María Vicente lleva vestido de Loewe, cinturón de Vanesa Bruno y reloj de Richard Mille. / Ane Yarza y José A. López

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La campeona de heptatlón María Vicente se prepara para las olimpiadas y hablamos con ella, "¿Promesa? Soy una realidad. Compito con las mejores del mundo"

Considerada la perla del atletismo español y tras un año marcado por los cambios, la campeona de heptatlón a la que vimos llorar de impotencia se prepara para hacerlo de emoción en un sueño olímpico cada vez más cercano.

"He vivido muchas etapas”, asegura María Vicente (Hospitalet de Llobregat, 2001) pocos días antes de cumplir 20 años. Lo dice con tal convicción que es imposible dudarlo a pesar de su edad. Hace un año cambió una vez más de vida, dejó el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat del Vallés y se mudó a San Sebastián, lejos de su familia, para asumir el reto de preparar sus primeros Juegos Olímpicos.

Campeona de heptatlón y pentatlón en categorías inferiores europeas y mundiales, y líder absoluta de las pruebas combinadas en España, los expertos coinciden en que el futuro del atletismo le pertenece. Sin prisa, pero a buen ritmo, ella se prepara mientras vive el presente.

La atleta lleva camisa blanca de Louis Vuitton, pantalones de Anonyme, bolso de Isabel Marant y deportivas de Nike. Ane Yarza y José A. López / Ane Yarza y José A. López

Mujerhoy. ¿Qué tiene que suceder para que la veamos compitiendo en Tokio este verano?

María Vicente. Puedo hacer la mínima directa de la Federación Internacional de Atletismo, que son 6.420 puntos, o conseguir una buena media entre dos pruebas, que será la vía más sencilla y de la que me separan ahora mismo 60 puntos. Mi objetivo es alcanzar la mínima directa para evitar problemas en una prueba o en el campeonato de España los próximos 26 y 27 de junio. El 1 de julio sabremos si estoy en Tokio.

¿Soñar con podio olímpico es aún descabellado?

Sería muy loco, sí. En las pruebas combinadas pueden suceder muchísimas cosas, pero tendrían que ser demasiadas para llegar a algo así... Si voy a Tokio lo haré con el objetivo de aprender, disfrutar de la experiencia y conocer por dentro unas Olimpiadas. Mi objetivo es luchar por las medallas en las siguientes, en París 2024.

¿Tan grande es el paso de promesa a realidad?

No es por echarme flores, pero yo ya soy una realidad. Me estoy enfrentando a las mejores del mundo y compito en categoría absoluta. Necesito mejorar mucho, pero estoy en el camino correcto. Solo necesito asentar lo que sé y esperar un poco todavía.

Dicen que juega a su favor que no le interesan los récords ni las marcas de sus rivales, que solo mira hacia adelante.

Quiero saber quiénes son mis rivales, por supuesto, pero no me estudio sus marcas, con quién entrenan o de dónde vienen. Si están en la pista cuando voy a competir con ellas es obvio que tienen que ser buenas para haber llegado hasta allí, pero no les tengo miedo. Está claro que ahora sí pienso un poco más en el futuro, pero no me obsesiono. Lo importante es trabajar día a día, sacar mi mayor rendimiento y estar lista para lo que tenga que llegar.

¿Cómo se prepara para conciliar ambición y paciencia?

Este año comenzaré a trabajar con psicólogo, hasta ahora no lo había hecho. De lo que se trata es de mantener la cabeza fría y así afrontarlo mejor cuando algo sale mal, como sucedió en el último Campeonato de España de pista cubierta.

"Si me llaman algo bueno, me lo quedo; y si es malo, que se lo queden ellos porque no me interesa."

El desafortunado episodio que vivió, cuando una juez por error borró una marca en salto de longitud que podía haberle supuesto la medalla de oro, hizo que muchos conectásemos con su frustración. No pudo contener las lágrimas, pero al día siguiente ya lo recordaba entre risas.

No sabía cómo actuar y reaccioné así. Venía de un gran esfuerzo, el día anterior había hecho las cinco pruebas del pentatlón, estaba supercansada y mi intención era hacer uno o dos saltos. Tenía que competir de nuevo a los pocos días y no quería gastar demasiadas balas. Al final hice algunos saltos de más y la cabeza me jugó una mala pasada. “María, ya está, no se puede hacer nada y para qué vamos a torturarnos por algo que no tiene solución”, me dijo mi entrenador, y extraje la enseñanza de algo que ahora considero una anécdota.

De las siete pruebas del heptatlón, ¿en cuál considera que tiene usted más margen de mejora?

Diría que en todas, pero especialmente en peso y jabalina. Son muy técnicas y todavía tengo que cogerles el truquillo...

Canisa de Uniqlo, jersey de rayas y falda larga con godés, ambos de Louis Vuitton, y deportivas de Nike. Ane Yarza y José A. López / Ane Yarza y José A. López

Creo que son un amuleto irrenunciable, pero ¿no se lo pone difícil teniendo las uñas tan largas?

¡Todo el mundo me lo pregunta! El campeón de España de lanzamiento de peso, Carlos Tobalina, me dice que es imposible que pueda lanzar con estas uñas. No solo no me molestan, sino que cuando me las quité el verano pasado había cosas que era incapaz de hacer. No sabía coger el móvil, me costaba usar un lápiz... ¡Es que forman parte de mí!

"Soy una mezcla y mi madre es blanca, pero yo digo que soy negra. Negra y orgullosa."

¿Hay que tener una mentalidad especial para las pruebas combinadas?

Creo que sí. En mi caso, está feo que lo diga, pero hacer una sola prueba me aburre. Necesito algo más, que haya diversidad, que cada día sea distinto en el entrenamiento. Sí que hace falta una actitud especial, tienes que ser muy perserverante, sobreponerte a los errores y compensarlos en las siguientes pruebas.

“Después de una competición lo que quiero es comerme una pizza entera y dormir dos días”. ¿Sigue siendo su plan de recuperación?

Completamente cierto. Después de una combinada necesito dormir mucho, pero también descansar mentalmente. El sistema nervioso se carga mucho y para volver a entrenar tengo que estar recuperada. ¿Sabes lo peor? Acostumbrada a no comer, con dos porciones de pizza me lleno, no la tomo entera.

Sabíamos poco de bádminton, halterofilia o triple salto, pero campeonas como Carolina Marín, Lydia Valentín o Ana Peleteiro dieron visibilidad a esos deportes. ¿Nos haremos expertos en heptatlón?

¡Ojalá! Las pruebas combinadas no es que no se valoren, es que no se conocen. Lo normal es que los atletas se decanten por una prueba concreta y abandonen las combinadas. Hay gente que me dice que si me dedicase solo a las vallas o al salto de longitud podría llegar aún más lejos. ¿Y no puedo hacerlo todo y ver hasta dónde puedo llegar?

"Hay quien me dice que si me dedicase solo a las vallas o al salto de longitud podría llegar lejos. ¿Y no puedo hacerlo todo y ver hasta dónde puedo llegar?"

Ha dicho que se ha sentido más discriminada y mirada por ser alta que por ser mestiza.

Ahora no destaco tanto, pero me desarrollé muy rápido y las otras chicas eran mucho más bajitas. Había gente que dudaba sobre mi edad y si esa era la categoría en la que debía competir. Ahí es donde aprendí que podía evadirme de las miradas de los demás. Si me dicen algo bueno, me lo quedo, y si es malo, que se lo queden ellos porque no me interesa.

¿Entonces ya tenía un carácter tan fuerte?

La verdad es que sí. Yo era la que tranquilizaba a mi entrenador y mi madre cuando nos encontrábamos con esas situaciones. “No os preocupéis, es su problema si quieren ponerse excusas para no ganarme”, les decía.

Antes la he llamado mestiza y no estaba muy seguro de si hacerlo. ¿Es un adjetivo con el que se identifica?

Está claro que blanca no soy. Soy una mezcla y mi madre es blanca, pero yo digo que soy negra. Negra y orgullosa.

"Tengo muy presente la imagen de mi madre, una luchadora que, sola, nos sacó adelante a mi hermana y a mí."

Lo digo por un artículo en el que se la metía en un grupo de atletas españolas jóvenes que eran “hijas de inmigrantes, mestizas y sonrientes”.

No me gustan esos titulares. Si somos buenas es porque nos lo hemos currado, por mucho que la genética pueda tener algo que ver. Es injusto también con las demás compañeras, que trabajan igual de duro. Es cierto que hay mujeres de color como Salma Paralluelo, Ana Peleteiro o yo, pero hay muchas atletas blancas muy buenas. Si quieren destacar que estamos creciendo deportivamente y haciendo cosas importantes me parece perfecto, aunque se puede hacer sin este tipo de distinciones.

Siendo de Hospitalet de Llobregat, una ciudad multicultural, ¿la diversidad racial es un asunto que siente superado?

Exactamente. Toda mi familia por parte de madre es blanca, pero en mi clase había un montón de razas distintas. No me he sentido discriminada ni he sufrido abusos por ser negra.

¿Crecer en una familia monomarental le ha marcado?

Sí, seguro. Llevo los apellidos de mi madre, Vicente García. Mis padres se divorciaron siendo yo muy pequeña y a él no le conozco. Tengo muy presente la imagen de mi madre, una mujer luchadora, profesora de instituto, que nos ha sacado a mi hermana y a mí adelante ella sola. Es quien me ha hecho ser quien soy, por la educación que me ha dado y porque fue quien me introdujo en el atletismo. Es la primera persona a la que acudo. El papel de mi hermana también es superimportante. Nos llevamos genial, tenemos una confianza enorme y, hasta en los momentos de bajona, solo con mirarnos a la cara ya nos partimos de la risa. Las echo mucho de menos, pero sé que este es un sacrificio por el que tenía que pasar. Creo que el ejemplo de mi madre y mis tías, que me apoyan muchísimo, ha alimentado lo que yo entiendo por feminismo.