Paka Díaz y Mabel Lozano, autoras del libro Te invito a un mojito.

Mabel Lozano y Paka Díaz presentan su libro Te invito a un mojito: «Lo de mirar a las pacientes oncológicas como heroínas puede hacer que acaben llorando solas en el baño»

En el Día Internacional de Lucha contra el Cáncer de Mama hablamos de Te invito a un mojito, el libro donde ambas mujeres nos cuentan su propia experiencia con la enfermedad narrado desde el humor más fresco y sutil e incluyendo una guía práctica con recomendaciones y consejos prácticos.

Nadie está exento de sufrir un cáncer (ni siquiera las más famosas) y, entre las mujeres, hay uno en concreto que no por ser habitual nos da menos miedo: el cáncer de mama. Dos supervivientes de esta enfermedad han aunado sus fuerzas en el libro Te invito a un mojito donde, además de transmitir su propia experiencia, ofrecen una guía práctica con los detalles más mundanos para hacerte la vida más fácil si te ha tocado sufrir cáncer de mama. Estas dos mujeres son la cineasta Mabel Lozano y la periodista Paka Díaz, que cuentan su visión de una enfermedad que les tocó vivir en sus propias carnes desde el humor más fresco y sin ningún interés por victimizarse. «Te invito a un mojito fueron las últimas palabras que escuché antes de dormirme de un anestesista maravilloso pero tanto Paka como yo vimos clarísimo que también era una declaración de intenciones: la esperanza, poner luz a algo tan oscuro y que da tanto miedo como es el cáncer», nos cuenta Mabel.

Y por la insistencia de la cineasta nació Te invito a un mojito, un libro en el que ambas mujeres repasan cómo se enteraron y se enfrentaron a una enfermedad que afecta a una de cada diez mujeres en nuestro país, con palabras que rebosan resiliencia, fuerza y energía feminista. Diez capítulos que se completan con una guía práctica, una serie de recomendaciones y advertencias muy útiles, desde el tipo de cremas que son recomendables para la piel hasta qué pasa con la libido cuando tienes cáncer de mama o cómo enfrentarte de nuevo al sexo. «En nuestro caso, al ser un cáncer hormonodependiente, la medicación suele producir una gran sequedad vaginal y en el libro explicamos cómo contrarrestarla. También te provocan una menopausia que modifica tu deseo. Y luego están las cicatrices, que cada una lleva como mejor puede. Todo ello hace que el sexo cambie. Hay que ponerse en el nuevo escenario y volver a jugar con tu cuerpo. Para mí es clave mirarte con cariño en el espejo, también a tus cicatrices. Yo le tengo mucho amor a mi teta-frankenstein. Pero cada una sigue su camino», cuenta Paka Díaz sobre su propia experiencia.

Para Mabel, «Una enfermedad como esta no es hermosa o inspiradora, porque es una mierda, pero es un mal que sufrimos y sufriremos tantas mujeres en el mundo que hay que empezar, lo primero, a llamar a las cosas por su nombre: cáncer, tengo cáncer de mama, soy una enferma oncológica». Y es que tendemos a romantizar este tipo de situaciones tratando a estas mujeres como si fuesen heroínas, lo que puede generar que no se sientan respaldadas para quejarse o mostrarse débiles en algún momento del proceso. Paka reflexiona sobre esta idea: «La idea del positivismo extremo y lo de mirar a los pacientes oncológicos como héroes o heroínas pueden hacer que acabes llorando sola en el baño para que nadie te vea, porque tú quieres ser esa campeona y no quieres preocupar a la gente de tu entorno. Por eso, hay que reflexionar y dejar más espacio a las pacientes para que muestren sus sentimientos, su miedo, su ira incluso o para que lloren. Y dejar de usar el lenguaje bélico porque, como nos decían a Mabel y a mí las mujeres de la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico cuando preparamos la campaña Ni vencedoras, ni vencidas, ¿qué pasa, que las mujeres con metástasis no lucharon lo suficiente? En el cáncer nadie gana».

Algo muy curioso de Te invito a un mojito son las recomendaciones y consejos prácticos que incluyen para sobrellevar mejor tanto la enfermedad como su tratamiento: el mejor cojín para dormir tras la operación, los cuidados necesarios mientras estamos en radioterapia, trucos para mejorar la hidratación de la piel, los mejores ejercicios en cada fase de la enfermedad... y es que esos pequeños consejos de alguien que ha vivido lo mismo que tú son importantísimos. «La mayoría de la gente no te cuenta las consecuencias reales de los tratamientos, que es cierto que salvan muchas vidas, pero también son muy agresivos. Ningún oncólogo te dice los efectos secundarios de estos tratamientos (las pastillas que debes tomar tras ser operada y el tratamiento posterior) que pueden durar cinco o diez años. No se habla de que, por ejemplo, te induce una menopausia que puede degenerar en una osteoporosis brutal, que puede hacer que te rompas un hueso con una caída mínima. Deberían informarnos de que hay tratamientos para fortalecer estos huesos que se quedan destrozados. Paka y yo hemos contado lo que a nosotras nos hubiera encantado leer», dice Mabel Lozano.

Ambas consideran que hemos comenzado a valorar la salud mental de las mujeres que han pasado por un cáncer de mama, pero todavía queda mucho por hacer. «Cuando todo acaba, parece que ya solo hay que celebrar y no es así. La verdadera soledad de los pacientes oncológicos muchas veces comienza cuando acaban los tratamientos, porque tienes que volver al mundo, pero tu mundo y tú habéis cambiado», dice Paka. Y es que el cáncer de mama, a pesar de no ser de los más peligrosos, sí tiene unas consecuencias psicológicas devastadoras para las mujeres: «De repente ves todo el peso de la feminidad normativa que colocan sobre nuestros hombros», nos cuenta. «Hay que aprender a pedir ayuda siempre que la necesites y a ponerte tu primero».

Pero este libro no sólo va dirigido a pacientes oncológicas, sino también a familiares, amigos y cuidadores que muchas veces no saben cómo ayudar a la persona y pueden sentirse perdidos ante una emocionalidad que no saben cómo abarcar. «Nunca se habla del papel de los cuidadores. En el libro lo más importante que van a aprender es a dejar espacio, que sea la propia enferma la que te demande lo que necesita, porque a veces necesita ese espacio para llorar. Es un momento que cada uno se va a sentir como quiera y hay que respetar ese hueco», cuenta Mabel.

Una lectura imprescindible en un día como hoy, en el que pedimos una mayor investigación sobre esta enfermedad que afecta a muchísimas mujeres en el mundo.

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