Saskia Sassen. / Tom Ross 200 AUD

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Hablamos con Saskia Sassen, la intelectual que mejor ha explicado la globalización: "La pandemia era inevitable"

Popularizó el término “ciudad global” hace tres décadas y es una de las intelectuales que más y mejor han explicado la globalización. Hablamos con la Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales sobre las lecciones que nos deja la mayor crisis colectiva de la humanidad.

Si existe una ciudadana global, esa es Saskia Sassen. Y por varias razones. Para empezar, por su propia trayectoria vital. Nació en Holanda en 1947, pero creció entre Argentina (de ahí su marcado acento cuando habla español) e Italia. Estudió Filosofía y Ciencias Políticas entre esos dos países, Francia y Estados Unidos, y después de doctorarse trabajó una temporada en China. Desarrolló estudios postdoctorales en Harvard y dio clases en la Universidad de Chicago antes de convertirse en profesora de Columbia, pero también de la London School of Economics, instituciones en las que sigue impartiendo clases. Sassen es un referente de las ciencias sociales por su investigación sobre el impacto sociológico de la globalización, por la que en 2013 obtuvo el Premio Príncipe de Asturias. Ahora, su mirada cobra una especial relevancia. La pandemia ha dejado al descubierto las costuras del sistema y su impacto sobre el planeta. También ha puesto en el punto de mira a las ciudades, una de las especialidades de Sassen.

La pandemia era inevitable, teniendo en cuenta cómo nuestra cultura y prácticas económicas han destruido el planeta."

Lo que más me ha sorprendido de esta crisis es esa combinación del silencio total por parte del virus y el caos, el miedo y la muerte por nuestra parte. “La pandemia era algo inevitable, teniendo en cuenta cómo nuestra cultura y prácticas económicas han contribuido a destruir el planeta. No somos ni víctimas ni actores inocentes”, explica. Desde el inicio de la crisis sanitaria, intelectuales y pensadores han reflexionado sobre la misma e inquietante pregunta: ¿aprenderemos algo de esta situación o recuperaremos viejos hábitos? “Esto pasará, pero me temo que olvidaremos rápido. Solo recordaremos los momentos en los que pasamos miedo, pero también la alegría de haber sobrevivido. Aunque quizá no hayamos aprendido todo lo que una crisis como esta debería enseñarnos, ahora entendemos mejor nuestra relación con la naturaleza”.

En vez de hablar de cambio climático o emergencia ambiental, Sassen prefiere términos más crudos: “tierra muerta, “agua envenenada”, “aire tóxico”. Defiende que el lenguaje exprese la magnitud del desastre. “En las últimas décadas, hemos ganado un mayor acceso a la naturaleza, pero en lugar de cohabitar hemos seguido acaparando y matando la tierra, el aire, el agua... Hay que reducir la destrucción y maximizar la vida de todos y de todo. La globalización ha explotado al máximo los recursos y está descubriendo sus límites. Al menos, somos testigos de nuestra destrucción”.

En las grandes urbes, los pobres y las clases medias modestas cada vez sufren más. La pandemia ha acelerado ese proces".

Paradójicamente, la crisis más global que la humanidad ha conocido ha puesto en entredicho la propia globalización. Los fallos del sistema fueron evidentes al inicio de la crisis, cuando no había mascarillas ni respiradores en los países más desarrollados porque se abastecían de China. Y sin embargo, todo el mundo coincide ahora en que la salida a la pandemia, vacunas mediante, solo será global. “Estamos en un momento que podría dejar un nuevo orden mundial. En sistemas complejos como el nuestro, puede ser un evento invisible a nuestros ojos, pero, sin duda, vamos en esa dirección. También creo que nos dirigimos hacia una reducción significativa de la población en algunas partes del mundo. Aunque en algunos países la natalidad crece, en Europa hay un esfuerzo bien organizado por reducir el número de nacimientos”, explica.

A principios de los 90, Saskia Sassen acuñó el término “ ciudad global”, un concepto al que dedicó un libro (The global city: New York, London, Tokyo). Además de grandes urbes, son entidades que trascienden a los propios estados, con efectos directos en los grandes asuntos mundiales. ¿Es la ciudad global un concepto en retroceso? “Habrá una preferencia mayor por las ciudades de tamaño medio. En las grandes urbes, los pobres y las clases medias modestas cada vez sufren más, la calidad del aire empeora y los desplazamientos son largos e incómodos. La pandemia ha acelerado ese proceso”, explica Sassen. En el otro extremo, el medio rural. “Las reglas del trabajo, la necesidad de la presencialidad en la oficina, han cambiado de manera radical. Vivir en un pueblo no es lo que era hace 30 años. Por eso, creo que la vuelta al medio rural va a convertirse en una especie de nueva modernidad”.