Son las ocho de la mañana de un martes, a mediados de septiembre. Charlamos en la habitación de un hotel en Harlem, Nueva York, mientras la maquillan. Amenaza lluvia y preparamos los paraguas para salir a la calle a disparar las fotos. “No pasa nada, esperamos entre chaparrón y chaparrón”, dice con alegre acento sevillano, mirando al fotógrafo, preocupado. Lorena Durán es, a sus 25 años, la primera top curvy española que triunfa por el mundo. Lleva dos años viviendo en Nueva York y es imagen de Victoria’s Secret, la firma de lencería con la que subió a la pasarela el pasado febrero junto a las clásicas “ángeles”. Fue así como se convirtió en la primera modelo XL en desfilar con sus diseños.

Ese desfile ha sido el punto de inflexión en su carrera. Ya vivía y trabajaba en Manhattan, pero desde ese día el ritmo se ha multiplicado. “Tengo que seleccionar mucho los trabajos, porque hay tantos que no puedo abarcarlos”, asegura. Nada que ver con sus primeros años laborales en Sevilla y, después, en Barcelona. “Esta profesión me gusta desde niña, pero a los 15 años tuve una operación y un desarreglo hormonal me hizo pasar de la talla 36 a la 44. Pensé que mi sueño se había acabado”. Estudió técnico químico de laboratorio e hizo prácticas en un hospital, pero seguía presentándose a certámenes de belleza y castings. “Me veían guapa, pero gorda. En algunos casos eran muy ofensivos, pero me lo tragaba. El apoyo de mi madre y mi hermana fue fundamental”.

Fue entonces cuando su agente le insistió en que se trasladara a Barcelona: las modelos curvys empezaban a ser visibles. Trabajó para Violeta by Mango, El Corte Inglés, Intimissimi... Y viajó por Europa para distintas firmas, pero el dinero no daba. “Con la crisis, trabajé en una confitería haciendo pasteles, pero llegó un momento en que me dije que tenía que intentarlo de verdad y me vine a Nueva York. Desde entonces, no he dejado de trabajar. Sin parar. Y creo que influye mucho el carácter, la personalidad y la actitud, porque chicas guapas hay miles”. Su plan, la interpretación: “Tengo aptitudes”, reconoce.