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Julia Navarro: Mujeres al mando

"No creo que una mujer vaya a gobernar mejor por el hecho de serlo, pero desde luego tampoco peor. Se trata de que los militantes de los partidos empiecen a considerar que, entre sus filas, hay mujeres tan capaces como los hombres que aspiran a mandar".

La Primera Ministra de Nueva Zelanda Jacinda Ardern. / getty

Julia Navarro
Julia Navarro

Ustedes ya lo saben, porque se ha publicado: algunos de los países que mejor han afrontado la lucha contra el coronavirus están gobernados por mujeres. Desde Angela Merkel en Alemania, que por cierto es la única mujer que se sienta en el G20, a la popularísima Jacinda Ardern de Nueva Zelanda , pasando por Erna Solerg, que es la jefae del Gobierno de Noruega; Sanna Marin, de Finlandia; Zuzana Caputova, presidenta de Eslovaquia; Katrín Jakobsdóttir, de Islandia; la taiwanesa Tsai Ing-wen; la serbia Ana Brnabic o la danesa Mette Frederiksen.

Claro que sería injusto ignorar que hay jefes de Gobierno como el portugués Antonio Costa, el griego Kyriakos Mitsotakis o el coreano Moon Jae-in, entre otros, que también han sabido dar una respuesta rápida y eficaz a esta crisis.

El déficit que tenemos de líderes políticas se debe a que la estructura de poder de los partidos aún está en manos de los hombres".

El caso es que las políticas antes mencionadas se pusieron manos a la obra desde el primer día, sin perder tiempo y adoptando medidas para intentar paliar los efectos de lo irreversible. Lo que me lleva a reflexionar sobre el déficit que tenemos en España de líderes políticas. Esto se debe a que la estructura de poder de los partidos aún está en manos de los hombres. A algunos partidos se les llena la boca hablando de feminismo, pero ya sabe lo que dice el refrán: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.

No creo que una mujer vaya a gobernar mejor por el hecho de serlo, pero desde luego tampoco peor. Se trata de que los militantes de los partidos empiecen a considerar que, entre sus filas, hay mujeres tan capaces como los hombres que aspiran a mandar. Que las mujeres, a la hora de la verdad, tengan la misma oportunidad de poder aspirar a ser candidatas. En el PSOE, solo en una ocasión una mujer optó al cargo de secretaria general, la añorada Carmen Chacón, y no lo consiguió. En el PP sucedió lo mismo con Soraya Saenz de Santamaría. Solo Ciudadanos, por carambola, tiene una mujer al frente con Inés Arrimadas.

Y sin embargo hay políticas tan valiosas como lo pueda ser cualquier hombre. No digo más, digo que igual. Porque el talento, la inteligencia, los dotes de mando, la ambición... son comunes a hombres y mujeres. De manera que lo que aún falta es que a ellas no se les pongan cortapisas a la hora de intentar convertirse en líderes de su partido.

Sería injusto decir que no hemos avanzado en el camino de la igualdad, pero aún nos quedan unos cuantos techos que romper: los techos mentales de parte de la sociedad en la que incluyo a hombres y mujeres a partes iguales. Por ejemplo, me sigue llamando la atención que, cuando una mujer empieza a ocupar cargos de responsabilidad, se le pregunte cómo va a conciliar el cargo con la familia, algo que jamás se hace a un hombre. En la cuestión hay un toque de desconfianza: esta señora o se ocupa de su familia o la deja abandonada para atender el cargo que acaba de asumir, sea ministra, presidenta de una multinacional o consejera de un banco.

También en los medios de comunicación seguimos destacando el aspecto de las mujeres que ocupan parcelas de poder. Habrán leído o escuchado cómo van vestidas las ministras el día de su toma de posesión, o qué modelo lleva una banquera en la reunión de Davos. Eso sí, no habrán leído ni escuchado de qué color son los calcetines de un jefe de Gobierno o si el traje que lleva combina con la corbata.

Ya digo que no creo que las mujeres vayan a gobernar ni mejor ni peor que los hombres; eso dependerá de su formación, principios, talante, prudencia, inteligencia... Pero hay que preguntarse por qué hay tan pocas al frente. Busquen la respuesta.

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