Sabrina Ionescu, la jugadora que deslumbró a Kobe Bryant

“¿Por qué no juegas mejor con muñecas?”, le sugirió el entrenador del equipo de baloncesto del cole a Sabrina Ionescu cuando tenía 11 años. Aquel hombre ignoraba su talento, También que aprendió enfrentándose a su hermano gemelo, Eddy, y mejoró midiéndose con chicos mucho mayores que ella. ¿Cómo se quedaría al saber que Kobe Bryant, autoproclamado su fan nº 1, volaría miles de kilómetros para verla sobre la cancha?

Californiana de raíces rumanas, a Sab, que es como la llaman en casa y también el nombre con el que los medios han bautizado el fenómeno, en los últimos meses se le acumulan los honores. Una encuesta la señaló como uno de los cuatro exalumnos de la Universidad de Oregon que deberían esculpirse en un hipotético Monte Rushmore, superando a premios Nobel, figuras históricas o el escritor Chuck Palahniuk. Nike, con quien ha firmado un contrato sin precedentes, agotó en un solo día las camisetas con su nombre y dorsal.

Sin embargo, quizá el mayor (y más emocionante) haya sido despedir a Kobe Bryant desde la pista del Staples Center, en su multitudinario funeral. Aún le envía mensajes, reconoce. En lugar de pedir consejos como antes, le da las gracias y le cuenta lo mucho que añora entrenar con él. Ahora, recién fichada para la WNBA, cuando afronta la etapa que puede convertirla en la jugadora de baloncesto que cambie este deporte, sabe que le recordaría aquello que un día Kobe le escribió tras un mal partido: “Sé tú. Ha sido suficiente hasta ahora y seguirá siéndolo en el futuro”.

“Cuando digo que no he visto a nadie que domine este deporte como Sabrina, hablo tanto de hombres como mujeres” dijo Kobe Bryant sobre ella el 21 de enero de este año, un mes antes del accidente de helicóptero en el que murió junto a su hija Gianna y otras siete personas.