Como si la realidad no fuera suficientemente tozuda, me dedico a leer estudios académicos para entender lo que nos pasa en Tinder. Así es como acabo de enterarme de que a la hora de elegir el menú nos venimos arribísima y pedimos por encima de nuestras posibilidades.
Nosotras, con un poco más de tino, al menos leemos medio perfil del sujeto; y ellos, a lo loco, dan a la derecha mecánicamente a ver si alguna cuela. Spoiler: en breve aparecerá un nuevo síndrome, la tendinitis de Tinder, que afectará al dedo pulgar de la mano derecha.
Pero mi gran descubrimiento es este otro: dicen los que nos estudian que en Tinder establecemos una “ jerarquía de la deseabilidad” y elegimos a personas que son un 25% más atractivos que nosotros mismos. Y así nos va. Si a esto sumamos que casi todos los antropólogos que estudian el apareamiento humano afirman que nos enamoramos de los que consideramos nuestros iguales es fácil imaginar que vivimos dominados por un ego desorbitado en las cuestiones del amor.
En el estudio se definió la “deseabilidad” por la cantidad de mensajes que esa persona recibía y por el atractivo de los que enviaban esos mensajes. Es decir, la atención que se recibe de otros usuarios populares y atractivos. La edad, la etnia o el nivel educacional fueron importantes para definir que una persona era atractiva en la red social. Pero también la longitud de ese primer mensaje de contacto. No se triunfa con un “hola”; mucho mejor intentar escribir una oración completa con su sujeto, su verbo y sus complementos. Y si lo intentas con una subordinada bien construida, te conviertes en una diosa sexual. Elizabeth Bruch, una de las autoras del estudio publicado en la revista Science Advances (esto es serio), reconoce que el número de palabras que contiene un mensaje no sirve para pronosticar si va a ser respondido o no. “Escribir un primer mensajes de contacto muy largo puede ser un tiempo y una energía perdidos, pero yo no soy muy fan de los monosílabos’’, afirma.
Lo que quedó comprobado es que los hombres, que son los que establecen el primer contacto casi siempre, dedican mensajes más largos a las chicas que consideran más atractivas, porque el punto clave es que parece que intentamos ligar con personas que percibimos como “fuera de nuestra liga”, que son objetos de lujo, trofeos, algo que nos tenemos que ganar. Ergo, todos los mensajes que recibas de una palabra tienen una segunda lectura: eres del montón. Así de duro es Tinder. La buena noticia es que tú haces exactamente lo mismo.
20 de enero-18 de febrero
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