Una mesa

Una mesa de seis metros ha reunido o, mejor dicho, separado a Putin y Macron durante el encuentro en Moscú que dejó esta imagen para la historia, la literatura política y los memes. La mesa es ovalada y de mármol blanco, un material poderoso y frío, con aires de La caza del Octubre Rojo, y nos sugiere muchas preguntas. ¿Faltan invitados y por eso resulta tan inquietantemente vacía? ¿Es la distancia una metáfora directa que lanza el Kremlin como la foto del presidente ruso montando a caballo con el torso desnudo? Cuando tu interlocutor se sienta a seis metros, ¿está claro a priori que la conversación (aunque dure cinco horas) resultará necesariamente improductiva? O todo lo contrario, ¿la pandemia quizá ha cambiado los códigos y seis metros es el nuevo tratamiento VIP para invitados a los que se les ofrece una larga sobremesa? ¿Por qué no se ve en la foto ni un vaso de agua? ¿Se sirvió más tarde? ¿Es parte de la norma no escrita evitar en una semicumbre semifría la comida y la bebida?

¿También reducir al mínimo el tamaño de los centros florales, aunque ahora los micrófonos sean diminutos? Algunos analistas internacionales comparan la escena con la famosa tienda con la que siempre viajaba Muamar el Gadafi para alojarse rodeado de sus guardianas y garantizarse la foto. Otros aseguran que Putin ha encontrado en la distancia social pandémica un nuevo must de las relaciones internacionales. ¿Por qué entonces, se preguntan otros, en su reunión con el presidente chino no había más de 50 cm de distancia? Y mientras tanto, nos recuerdan que nadie quiere invadir Ucrania ni dejar de invadirla. El lenguaje diplomático está lleno de sutilezas para iniciados.