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¿Por qué ser mujer en las series ya no es lo que era?

Y tú tampoco... Lo que ayer era excepcional hoy es aluvión. Personajes complejos, hondos, sinceros, desafiantes, frágiles y de hierro protagonizan las mejores series y reescriben la narrativa del universo femenino. ¿Qué podemos aprender sobre supervivencia, feminismo y sororidad en la piel de sus heroínas?

Fleabag (Amazon Prime Vídeo). / d.r.

irene bonilla

Ya en la primera temporada de la galardonada Fleabag gran triunfadora en los últimos Emmy—, la guionista, productora, directora y actriz de la serie, Phoebe Waller-Bridge, dejaba claro de qué iba la cosa: “Oh, joder, siempre tengo esa horrible sensación de que soy una tía codiciosa, pervertida, egoísta, apática, cínica, depravada y moralmente rota que ni siquiera puede llamarse a sí misma feminista”.

La protagonista de Fleabag es mala hija, mala amiga, mala feminista..., pero la adoramos.

En la diana. Porque quizá una de las diferencias entre la llamada cuarta ola feminista y sus predecesoras es que su propia ubicuidad —inevitable en un mundo globalizado como el nuestro, en el que el entretenimiento ya no tarda nada en reflejar los dilemas sociales… y viceversa– genera una presión adicional sobre las propias mujeres, un cuestionamiento constante, una permanente revisión para evitar la pérdida de puntos del carnet de “buena feminista”. La puesta en escena de Fleabag nos hace partícipes de su neurosis (mala feminista, mala hermana, mala hija...). Y hacia el final de la segunda temporada queda claro que es precisamente esa conciencia de estar en constante observación —de tener que representar siempre un papel ante el mundo— uno de los grandes dilemas de la protagonista.

En la diana

Pero como cualquier otro gran producto de la cultura popular, la relativa complejidad de su mensaje no excluye un altísimo nivel de entretenimiento. De ahí el éxito no solo de Fleabag sino de muchas otras series con sesgo feminista que han tomado por asalto la televisión del último lustro. Las historias protagonizadas e impulsadas por mujeres no solo copan los menús de las plataformas y de las candidaturas de los Emmy, sino que recorren varios géneros: comedia, thriller, drama, ciencia ficción... En una industria cuyos puestos ejecutivos han estado siempre ocupados por hombres, el éxito de las nuevas series incide en las cuentas bancarias de otras mujeres, las showrunners, término empleado en la industria para los creadores televisivos, mitad productores mitad guionistas: Jenji Kohan (Weeds, Orange is the New Black), Sally Wainwright (Gentleman Jack, Happy Valley), Jill Solloway (Transparent) o Liz Feldman (Dead to Me) son algunas de las mujeres que hacen realidad grandes historias feministas que gustan a todos. Hemos seleccionado cinco de ellas, tan comprometidas como vibrantes, inteligentes y adictivas.

1. Fleabag (Amazon Prime Vídeo)

Sigue la vida de una treinteañera que regenta un café y cuya vida podría mezclarse en un cóctel donde caben la escatología, el sarcasmo, una madrastra peor que la de Cenicienta, vaginas de plástico, el amor entre hermanas, y, sobre todo, un viaje hacia el autodescubrimiento sin necesidad de coach o receta buenista ni posmoderna.

Lecciones de vida

- Lo personal es político: El feminismo de esta serie no está tanto en los propios personajes como en su evolución, es decir, en lo que esconden. La protagonista viaja desde el consumo de cuerpos en serie hacia una historia de amor nada carnal. Redescubre la sororidad y el calor del hogar con una hermana más fría que el invierno en Finlandia. Vuelve a creer en la amistad gracias a un prestamista acusado de acoso laboral.

- Las mujeres también pueden ser antihéroes (o antiheroínas): ¿Qué pasaría si pudiésemos decir y/o hacer todo lo que nos apeteciese? ¿Si los tabúes cayeran y pudiésemos actuar como “siempre lo han hecho” los hombres? La protagonista se masturba con vídeos de Obama, es egoísta, se enamora de un cura, sepulta sus problemas a base de cinismo e irreverencia. Es patética y aún así nos enamora.

- El silencio perjudica la salud: La protagonista no solo no se calla nunca, sino que constantemente rompe la cuarta pared del espectador, que ya derribó Bertolt Brecht para hablar con nosotros. Toda una declaración de intenciones en una serie que no solo quiere emocionarnos o divertirnos, sino invitarnos a salir de nuestra propia pasividad alienada.

Te gustará si...

Es imposible que no te guste porque es la serie más atrevida, inteligente, feminista y cruda de hoy. Además, su showrunner y actriz (creadora también de Killing Eve) es la mezcla física perfecta entre Scully de Expediente X y June de El cuento de la criada.

2. Fosse/Verdon (HBO)

Cuenta la historia de amor atípica y compleja de una bailarina de Broadway (Gwen Verdon) y un bailarín frustrado (Bob Fosse) reconvertido en cineasta a los 40, cuando dirigió Cabaret (y ganó todos los Óscars posibles). Un retrato sobre lo que implica cumplir años para un artista: ocaso para ella (a la que no se le permite madurar ante las cámaras) y explosión y reconocimiento para él. Paradójicamente, a mayor deterioro físico, mental y moral de Bob Fosse, mayor fue su éxito.

Fosse/Verdon (HBO) / d.r.

Lecciones de vida

- Piénsatelo dos veces antes de casarte con un artista: Algunas de las mejores lecciones de lo que no deberíamos aguantar se esconden detrás de las vidas de Vera Nabokov, Sofia Tolstói, Clara Schumann, Alma Hitchcock o Zelda Fitzgerald. No es exagerado afirmar que, sin el apoyo incondicional de Verdon, nunca habría existido el éxito de Fosse, totalmente dependiente de ella en lo psicológico y lo profesional .

- La libertad creativa no justifica una infidelidad: Más que una lección, una pregunta. ¿Existe una la relación directa, científicamente justificada, entre el tamaño de la genialidad del artista y la cornamenta de la esposa? La la imaginación es el principio de la creación. Si Jane Austen parió su obra célibe y sin salir de casa, ¿por qué esa necesidad permanente de los grandes hombres de ser infieles?

Te gustará sí...

Amas el cine y los musicales, quizá el género más venerado por el cinéfilo clásico (y visceralmente odiado por el espectador moderno). O si ya disfrutaste de grandes series sobre hombres difíciles: Don Draper, Tony Soprano o Noah Solloway de The Affair, otro estupendo retrato de las mujeres-satélite y el creador.

3. Glow (Netflix)

Basada libremente en un programa de la televisión americana de la era Reagan, cita en el mismo ring a 14 mujeres, un productor (niño rico) de 25 años y un director en decadencia (sexista y cocainómano), que en realidad es un pedazo de pan.

Glow (Netflix). / d.r.

Lecciones de vida

- El camino de la sororidad, como el de la felicidad, es difícil pero necesario: Del latín soror, hermana, cuya primera acepción debemos a Unamuno y que no fue aceptado por la RAE hasta… ¡2018! Reconforta ver a 14 mujeres que conviven, se apoyan, se traicionan y se perdonan un contexto tan poco feminista como el de la lucha libre.

- El feminismo será antirracista o no será: Como las reclusas de Orange is the new black, las heroínas de G.L.O.W. forman una paleta multicultural. En la era de los repartos con atención a la diversidad, las guionistas logran que reflexionemos sobre los estereotipos raciales a través de caricaturas pop.

- Ojo con la letra pequeña: Campo de estudio en auge desde, precisamente, los años 80, la discriminación laboral juega un papel importante en el microcosmos de GLOW y aporta valiosas lecciones:siempre hay que leer la letra pequeña del contrato; entre el trabajo más satisfactorio de tu vida y un tío, ya quedaréis otro día; si una mujer quiere poder no le bastará con tener dinero (su opinión puede seguir siendo ignorada aunque esté por derecho propio en el despacho de dirección).

Te gustará si...

Por los tiernos ojos de tu infancia se coló Pressing Catch, programa matinal (surrealista) de gran éxito en el Telecinco de los 90. Es decir, si alucinaste con las caídas de esos señores con hipertrofia muscular y diste por sentado que lo que quiera que fuera aquello, no era para ti.

4. El cuento de la criada (HBO)

Margaret Atwood imaginó un EE.UU. reconvertido en una dictadura ultrarreligiosa, donde las primeras víctimas serían mujeres, esclavizadas y reconvertidas en “criadas”, cuyas tareas incluyen ser violadas y engendrar hijos.

Lecciones de vida

- No es no: Las escenas de tortura y violación en la serie han sido criticadas por estar rodadas con un estilo publicitario, coreografiado y extrañamente estético. Sin embargo, son muchas las voces que alaban su valentía a la hora de romper tabúes y mostrar víctimas resilientes que no solo sobreviven sino que luchan por todos y cada uno de sus hijos, deseados o no.

- Gilead existe: Tal vez una de las mayores lecciones que hemos podido extraer de esta ficción prospectiva es la conciencia de que, en efecto, esto está pasando. El debate sobre la gestación subrogada está vigente. Las violaciones sistemáticas ocurren en muchas partes del mundo. Lo mismo que el cautiverio y la esclavitud sexual.

- No dejes que los bastardos... La experiencia del dolor compartido desde la sororidad y el empoderamiento es un hallazgo de la serie. Nolite te bastardes carborundorum [“No dejes que los bastardos te jodan”] es el mensaje que le llega a June de parte de una antecesora en el infierno.

Te gustará si...

Te da miedo el futuro y, a ratos, también el presente.

5. Stranger Things (Netflix)

Un grupo de cuatro chicos y dos chicas de la América profunda se enfrenta a dos retos terroríficos: la adolescencia y un monstruo interdimensional. Entre noviazgos y discusiones, tendrán que encontrar tiempo para salvar el mundo. Paradoja que nos recuerda a la inolvidable representante del feminismo juvenil catódico: Buffy Cazavampiros.

Stranger Things (Netflix) / d.r.

Lecciones de vida

- Las madres solteras son heroínas modernas: Winona Ryder, actriz que vivió en primera persona los estragos de Hollywood, interpreta a Joyce Byers, madre coraje capaz de trabajar dos turnos, luchar contra juntas médicas, ver morir a sus parejas y cuidar de sus hijos. En esta serie, los sacrificios maternos incluyen ir a buscar a su hijo Will al infierno (literalmente) y volver para contarlo. Otras familias biparentales de la serie, estables, suburbanas y aparentemente perfectas no durarán juntas, o ni siquiera vivas, ni dos capítulos.

- La amistad (no sexual) entre hombre y mujer sí es posible: La comedia romántica adolescente de los 90 hizo caja con la trama de chica rara que se enamora del chico popular del instituto y, tras florecer y lograr normalizarse, le conquista. Una versión moderna y más optimista del patito feo convertido en cisne, de muy dudoso feminismo. En la tercera temporada de Stranger things, la relación entre Steve y Robin, uno de los puntos fuertes de la trama, no solo desmonta el topicazo sino que representa una maravillosa historia de amistad culminada en el putrefacto suelo del baño de unos multicines.

Te gustará si...

De pequeña disfrutaste las películas de aventuras y ciencia ficción de Spielberg o Stephen King, y de mayor te diste cuenta que todos los personajes femeninos eran meros acompañantes secundarios y/o intereses sexuales del protagonista.

20 de enero-18 de febrero

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