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Estudió Filología Hispánica y luego trabajó en Recursos Humanos, pero su vida ha estado ligada a los ordenadores desde que sus padres le compraron su primer equipo, un Amstrad, cuando era una niña. Marta López Pardal (Madrid, 41 años) es una hacker de los buenos: especialista en ciberseguridad en entornos como la banca, las empresas de telecomunicaciones y las instituciones públicas. Su trabajo es defender a los equipos informáticos del ataque de los malos, que los infectan con virus o debilitan.
Hace seis años, decidió abandonar su profesión en la selección de personal para entrar en el mundo de la informática. Se formó en Administración de Sistemas Informáticos y como hacker ético. Y desde hace casi un año forma parte del Blue Team [equipo defensivo] de Eleven Paths, la unidad de ciberseguridad de Telefónica Tech. Además, es mentora de la Ciber Liga que organiza la Guardia Civil para impulsar la imagen de la mujer en el sector de la ciberseguridad.
Marta López Pardal. Cuando hacía entrevistas para contratar gente en temas de informática, envidiaba a quien estaba al otro lado de la mesa. Me despidieron y me lié la manta a la cabeza. La ciberseguridad era lo que me gustaba, lo tenía clarísimo.
Me dedico a leer logs. ¿Qué son? Todos lo que sucede en un sistema que va quedando archivado en una especie de cuaderno de bitácora: ese es el log. Con esa información, podemos investigar qué ha sucedido cuando hay un ataque, averiguar quienes son los malos, cómo han entrado en el sistema y cómo podemos echarlos.
Sí, sin duda. Tenemos muchos problemas de seguridad, aunque muchas veces es por falta de inversión y desconocimiento. La seguridad total no existe, siempre hay algún tipo de vulnerabilidad que ni siquiera conocemos. Es normal que hasta los sistemas más desarrollados y fortificados puedan ser víctimas de un ataque. Ahora es más relevante robar datos de i+D que destruir una ciudad con una bomba.
Sí. La digitalización de las empresas se ha hecho en tres semanas cuando debería haberse hecho en cinco años. Muchas han acelerado el teletrabajo para no parar el negocio. Y muchas han recortado a gente de sistemas y se han quedado desprotegidas. Nos hemos encontrado hasta ataques a hospitales, situaciones muy críticas.
Estamos en la era del ransom [rescate]: los malos se cuelan por un resquicio, como un correo electrónico o un servidor web, se mueven por toda la compañía, detectan qué tipo de datos tienen, los van juntando y filtrando, gigas y gigas de datos internos. Entonces bloquean todo y piden dinero.
Aquellas en las que no hay margen para investigar. Cuando el cliente lo da todo por perdido y el ambiente es de muchos nervios. Hay gritos en las reuniones, pero estamos acostumbrados [risas]. Somos los que mantenemos la calma.
España no es una potencia mundial, le falta bastante para estar bien fortificada.
Paciencia. Y estar siempre investigando, aprendiendo. El conocimiento se queda obsoleto muy rápidamente.
Los llamamos piratas informáticos o ciberdelincuentes [risas]. Los hackers somos los buenos. Hay malos que se dedican a esto de forma profesional. Tienen oficinas, su equipo de márketing, su desarrollo... Muchas empresas están pegadas a Gobiernos. Otras se dedican a robar datos y a venderlos en el mercado negro. O a explotar una vulnerabilidad en el sistema.
Sí, cosas que me hubiera gustado no ver y que ni siquiera me imaginaba que podían existir: abusos, pornografía infantil. Es duro, pero me alegro de haber colaborado para acabar con ellas.
Parece que los nativos digitales son cracks, pero muchos no saben editar un Word. Deberían aprender a usar herramientas digitales. Muchas veces expones cosas de tu vida con las que te pueden robar contraseñas, accesos... No soy madre, pero me da miedo.
Somos muy pocas. Si no nos movemos, nadie nos va a regalar nada.
Que se anime, que es un mundo muy divertido. Todas las chicas que conozco además son unas cracks. Y tenemos que ser más.