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Rafa Nadal le acaba de dar un buen repaso en las pistas: le ha ganado en Roland Garros y se ha llevado a casa la copa del triunfo. Novak Djokovic se lo ha tomado con filosofía. Parece que es mejor perdedor ahora que hace 10 años, cuando apuntaba maneras de McEnroe. Incluso que hace unas pocas semanas, cuando lo descalificaron en el US Open por tirar una pelota con fuerza en un ataque de rabia y atacar (inconscientemente) con ella en la garganta a la juez de línea que fallaba en su contra. En comparación, lo de Roland Garros lo ha llevado bien. Pero imaginamos que para intentar mantener su orgullo intacto decidió lanzar un tuit que era un merecido homenaje a su rival y, ya de paso, a él mismo.
Lo que no esperaba encontrarse era con una buena lección, con una ligera reprimenda y con un zasca virtual de las que de verdad han sido las grandes tenistas de la historia. Porque Djokovic, que es actualmente el número 1 del ránking mundial, decidió tras su derrota que perder estaba bien cuando tu rivalidad con Nadal es “la más grande de la historia del tenis”, según se deduce de sus palabras. El mallorquín y el serbio se han enfrentado en 56 ocasiones y él lo recordaba así en sus tuit en la cuenta de la ATP: “He jugado con Rafa más veces de las que he jugado con ningún otro tenista en mi carrera profesional nuestro duelo es el mayor enfrentamiento de la historia de este deporte… Definitivamente, es mi mejor rival”.
Pero llegó Chris Evert y le enmendó la plana. Perdona bonito, pero Evert y Martina Navratilova se midieron en 80 ocasiones durante los años 70 y 80, y convirtieron sus enfrentamientos en la pista en momentos icónicos de la historia del tenis. Así que la tenista, que se hizo con al copa de Roland Garros hasta en siete ocasiones (Djokovic solo ha ganado ese torneo en una ocasión, en 2016), le respondió en Twitter: “Bueno, es cierto… pero solo en el tenis masculino… Martina y yo jugamos 80 veces”. En su apoyo también tuiteó Billie Jean King, una de las grandes del tenis (ganó 36 grand slam) que hizo historia al enfrentarse y ganar al tenista Bobby Riggs en lo que se denomino la batalla de los sexos.