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Amaia: "Me he sentido un poco utilizada y perdida"

Tras ganar Operación Triunfo y convertirse en un auténtico fenómeno de masas, Amaia Romero necesitaba tiempo. Quería componer sus propias canciones, pero también conquistar el poder y la libertad para dirigir su carrera musical. Le ha costado dos años, pero parece que lo ha logrado. Y ahora, por fin, presenta su primer disco, Pero no pasa nada.

Amaia lleva camisa y falda de Rochas. / cristina lópez

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La anécdota ya es vieja, pero define a la perfección a su protagonista. Con el pelo forrado en papel de aluminio y sin poder contener la risa nerviosa, Amaia comentaba con una de sus compañeras el cambio de look que acaban de hacerle los estilistas del Operación Triunfo. “ ¿Mechas californianas? ¡Pero qué me estás contando! ¡Si yo soy de Pamplona!”. Formaba parte de una fábrica de talentos, pero nunca dejó que la convirtieran en un producto. Desde entonces, siempre ha luchado por seguir siendo ella misma. Pero, sobre todo, por convertirse en una artista. Y ahora, ha llegado el momento de demostrarlo. Dos años después de despedirse del anonimato y tras pelear por tomar el control creativo de su carrera, publica su primer disco: Pero no pasa nada.

Amaia Romero llega sonriente a la sesión de fotos, pero antes de ponerse en faena se confiesa: posar no es lo suyo y la moda solo le interesa lo justo. “Me gusta verme bien y no me pongo lo primero que pillo, pero no tengo ni idea de moda. Me interesa aprender y probar nuevos estilos, pero tampoco me apasiona”. La honestidad brutal sigue siendo la marca de la casa. Le acompaña su hermano mayor, Javier, que es su sombra desde que salió del programa y que la está ayudando a navegar el intrincado backstage de la industria musical. Amaia llega vestida con shorts vaqueros, blusa de topos, sandalias planas, el pelo recogido en un moño despeinado, ni gota de maquillaje y un sencillo collar de cuentas de colores. Parece una adolescente cualquiera. Pero, en realidad, hace tiempo que dejó de serlo...

Vestido de Stella McCartney. / cristina lópez

Cuando se presentó al casting de OT, tenía 18 años y muchos planes: había terminado 2º de Bachiller y quería completar sus estudios de piano, hacer un grado superior de canto y mudarse a Barcelona. La música ya era su vida. Creció en una familia de músicos profesionales y aficionados y, como sus hermanos, fue al conservatorio desde pequeña. Tocaba la guitarra y el ukelele, estudiaba flamenco, escuchaba a los Beatles en el coche y desarrolló una pequeña obsesión con Marisol. Su educación musical, su extraordinaria voz y su espontaneidad le sirvieron para ganar el concurso y convertirse en un fenómeno musical y en un inesperado icono generacional.

En persona, es tan dulce y natural como promete una imagen pública que no se ha prestado al postureo ni al activismo de ninguna causa. Es obvio que está aprendiendo a imponer su criterio. Me insisten en que no quiere hablar bajo ningún concepto sobre Eurovisión, donde compitió junto a su compañero (y expareja) Alfred García. Ha contado ya en alguna ocasión que fue una mala experiencia, porque no tuvo ningún poder de decisión. Quizá por eso, repite varias palabras como un mantra: “coherencia”, “libertad”, “control”. Y quizá por eso, hoy su larguísima melena ondulada sigue sin lucir mechas californianas.

  • Mujerhoy Por fin se publica su primer disco. ¿Cómo se encuentra? ¿Nerviosa? Amaia Romero Estoy bien, me siento muy orgullosa de mi trabajo. Lo más difícil ya está hecho. Pero en este proceso sí he tenido momentos de nerviosismo en los que no sabía muy bien qué hacer o por dónde tirar, momentos de duda al cien por cien...

  • M.H. ¿Por qué? A.R. Al principio, todo me parecía muy difícil y pensaba: “¿Cómo voy a hacer yo un disco?”. Después de salir de OT, quería tomar todas las decisiones y tener el control total. El problema es que cuando por fin lo conseguí, de repente dije: “Vale, ¿y ahora qué hago?” [Risas].

  • M.H. Salió de un formato muy cuadriculado y comercial. ¿Sentía la necesidad de liberarse? A.R. Cuando entré en OT ya sabía a lo que iba. No me molestaba no tener ese poder de decisión. Era así y punto. El problema vino después... Sales, estás tú sola y tienes que dar la cara. Eres tú la que va a ganar el dinero; tú eres el producto. Yo daba por hecho que después del programa tendría toda la libertad y de repente... No era así. Y no me lo esperaba.

Viví todo aquello desde fuera. No era capaz de procesarlo...”.

  • M.H. Y tuvo que luchar por conseguirla. Pero, ¿cómo? ¿A base de cabezonería? Porque enfrentarse a la industria musical con solo 18 años no debe ser fácil... A.R. No estaba sola. He tenido mucha ayuda, sobre todo de mi hermano Javier. Luego, contratamos abogados y esas cosas... Formas tu pequeño equipo y vas haciendo. Y, al final, lo logré. No quería hacer cualquier cosa. Quería que mi disco me representara.

  • M.H. También quería componer sus canciones. ¿Cómo superó ese bloqueo inicial? A.R. Antes de OT había compuesto cosas supercortitas, pero nunca había escrito una canción entera. Mucho menos un disco. Fui, poco a poco, organizando mi cabeza, componiendo trocitos y grabándome con el móvil. Cada vez era más fácil. Y un día, el disco estaba hecho casi sin darme cuenta.

  • M.H. ¿De qué va este disco? ¿De qué quería hablar? A.R. No tiene mensajes ocultos ni es complicado de escuchar. Es un disco de canciones de amor. Porque yo, todavía, me considero una adolescente... Y el disco habla de las relaciones por las que pasa todo el mundo a esa edad.

  • M.H. ¿Le preocupa que se interpreten sus letras en busca de pistas sobre su vida privada? A.R. No, porque lo llevan haciendo desde que salí de OT. No me afecta. Hasta me entretienen esas conjeturas. Lo observo desde fuera, como si no fuera conmigo. Solo me fastidia si afecta a personas de mi entorno. Eso me da rabia.

La cantante lleva vestido y chaqueta de Cortana. / cristina lópez

  • M.H. ¿Cómo lleva que su intimidad sea casi un asunto público? A.R. Cuando salí del programa, llevaba tres meses en un canal 24 horas y, de alguna manera, entendía que la gente quisiera saber más. Ahora, lo llevo bien porque todo se ha normalizado. Los Javis [Javier Calvo y Javier Ambrossi] me dieron un buen consejo: “Llévalo con naturalidad. Intentar ocultar algo solo crea más morbo”. Y eso hago. No escondo nada y creo que eso hace que mi vida privada no tenga tanto interés.

  • M.H. ¿Le ha dado tiempo a conocer el lado oscuro de este negocio? A.R. Un poco sí... Sobre todo, cuando se trata de temas de dinero, porcentajes... Son cosas que antes no me planteaba. Descubres todo lo que se esconde detrás de las canciones. De hecho, ya no escucho música de la misma manera. Ahora pienso: “¿Cuánto habrá costado esto?” [Risas].

Daba por hecho que después de OT tendría libertad y no fue así”.

  • M.H. ¿Se ha sentido utilizada en algún momento? A.R. Sí, un poco, sobre todo al principio... Cuando todavía no tenía esa libertad que tengo ahora.

  • M.H. ¿Y perdida? A.R. ¡Cada día! [Risas]. Todos nos sentidos un poco así, ¿no? Al principio, me sentía perdida porque no me fiaba de mi propio criterio. Pero me ayudó mucha gente.

  • M.H. ¿Qué artistas le dieron consejos sobre cómo navegar esta industria? A.R. Yo no conocía a nadie y me ha ayudado mucho hablar con otros cantantes, como Zahara. Estuve un día en su casa, charlamos y me dio un montón de consejos... Pero también hay algunos que te dan un poco de mala espina... He tenido mucho cuidado a la hora de decidir en quién podía confiar.

  • M.H. La fama puede ser difícil de digerir, sobre todo a su edad. ¿Cómo ha gestionado un cambio vital tan radical? A.R. Cuando terminó el programa, era como si todo aquello no me estuviera pasando a mí. Lo vivía desde fuera. No sentía nada, no lo asimilaba, no era capaz de procesarlo... Solo me dejaba llevar. A veces, me sigue pasando. ¿Has visto Inside Out [la película de animación de Pixar]?

  • M.H. Sí... A.R. Pues es como cuando a la niña se le bloquean las islas y se queda sin emociones... Así estaba yo. No sentía nada. Estaba bloqueada. Luego, como en la película, me recuperé...

  • M.H. ¿Tuvo alguna experiencia o anécdota particularmente surrealista? A.R. Hubo muchas... En una ocasión, durante la gira de OT, estábamos en un hotel donde también se alojaban algunos fans. Aquello era una locura. A las cuatro de la mañana, llamaron a mi puerta. Era un fan pidiendóme una foto. Yo estaba medio dormida y no me la saqué. Cerré la puerta y pensé: “¿Qué está pasando? ¿En qué momento a alguien le parece una buena idea hacer algo así?”.

  • M.H. Ha hablado con naturalidad de la regla, de la tiranía de los tacones o de la depilación. Y cada vez que lo hace, sube el pan. ¿Le extrañan esas reacciones tan viscerales? A.R. No, sé que es lo que hay. Pero me da pena, es lo que hay que intentar cambiar. No debería llamar la atención que las mujeres decidan, por ejemplo, no depilarse. Pero así está la sociedad...

  • M.H. Quizá sin pretenderlo, se ha convertido en icono feminista para muchas chicas de su edad. ¿Cómo fue su propia conciencia? A.R. Es algo que tengo muy interiorizado desde hace mucho tiempo. En Pamplona, mis amigos y yo hemos visto y vivido cosas que nos concienciaron desde muy temprano. Fue un proceso natural. Me hace ilusión influir a la gente, pero lo siento como una responsabilidad y me da miedo meter la pata.

  • M.H. Se habla mucho de los millennials, pero a veces se les escucha poco. ¿Cómo es su generación? A.R. Estoy al límite de no serlo, me siento muy millennial. Creo que una de las cosas que nos distingue es, precisamente, la conciencia feminista. También somos bastante revolucionarios. Nos gusta vivirlo todo “a fuego”, queremos cambiar las cosas y somos valientes.

Quiero que se sepa que he crecido y me tomo las cosas más en serio”.

  • M.H. ¿Y qué les interesa? ¿Está, por ejemplo, puesta en política? A.R. Es algo de lo que me gustaría saber más, te juro que estoy superpez. No es que no me importe... Debería informarme.

  • M.H. Utiliza sus redes sociales con cuentagotas. En eso no es muy millennial... ¿Por qué? A.R. En realidad, uso mucho las redes, sigo a mucha gente y leo un montón de cosas. Otra cosa es que yo no suba cosas o no comparta fotos. Pero eso no significa que no esté ahí. Lo hago a mi ritmo. Antes de OT era igual. No es una estrategia ni algo a lo que le dé demasiadas vueltas.

Muy personal...

  • Cuando estoy triste... “Para mí la música puede ser una terapia. Si estoy de bajón, cojo la guitarrra, me pongo a tocar, compongo algo... Y, de pronto, se me pasa y digo: “¡Me siento genial! ¡Soy increíble!”. Me ayuda muchísimo”.

  • Lo que más feliz me hace es... “Obviamente, cuando estoy disfrutando sobre el escenario soy muy feliz. Pero también me gustan los días en los que no tengo nada que hacer. Y me encanta ir a los parques de atracciones. Allí soy feliz. Creo que Port Aventura es mi sitio favorito en el mundo”.

  • En el futuro quiero... “No soy una persona que necesite metas u objetivos. Prefiero dejarme llevar y pensar en el presente. Solo me planteo el futuro a corto plazo: este año y quizá el siguiente. No sé si está bien o mal, pero esa es mi mentalidad”.

  • M.H. Seguro que mucha gente le ha dicho que tiene que ponerse las pilas en Instagram... A.R. ¡Síii! Me dicen que tengo que usar más las redes, que son muy importantes, pero... Yo las utilizo cuando me apetece.

  • M.H. No representa a ninguna marca y estoy segura de que ha recibido ofertas. ¿Por qué no han conseguido tentarle? A.R. No me parecía coherente. Yo no tengo una carrera sólida, solo acabo de empezar. De momento, quiero hacer mi disco, dar conciertos y luego... ya se verá. También depende de la marca. En mis conciertos, voy vestida de Paloma Woll, porque me gusta lo que hace, lo he elegido yo y ella es mi amiga. Es algo natural y tiene sentido para mí.

  • M.H. Se ha hablado mucho sobre su posible colaboración con Rosalía. ¿Sucederá? A.R. Conozco a Rosalía y todo lo que hace me parece increíble. Bailar así y tener esa actitud en el escenario, es alucinante... Yo no me veo capaz. Es verdad que hemos hablado alguna vez, pero nunca de hacer una colaboración. Obviamente, sería increíble, pero ahora me parece inaccesible. Y no sé si sería coherente. Sobre todo para ella...

  • M.H. Ahora vive en Barcelona. Su primera vez lejos de casa... ¿Qué tal? A.R. Al principio, me costó más porque empecé viviendo sola. En invierno, cuando por las noches no había nadie en la calle, me sentía muy sola. Pero ahora tengo compañera de piso y estoy mucho mejor. Además, cada vez llevo mejor las cosas de la casa... Cuando vivía con mis padres, como mucho fregaba los platos y ponía la mesa. Cuando te vas, te das cuenta de todo lo que hay que hacer y lo agradeces un montón a tus padres.

  • M.H. Y la última... ¿Qué le gustaría que se supiera de usted que quizá no se conoce? A.R. Estuve en un canal 24 horas durante tres meses y la imagen que se dio de mi fue de niña inocente. Y no soy tan inocente como parece. Me considero una persona inteligente.

  • M.H. ¿Y cree que eso se pone en duda? A.R. Bueno, sobre todo cuando salí del programa... En este tiempo, he madurado. Quiero que se sepa que he crecido y me tomo las cosas más en serio. Antes, no daba importancia a nada, relativizaba todo demasiado. Supongo que es lo normal a los 18 años, pero a veces era exagerado. Ahora soy más responsable.