hay que poner un poquito más de énfasis en lo social: en dar un espacio de reunión a todos estos talentos y crear nuevas sinergias.

  • M.H. En este proyecto vital ¿se plantea la maternidad, o es algo que aún no entra en su agenda? R.R. Ni lo tengo en mente, ni lo evito. Estoy esperando a sentirlo. Eso al menos es lo que dicen, ¿no? Que cuando lo sientes es cuando lo sabes y te decides... Creo que en el pasado he proyectado mi maternidad o no, digamos que he pasado por varias etapas sobre el tema, y ahora estoy precisamente en el momento en que parece que debería suceder. Y estoy esperando a sentirlo. Pero ni con expectativas de que debería, o de que no debería. Por el tipo de mujer que soy, si esto ha de pasar, aflorará por sí mismo. Creo que la maternidad debe de ser algo increíble, pero al mismo tiempo no tengo ese llamémoslo “instinto” tan exacerbado...

Estoy en continuo estado de cambio, ya no tengo opiniones definitvas sobre nada".

  • M.H. Ha utilizado varias veces desde que llegó a España la palabra “feminismo”. ¿Le suscita extrañeza ver que aquí es un término que está muy cuestionado por ciertos sectores? R.R. Antes una compañera tuya me ha preguntado, para el vídeo de la web, que por qué creía que “feminismo” era una palabra que generaba miedo. Y automáticamente me he preguntado quién puede tener miedo al feminismo. Aunque claro, igual está todo relacionado: política y feminismo no se pueden separar.

  • M.H. ¿Cómo vive usted esa condición de feminista pública? R.R. No noto ninguna acritud por este tema. También es verdad que me relaciono, sobre todo por las redes, con otras mujeres artistas, así que poca acritud voy a encontrar... Pero sí que creo que, para el feminismo, ahora es necesario cualquier tipo de enfoque que lo tenga en cuenta. Desde la sororidad al #MeToo. El movimiento ha cogido mucha fuerza en los últimos años, y desde lugares generacionalmente muy nuevos. Con perspectivas interesantes. Hay nuevas vertientes, y me parece bien que distintos tipos de mujeres se identifiquen más con unas que con otras... porque al final todo es feminismo. Todo lo que abogue por una igualdad real, por permitir que la mujer tenga libertad de acción, de opinión y que haya una igualdad real en términos laborales, políticos y sociales, es válido. Y también creo que, cuanto más al extremo vayamos con esto, más efectivo será.

  • M.H. Sin embargo, dedicó su penúltimo disco, Agent Cooper, a un catálogo de hombres que habían tenido influencia emotiva en su vida. ¿Lo hizo también desde una perspectiva feminista? R.R. Por supuesto. Como mujer que era y que soy. Se trataba de un autoexamen: entender mi sexualidad, mi deseo, el amor que sentía y hacer un recorrido por los hombres que a mí me habían hecho... escribir una canción. [Risas] Ese fue el viaje de ese disco.

  • M.H. Ha trabajado con Belle & Sebastian y ha reconocido haberse echado unos bailes con Paul McCartney. Cuéntenos: ¿a quién le apetecería conocer a día de hoy? R.R. Pues me apetecería mucho trabajar con Wilco. Hemos estado hablando, y la verdad es que me apetecería mucho potencialmente el grabar algunas canciones con ellos. Lo tengo en mente, sí, pero otra cosa es que se pueda hacer: que ellos acaban de sacar disco ahora y se encuentran bastante ocupados.

Lourdes lleva vestido de Mirto y joyas de Spanish and sisters London. / valero rioja

  • M.H. Este concierto en el Botánico ¿indica que a partir de ahora va a retornar con más frecuencia a España? R.R. Pues sí. Me apetece. Como además ya estoy definitivamente asentada en Los Angeles y lo tengo todo consolidado, creo que es el momento de pasar más tiempo aquí.

  • M.H. ¿Se ve como la socialite española de la comunidad Angelina? R.R. Es que tengo el sitio para hacerlo... [Risas] De hecho, Brays Efe [Paquita Salas] se viene en septiembre a pasar un mes con nosotros. Tenemos un apartamento de invitados en casa. Antes pasó por allí una ilustradora genial, Carla Fuentes, con la que hicimos un workshop. Julia, De la Purísima, también. Y se queda con nosotros cuando pasa por allí. Joana Colomar, una directora catalana... y nos gusta mucho organizar cenas todas las semanas con personas que conocemos, en nuestra casa, para que se conecten, se conozcan y puedan iniciarse proyectos. O relacionar a personas que sepamos que se van a llevar bien. Es un poco residencia artística... Entre The Ruby Street y nuestro apartamento de invitados, es perfecto. Digamos que esto tiene que ver con estar lejos de casa y poder traer a gente.

  • M.H. ¿Existen asuntos concretos que le preocupen especialmente ahora mismo, en cuanto a la realidad política y social en la que vive? R.R. Evidentemente. Más ahora que formo parte de una sociedad tan distinta de en la que me crié y esto te sirve para ponerlo en perspectiva. Ahora miro a España y valoro muchísimas cosas que antes daba por hechas, y que en Los Ángeles brillan por su ausencia: el acceso a la cultura, organismos públicos que cuiden de la gente, la sanidad pública gratuita y universal... Los Ángeles es una ciudad súper abierta, pero no deja de tener un conflicto muy grande por todo lo que no provee a sus ciudadanos. En España la vida es más fácil, más acogedora... y sigue habiendo un montón de cosas que mejorar, como el feminismo. Eso es algo que me salta a la vista cuando vengo: el peso del patriarcado aquí es mayor. En Los Ángeles me siento más libre y las tías y los tíos estamos al mismo nivel. Donde la gente no se segrega por sexos para salir, por ejemplo, mientras que aquí... son pequeños detalles. Pero ahora, al vivir entre dos sitios, puedo valorar más ambos y darme cuenta de que es imposible que exista una sociedad perfecta, ideal. Sencillamente, es algo que no existe.

  • M.H. Pero esto, ¿ha mermado en algo ese amor por la cultura anglosajona que siempre ha profesado públicamente? R.R. Ha mermado un poco esa fascinación que tenía desde la infancia. La idealización. Pero me sigue gustando mucho y por eso me voy a quedar. También miro a España y me doy cuenta de que hay cosas que estamos haciendo muy bien en este viejo país. Y que podríamos exportar.

20 de enero-18 de febrero

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