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Atlantic Crossing, la miniserie histórica que relata el exilio de la princesa Marta de Noruega y su amistad (o algo más) con Roosevelt

Movistar+ emite esta producción que acaba de ser galardonada con un Emmy Internacional a la mejor miniserie.

La abuela de Haakon de Noruega falleció con 53 años y sin llegar al trono, pero fue una mujer muy querida tanto por el pueblo como por los suyos. Su hijo Harald le puso su nombre a su primogénita, Marta Luisa y su papel en la II Guerra Mundial fue recordado con una estatua a comienzos de este siglo en Washington. Dos apuntes para una vida llena de dificultades que ahora podemos descubrir gracias a Atlantic Crossing, la miniserie histórica que relata el exilio de la princesa Marta de Noruega durante la contienda en Estados Unidos y su amistada con el presidente Franklin D. Roosevelt.

Estrenada en Movistar+ el lunes y compuesta por seis episodios, esta producción de origen noruego ha sido reconocida con un Emmy Internacional a la mejor miniserie. Y a la vista de su primer episodio no es para menos, ya que la cadena pública noruega NRK no ha escatimado en diseño de producción a la hora de relatar esta historia cargada de emoción y desafíos.

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Atlantic Crossing arranca en 1939, durante la visita que la princesa Marta y el príncipe Olaf realizaron a Estados Unidos. Allí tuvieron la oportunidad de conocer al presidente en aquel momento, Franklin D. Roosevelt y a su mujer, con los que entablaron amistad. Tras un pequeño salto en el tiempo la acción se sitúa en los días previos a la invasión del ejército alemán del territorio noruego, en el marco de la II Guerra Mundial. Sabiéndose en peligro, los príncipes decidieron abandonar su residencia y marcharse a una cabaña en la que disfrutaban de sus vacaciones. Pero los soldados de Hitler ya contaban con una enorme presencia en el país y los planes iniciales tuvieron que cambiarse.

En mitad de la madrugada del 9 de abril de 1940 la princesa Marta y el príncipe Olaf tuvieron que separarse, con él quedándose en el país para formar parte de la resistencia y ella poniendo rumbo a Suecia, el país en el que había nacido y en el que reinaba su tío. Comenzaba así un exilio que duró cinco años y que pasó principalmente en Estados Unidos, primero en la Casa Blanca y posteriormente en una residencia en el estado de Maryland.

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A pesar de la enorme distancia que le separaba del país del que era representante, la princesa Marta ejerció una valerosa labor durante la II Guerra Mundial. Desde los discursos en los que alentaba a las mujeres noruegas a participar en las movilizaciones a su presencia en las reuniones entre Estados Unidos y Reino Unido celebradas en el Atlántico, la princesa trabajó incansablemente para mantener el apoyo a su país en el territorio que tan cariñosamente le había acogido.

Durante todo este tiempo la amistad entre Marta y el presidente fue evolucionando y Roosevelt no tenía problemas en reconocerse sorprendido por el trabajo que realizaba con la Cruz Roja Americana, una labor que quedó reflejada en uno de sus discursos de 1942. El hijo de Roosevelt, James, declaró posteriormente que Marta había sido una figura importante en la vida de su padre durante la contienda y no descartó que entre ellos existiese una relación romántica.

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Para poner rostro a esta historia los intérpretes elegidos han sido Sofía Helin, conocida por su papel en Bron/Broen, como la princesa Marta, mientras que Kyle MacLachlan, al que recordamos como el detective Dale Cooper de Twin Peaks, se pone en la piel del 32º presidente de los Estados Unidos. Tobías Santelman (Marcella) en el papel del príncipe Olaf y Harriet Sansom Harris como Eleanor Roosevelt, el mismo papel que interpretó en la serie de Netflix Hollywood, son otros de los intérpretes principales de la producción.

A pesar de que no han faltado las voces críticas que se han mostrado contrarias a que la amistad entre la princesa Marta y el presidente Roosevelt se desarrollase como señala la miniserie, la producción logró convocar a más de un millón de noruegos en su capítulo de desenlace. Y aunque históricamente puede que no se ciña del todo a la realidad, lo cierto es que Atlantic Crossing es una producción atractiva que se disfruta con interés y provoca que el espectador termine interesándose por descubrir la realidad de una relación tan sorprendente como inesperada.