Simone, el bebé del centro, junto a dos de sus hermanos y su madre biológica, que perdió su custodia cuando ella tenía tres años. / d.r.

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Simone Biles, contra la gravedad

A sus 22 años, la gimnasta Simone Biles, acumula cuatro oros olímpicos y 13 oros mundiales.

Para no ser un juguete roto, Simone Biles se hizo avión. Hija de una madre adicta al crack. Menor de cuatro hermanos. Niña de ida y vuelta en hogares de acogida, Simone era carne de cañón, pero descubrió el arte de caer –sin romperse– y volvió a casa cargada de medallas. Salvada del abandono por su abuelo materno, a los ocho años ya luchaba en la élite de la gimnasia artística.

Simone Biles en la portada del Time. / d.r.

Niña con don, niña prodigio, niña volantín, niña del asombro y del perfecto espagat. En otro tiempo, hubiera sido, tal vez, titiritera de circo, bufón de la corte, la mujer bala del freak show. Pero el maillot de Simone lleva una bandera con barras y estrellas, y sus proezas engrosan la cuenta corriente de la identidad nacional. Ella es el pan y el circo de la televisión por cable. La mejor gimnasta de su época. Una Nadia Comaneci que sí sonríe. La que gana, como si fuera fácil. Cuatro oros olímpicos en Río, 13 oros mundiales.

Junto a su hermano Tevin Biles-Thomas (24 años), con el que nunca ha convivido y que acaba de ser acusado de triple asesinato. / d.r.

Entera, pese a haber sufrido abusos sexuales. Porque ella fue una las 350 víctimas de Larry Nassar, el médico que violó a las gimnastas del equipo nacional durante décadas. Llegando más lejos cada año, pese a que ahora su hermano Tevin haya sido acusado de un triple asesinato. Él participó en un tiroteo en una fiesta de Nochevieja. Ella, cruel ironía, ha sido la primera mujer en hacer dos triples: es decir, dos saltos mortales con tres rotaciones. Otra vez lo imposible en su cuerpo. Ella, ingrávida, pese a tanto lastre.