Blanca de la Torre: «En el ámbito cultural se están dando muchos pasos hacia la sostenibilidad»

A Blanca de la Torre (León, 1977) el interés por la ecología le llegó temprano, casi en la adolescencia. Antes de ir a la universidad, ya se había unido a grupos ambientales y había tomado la decisión de hacerse vegetariana. Más tarde, convertida en comisaria de exposiciones, se planteó su labor como una práctica expandida de generar conocimiento, reflexionar, replantearse posiciones y apelar a la acción. Todo esto ha quedado plasmado en su trabajo como comisaria, conservadora, directora de proyectos y responsable de exposiciones de Artium, el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, y más tarde en el MUSAC de León.

Desde hace más de una década, se esfuerza por ser sostenible en las temáticas y el modo de poner en pie sus exposiciones, así como en abrir el abanico de proyectos culturales que desarrolla. En ellos incluye disciplinas artísticas y científicas para decodificar la emergencia climática y ofrecer herramientas, narrativas e imaginarios con las que afrontarla. «El año se presenta movidito», reconoce. Su proyecto Fabular un mundo diferente discurrirá por distintos espacios de la Red de Centros Culturales de España en Latinoamérica de AECID, con una filosofía de work in progress: no son exposiciones al uso que empiezan y acaban en una fecha determinada, sino trabajos in situ que los artistas crean a lo largo del tiempo en diferentes países, como El Salvador, Guatemala, Costa Rica u Honduras. “

«En San José Ciudad Paisaje (Costa Rica) desarrollamos, con Ricardo Ramón Jarne, una iniciativa para transformar la ciudad a través de las artes, la arquitectura, el urbanismo, la vegetación y el diseño. En Honduras me centro en Cedeño, donde el mar se come la costa a un ritmo de más de un metro al año», explica. Lo siguiente será visitar Barbados junto a un grupo de profesionales del arte, la ciencia y la cultura para realizar una exposición posterior.

En Seattle «una de las zonas de EE.UU. con más población de pueblos originarios», impartirá una conferencia e investigará para otro proyecto con artistas indígenas locales, uno de sus grandes intereses. El día que posa para Mujerhoy en su apartamento en Madrid, por el que solo pasa el tiempo suficiente para hacer y deshacer maletas, acaba de regresar de la XV Bienal Internacional Cuenca, en Ecuador. Ha sido la primera bienal sostenible del mundo en la práctica, pues todos los intentos precedentes solo lo fueron en su discurso. En ella, ha r educido el número de artistas, en su mayoría mujeres, y reservó espacios más grandes y cercanos con el fin de visitarla caminando, evitar las emisiones de los desplazamientos y disfrutar más de cada propuesta. “

«Con la directora ejecutiva, Katya Cazar, quisimos huir de las citas de este tipo que responden a un ritmo desenfrenado, que parecen más maratones que espacios en los que disfrutar de nuevas propuestas artísticas, lugares en los que al final no recuerdas la mitad de lo que has visto», explica. Bajo su título Cambiar el verde por azul, proponen un giro hacia otros modos de producir, divulgar y consumir cultura y conocimiento: «El nombre es una alusión al greenwashing que se apoderó del color verde, y funciona como una propuesta simbólica para construir un nuevo relato. Afortunadamente en el ámbito cultural se están dando muchos pasos aunque en ocasiones se quedan en postureo verde».

Como es habitual en su forma de trabajar, desde el principio concibió un plan de sostenibilidad minimizando la huella ecológica: «Creo que hay que reducir al máximo el envío de obras. La mayoría se hacen localmente con artesanos y materiales de kilómetro cero, evitando los derivados del petróleo, las materias contaminantes, apostando por procesos ambientalmente respetuosos y reutilizando todos los materiales posibles», detalla.

Una tarea que se extenderá varios meses tras su clausura con un plan de gestión de residuos: «La mayor parte se donará a varias comunidades. Todo esto supone un gran trabajo en equipo, un seguimiento continuado y un esfuerzo titánico en parte invisible». El discurso de la Bienal se centra en la crisis climática y civilizatoria a partir de tres ejes: la recuperación del conocimiento ancestral y tradicional, el ecofeminismo crítico y los escenarios futuribles. «El arte como medio eficaz para construir escenarios probables y posibles a partir de la especulación de utopías, futuros y alternativas», subraya.

Durante el confinamiento, comisarió el Concierto del Bioceno, del artista Eugenio Ampudia, un recital para plantas en el Liceo de Barcelona que cubrieron medios de medio mundo. «Llevo mucho tiempo trabajando ese concepto, como alternativa al antropoceno, que sitúa al hombre como centro de todo. Fue muy emocionante, no esperábamos una acogida así. The Guardian sacó la noticia y, de pronto, teníamos medios de todo el mundo dando cobertura al evento. Fue totalmente inesperado. Eugenio me dijo: «¿A que nunca imaginaste que un concepto que inventaste se tradujera a más de 100 idiomas?».