Detalle de Children dancing at a party, de Norman Rockwell. / DR

Ojalá

«Ojalá esta Navidad sea ruidosa y excitante, pero también algo previsible, con la felicidad que trae lo conocido»

Después de tanto esperar la normalidad, nos encontramos con que la normalidad, en realidad, no existe. O igual es que lo normal no es más que esta sucesión de nuevas incertidumbres. Ya sabemos que todo está fatal y que la guerra y que la factura de la luz y que el delito de secesión, pero hoy es 24 de diciembre y quiero desearles muchas de estas cosas que nos hacen, me hacen feliz.

Ojalá disfruten de una noche con personas que quieren. Esas personas que hace solo unos meses se congelaban en comedores con las ventanas abiertas y comían langostinos con aprensión porque había que quitarse la mascarilla un momentito y solo después de pelarlos.

Ojalá tengan un momento para ustedes mismos. Para lo que quieran. Sentarse a mirar lo bonito que ha quedado el árbol o dormitar con una comedia navideña de esas con ejecutivas estresadas que vuelven a su pueblo y se reencuentran con antiguos novios contratistas.

Ojalá vean la nieve o el mar o un bosque precioso, esos espacios que multiplican el oxígeno y minimizan los problemas y que tanto hemos echado de menos. Ojalá sientan alegría, despreocupación, cariño, ganas de reírse, de comer cosas nuevas y un poco absurdas, de brindar hasta con desconocidos. Ojalá esta Navidad sea ruidosa y excitante, pero también un poco previsible. Con la felicidad que nos traen las cosas familiares, conocidas, queridas, envueltas en el calor y la nostalgia.

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