Captive Audiencie tiene a los Stayner como protagonistas. / HUL

Captive Audience: el sorprendente true crime de Disney+ que pone el foco en los medios de comunicación a través de una historia con secuestro, celos y asesinatos

La docuserie de tres capítulos cuenta la estremecedora historia de la familia Stayner, que saltó a la fama en los años 70 cuando uno de sus cinco hijos fue secuestrado.

Tras unos años en los que Ryan Murphy nos ha deleitado con la American Horror Story y la American Crime Story, y otros creadores proponían variaciones hechas para confundir a la audiencia, como American Crime, el género documental también ha abrazado la denominación que conjuga un país, un horror y una historia.

En el caso de Captive Audience, la docuserie que podemos encontrar en Disney+, han añadido un adjetivo, «real». Tal vez para recordar a la audiencia cuando termine de verla que la información que acaba de absorber no es fruto de un guionista, sino que pasó de verdad. O para despertar la curiosidad de los posibles espectadores, quién sabe.

La razón que le ha llevado a ponerle ese título es lo de menos cuando se trata de la historia de Steven Stayner y su familia. Él, en los años 70, fue secuestrado y sus padres, así como sus cuatro hermanos, quedaron destrozados, preguntándose si seguiría vivo, tratando de continuar con sus vidas, creciendo en un ambiente en el que, cada poco, los medios de comunicación les recordaban su desgracia, como si pudiesen olvidarla.

Siete años después Steven regresó, y los medios de comunicación se pegaron a él día y noche, porque historias como la suya no solían tener final feliz. No tuvo ayuda psicológica, porque eran los 80 y porque a su padre no le pareció que fuese necesario, pero tampoco subo adaptarse a las obligaciones de una vida en familia.

Foto de familia de los Stayner. / HULU

El juicio a su secuestrador no puso más tranquilidad en la vida de los Stayner, más bien al contrario. Las revelaciones de la corte, que resultaron más esclarecedoras que su testimonio, volvieron a poner al joven en el candelero. Y en esta ocasión todo iba a ser un poco más difícil, si es que eso era posible.

Y a finales de los 80, cuando todo el mundo parecía haberse olvidado de él, fue la ficción la que se fijó en su historia, con el propio Steven haciendo un cameo en la miniserie que contaba su historia participando en uno de los momentos cruciales de su vida.

Todo este trasiego mediático en el que este joven pasó de víctima a héroe y posteriormente a inspiración creativa marcó de por vida a la familia Stayner, que participa en la producción de Disney + a través de los testimonios de la madre y una de las hermanas de Steven. Pero los primeros que aparecen en pantalla son sus hijos, que más que contar cosas tratan de conocer mejor ese tema incómodo que siempre se evita en las reuniones familiares y que, en algún caso y como no podía ser de otra manera, conocieron gracias a la televisión.

Para poner voz a algunos de los personajes importantes en esta historia la producción ha recurrido a los actores que los interpretaron en la ficción. O a las grabaciones de los guionistas en pleno proceso creativo, cuando se enfrentaban a una historia tan sorprendente como difícil. Una propuesta inaudita, pero comprensible una vez llega el final.

Imagen del cartel promocional de Captive Audience. / HULU

La América real que se empeña en señalar el título es esa que tantas veces ha tratado de dibujar la ficción, con urbanizaciones idílicas, pueblos encantadores y enemigos terribles acechando en cualquier esquina. Pero también es esa que es incapaz de renunciar a construir un agotador ciclo de noticias en torno a una víctima, sin importar su dolor, su edad o lo que haya vivido.

Aunque lo hace de una forma muy sutil, en la que deja a los espectadores las conclusiones, «Captive Audience: A real América horror story» pone en el punto de mira a esas televisiones que convirtieron a Steven en una estrella mediática, cuando todo lo que necesitaba era recuperar su vida. Aunque eso ya era imposible. Y lo hace a través de una historia en la que cuando todo parece que ha terminado llega el tercer episodio para ponerle el toque truculento y dejar el apellido Stayner marcado para siempre. Si es que no lo había hecho ya.

En poco más de dos horas Jessica Dimmock, experta documentalista a pesar de su juventud, propone al espectador una historia en la que el dolor y el drama están siempre presentes, aunque muchas veces más que verlos se intuyan. Lo que comenzó como un secuestro y se cerró casi dos décadas después con una truculenta tragedia, va más allá de lo que cualquier guionista podría haber imaginado, aunque muchos lo intentaron. Porque si algo es la historia de los Stayner es, tristemente, real.